60 años de la Academia Diplomática

Hace 60 años, un 18 de agosto de 1955, se fundó la Academia Diplomática del Perú Javier Pérez de Cuéllar, nombrada así en homenaje al peruano que ejerció la secretaría general de las Naciones Unidas. La fecha es clave, pues tras la creación de la ONU en 1945, el derecho internacional se encontraba en plena transición.

Desde ese año, los nuevos desafíos alcanzaron también el derecho del mar debido a las proclamas del presidente estadounidense Harry Truman sobre el lecho y subsuelo marinos. Dos años después, Chile y Perú lanzarían la tesis de las 200 millas marítimas.

Son notables los éxitos de la diplomacia peruana desde la fundación de la Academia. Entre ellos podemos mencionar la gravitante participación de sus profesionales en las Conferencias del Mar (Convemar) desde 1956 hasta 1982. Del mismo modo, en la década de 1990 se logró la paz definitiva con Ecuador (Acta de Brasilia de 1998) y se concluyeron los pendientes del Tratado de 1929 con Chile (Acta de Lima 1999).

En la década siguiente, el Perú sustanció la causa marítima contra Chile por medio del embajador Manuel Rodríguez Cuadros, quien logró que el país vecino reconociera su naturaleza jurídica (2004). A su turno, con el embajador José Antonio García Belaunde gozamos de un prolongado cancillerato de cinco años que se caracterizó por la estabilidad en la conducción de la política exterior y un manejo sutil e inteligente de la relación con Chile. Este se potenció con los cancilleres del presente Gobierno, que han obtenido logros importantes, como los gabinetes binacionales con Colombia y Bolivia.

El equipo peruano en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) fue magistralmente conducido por el embajador Allan Wagner Tizón, quien presentó nuestra demanda en 2008 y le dio al Perú la pausa y la serenidad que hacían falta en aquellos momentos. Su sobriedad y madurez nos hicieron sentir que estábamos en buenas manos y la sentencia de enero de 2014 confirmó dicha percepción: obtuvimos 50,000 kilómetros cuadrados de mar.

Hoy, la Academia Diplomática cumple 60 años y es un acierto que se encuentre bajo la dirección del embajador Wagner. Tras litigar seis años exitosamente en la CIJ, nos parece el profesional más idóneo para encabezar la reforma curricular que se aplica a sus programas para adecuarlos a los desafíos de estos tiempos de globalización, integración socioeconómica y paz.

El triunfo en La Haya, la primera vez que ganamos territorios (mar) en nuestra historia republicana, demuestra que la fundación de la Academia, hace 60 años, fue un acierto. Ojalá otras instituciones del país contasen con escuelas de calidad para formar sus cuadros. Así nuestras políticas de Estado serían una constante.

Publicado en El Peruano 1/9/2015

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