La Trampa de Piñera

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Se fue dejando una trampita

La Trampa de Piñera

Los últimos días he conversado con diversos analistas sobre el fallo de La Haya y lo mucho de bueno que significó para el país los 50.000 km2 de mar, el 9% de aumento de la pesca en la zona sur y la integración bilacional. Sin embargo, todas estas charlas condujeron al mismo punto muerto del triángulo terrestre: es la trampa de Piñera.

En realidad, la cuestión del susodicho triángulo de 3.7 hectáreas es anterior. Ya en 2001, la marina chilena colocó una caseta en el lugar para luego retirarla. En 2007 la metida de pata fue peor. Chile aprobó la ley “Arica Parinacota” mediante la cual intentó anexarse ese territorio. La consecuencia: en enero de 2008 los demandamos ante La Haya.  

Sin embargo, durante el litigio la relación con Chile fue excelente. En 2008 entró en vigencia el TLC y en abril de 2011 se inauguró la Alianza del Pacífico. Por otro lado, el 25 de marzo de 2014, dos meses después del Fallo, los responsables de Perú y Chile concluyeron el trazado de las coordenadas. La sentencia se ejecutó en tiempo record y echó por tierra nuestra desconfianza.

Pero el 27 de enero de 2014, horas después de anunciada la Sentencia, Sebastián Piñera hizo una lamentable declaración. Para distraer la atención de su país sobre la derrota en La Haya, afirmó una falsedad: que la Corte había fijado la frontera marítima en el Hito 1 y que, como consecuencia, el triángulo terrestre era chileno. En realidad, la Corte sentenció que el inicio de la frontera marítima es el punto de intersección de la paralela que pasa por el Hito 1 con la orilla del mar, no el Hito 1. 

Debido a esa inexactitud quedaba Piñera como “el patriota que no cedió territorios” y le dejó a Michelle Bachelet la carga de ser o no ser quien “ceda territorios al Perú”. En el imaginario, el efecto es devastador pues sienta la idea de que Perú y Chile tienen una nueva disputa: antes la Guerra del Pacífico, la cuestión de Tacna y Arica, los pendientes del Tratado del 29, el límite del mar y ahora el triángulo terrestre. Los chilenos le llamarán “irredentismo peruano”, los peruanos le llamaremos “expansionismo chileno”.

Esta es la trampa de Piñera. La pregunta que debemos respondernos peruanos y chilenos es si vamos a caer en ella y empañar la integración que con tanto esfuerzo hemos construido juntos los últimos años. Yo digo que no.  

Publicado hoy en Exitosa Diario

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