NICARAGUA: ni socialismo, ni democracia
Recientemente tuve la oportunidad de asistir a la conferencia de Edmundo Jarquín Calderón, ex embajador de Nicaragua y ex candidato a la vicepresidencia por el Partido Liberal Independiente, organizada por la comisión para la creación de la Facultad de Relaciones Internacionales de la PUCP. Jarquín es disidente del Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN), liderado casi cuatro décadas por Daniel Ortega, presidente de la nación centroamericana desde el 2006.
La disertación de Jarquín me deja la sensación de que un fenómeno latinoamericano que atraviesa siglos, décadas e ideologías no es otro más que el caudillismo providencial y que este es el verdadero enemigo de la democracia en la región, más allá de derechas e izquierdas sistémicas y de uno que otro que todavía cree en la lucha de clases, tal y como la plantearon Marx y Engels hace casi 200 años.
Nos contó Jarquín la historia latinoamericana en clave nicaragüense; es decir, la de un siglo XX en el que la dictadura pesó más que la democracia. Hasta 1979 gobernó Nicaragua la tiranía de los Somoza, luego siguieron diez años de revolución sandinista que, justo es decirlo, no pudo consolidarse, entre otras razones, debido a la subvención estadounidense de las fuerzas contrarrevolucionarias. Finalmente, en 1990 se abre el telón de la república liberal con el triunfo de la opositora Violeta Chamorro, lo que dio lugar a sucesivos gobiernos constitucionales hasta el 2006 en que Daniel Ortega gana las elecciones y vuelve al poder. Es entonces cuando el proceso de construcción democrática nicaragüense ingresa en un período de franco retroceso.
Jarquín añadió que Ortega se cuidó de mantener el manejo macroeconómico de corte librecambista y favorable a la inversión extranjera de los regímenes anteriores (que ha permitido, desde 1990, una considerable reducción de la pobreza en el país centroamericano). Asimismo, el líder del FSLN ha logrado ganarse el apoyo de la oligarquía nicaragüense, más preocupada por la estabilidad económica que por la institucionalidad democrática. En simultáneo, “el comandante Daniel” se sumó hábilmente al chavismo venezolano, lo que le depara alrededor de US$15.000 millones al año en subvención petrolífera. Con todo este respaldo, lo único que le faltaba a Ortega era cruzar el Rubicón que separa la democracia de la dictadura, y vaya que lo cruzó.
El autoritarismo sandinista, explicado detalladamente por Jarquín en su conferencia, se ha agudizado desde que el sandinismo retomó el poder el 10 de enero del 2007. Así, las elecciones municipales del 2008 fueron muy cuestionadas y anunciaron lo que sucedería en las presidenciales del 2011, donde Ortega obtuvo una nueva victoria, sin la observación electoral del Centro Carter, considerado parcial por el Consejo Supremo Electoral, y en medio de serias denuncias de fraude. Seguidamente, comenzó a aplicarse un plan para transformar su régimen en una dictadura de partido único cuyos resultados más notables hemos podido observar este 2016: se ha cancelado la personería jurídica de las agrupaciones opositoras PLI y PAC y, seguidamente, se ha destituido a los 28 representantes de la oposición en el Congreso.
Con todo lo dicho podemos añadir, sin temor a equivocarnos, que el sandinismo ganará las elecciones de este domingo 6 de noviembre porque Ortega corre prácticamente solo, o más bien, con su esposa Rosario Murillo, candidata a la vicepresidencia. De allí el alucinante eslogan de campaña: “Dios, el comandante Daniel y la compañera Rosario”. ¿Cómo una revolución socialista legitimada por haber derrocado la dictadura dinástica, familiar y autoritaria de los Somoza se convierte en la dictadura dinástica, familiar y autoritaria de los Ortega? Pobre América Latina, cuyos emprendimientos democráticos, ya sean de izquierda o de derecha, desembocan siempre en el caudillo providencial. El rey ha muerto, ¡viva el rey!
Publicado hoy en El Comercio
http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/nicaragua-ni-socialismo-ni-democracia-daniel-parodi-noticia-1943266
2 noviembre, 2016 at 10:42 pm
Después de un largo proceso de exigencia de elecciones con libre competencia y respeto a la ley, llegando a la cuenta regresiva y a unos días de las esperadas elecciones el pueblo y nosotros coincidimos que viviendo en un país libre, pretenden obligarnos a ser esclavos.
El proceso electoral en Nicaragua sin condiciones y con exclusiones, la permanecía del Magistrados Presidente en este Poder del Estado de manera permanete e inenterrumpida por 20 años Roberto Rivas, la No observación Nacional e internacional, la pareja de esposos que hoy es formula y formula “ganadora” segun todas las encuentras del Pais entre otras cosas, demuestran la falta de credibilidad del proceso electoral, la incertidumbre política y la masacre del Estado de derecho.
Debo aclarar que los empleados y funcionarios públicos estan obligado a votar hasta ocho veces, con pena de ser despedido sino lo hacen, los fiscales que estarán en las juntas receptoras de votos en su mayoría son del partido de gobierno, los Centros Electorales Municipales y los Centros Electorales Regionales, El centro de Computo Nacional son coordinados y dirigidos del partido de gobierno, los policías electorales obedecen y pertenecen al partido de Gobierno y Magistrado Presidente del Consejo Supremp Electoral Roberto Rivas hace buen rato atrás le vendió la dignidad a la pareja presidencial.
La abstencion y la nulida del voto, quizas no cambiaria la repartición de cargos públicos del partido de Gobierno, pero si mostraría la gran indignación del pueblo ante la cobardia de “competir” sin competncia, con sus propias reglas y comprando al arbitro , al juez y al competidos para no tener sorpresas como en los años noventas.
Tonto dinero ha llegado a amazar la familia presidencial que hasta se compraron un cardenal.
Nunca es más oscuro, como cuando va amanecer…!!
Dios bendiga a Nicaragua