VALIENTE AREQUIPEÑO
“Es discutible dicho popular que cuestiona voluntad combativa de Ciudad Blanca en la Guerra del Pacífico”.
La vieja cuarteta que dice “oh valiente arequipeño, que al pie del Misti naciste, cuando la Guerra con Chile, donde m te metiste” contiene una leyenda popular que solo manifiesta el desconocimiento que existe sobre un triste capítulo de la Guerra del 79.
Sobre el tema circulan relatos fantásticos. Uno dice que Arequipa fue tomada cuando los chilenos se dirigían hacia la capital del Perú con la intención de ocuparla. De ser cierta esta versión, la captura de la Ciudad Blanca se habría producido a fines de 1880, pues Lima cayó bajo el manto invasor el 17 de enero de 1881.
Además de inexacta, esta versión es absurda: Arequipa se ubica en la sierra sur y la expedición contra Lima fue marítima; carecía de todo sentido una excursión a la tierra de Mariano Melgar. La toma chilena de Arequipa se produjo el 28 de octubre de 1883, tres días después de que una algarada popular depusiese al gobierno de Lizardo Montero que se había instalado en esa plaza debido a la ocupación de Lima y la deportación a Chile del Presidente Francisco García-Calderón.
¿Por qué no resistió Arequipa?
La decisión de no presentar resistencia al invasor no fue ni de la ciudad de Arequipa, ni de sus habitantes sino del mando político-militar, encabezado por el Presidente Lizardo Montero, aunque no se trató de un acto de traición a la patria, ni cosa por el estilo.
La clave para comprender esta medida se remonta al 16 de mayo de 1882, cuando se reunieron en Oruro los mandos militares de la Alianza Perú-Boliviana para decidir qué hacer en el caso de una expedición chilena al sur del Perú. En esa ocasión, se trazó un plan de retirada a Puno para unir allí las fuerzas de los países aliados y resistir juntas al invasor. Esta estrategia explica por qué no se produjo en Arequipa una resistencia armada como la que sí ofreció Lima, el 13 y 15 de enero de 1881, en Chorrillos y Miraflores.
¿Por qué se levantó la población el 25 de octubre de 1883?
Un error fatal que cometió Lizardo Montero al aplicar el plan de retirada fue someter su decisión a consulta popular. Las campanas de la comuna arequipeña sonaron y a la población, reunida en cabildo abierto, se le preguntó ¿quieren la paz o quieren la guerra?
Mayoritariamente los arequipeños se pronunciaron por la guerra por lo que el Presidente les dijo que se dirijan a los cuarteles para ser armados, pero cuando el gentío lo hizo ya se estaba efectuando el plan de retirada y el armamento era conducido a la estación del ferrocarril para ser trasportado a Puno.
La gran contradicción entre la orden del Presidente y el desalojo de los cuarteles generó una gran revuelta popular. Entonces se dispersaron el ejército y la guardia nacional. El alcalde Diego Butrón, partidario de la paz, fue ejecutado por la turba y la Ciudad Blanca, ya acéfala de gobierno, fue ocupada por el ejército chileno tres días después.
A manera de conclusión
Alguien podrá decir que la población arequipeña de todos modos debió resistir al invasor. Pero esto es jalonear las cosas. Además, cuando sucede la ocupación chilena de Arequipa, el 28 de octubre de 1883, hacía una semana que se había firmado la paz de Ancón. En otras palabras, la guerra ya había terminado.
Hay mucho que investigar sobre la participación de Arequipa en la Guerra del Pacífico pero una premisa es innegable, cuando a los arequipeños les preguntaron si querían resistir al enemigo, ellos respondieron que sí.
Especial publicado en suplemento conmemorativo de los 475 años de fundación de la ciudad de Arequipa publicado en Diario El Comercio
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23 agosto, 2015 at 6:45 pm
Sería muy interesante que se explicará históricamente, porque se desconoce la actividad militar de resistencia después de la caída de Tacna y Arica, sí los chilenos atacaron Lima en 1881 usando la vía marítima, porque no abrieron un segundo frente en el sur, sí tenían hombres, armas, municiones y logística; puesto que Arequipa cae en Octubre de 1883 y Cáceres resiste en la sierra centro y norte entre 1881 y 1883. La sospecha histórica que se tiene, es que su clase dirigente estaba bastante cómoda y sólo cuando los chilenos voltean hacia ellos, después de la batalla de Huamachuco (10 de Julio de 1883), los chilenos quieren posesionar a Miguel Iglesias como presidente para obtener la paz que ellos querían, con cesión territorial, algo a lo que Cáceres se oponía y a pesar de la derrota quiere continuar la resistencia hasta lograr una paz con dignidad, sin ceder una pulgada de terreno. Allí Arequipa recién se da cuenta la necesidad de entrar en batalla (1883, 4 años de guerra ya habían pasado); sin embargo después de los fogonazos en las alturas de Huasacache, la ciudad se rindió, con 8000 hombres, armas, municiones y cañones, que bien pudieron ser utilizados por Cáceres, quién salva el honor de la nación, con su heroica resistencia en la sierra centro y norte y hubiera tenido éxito en su propósito, sí Arequipa lo hubiera apoyado. Una ciudad , tan rebelde con la república, tan exaltada para hacer rebeliones, famosa por sus montoneras, debe una explicación histórica a la nación, o ya nos olvidamos de la famosa expresión de Bolognesi sitiado en Arica, “apure Leiva” por la división que supuestamente vendría de Arequipa a reforzar el Ejército del Sur y que nunca llegó: Esperemos que algún día lo hagan, para que se deje de cantar la ignominiosa canción que empezó Ud. con su artículo, “Btravo hijo del Misti, en la guerra con Chile donde mierda te metiste”.
Saludos desde la heroica ciudad de Lima.
Walter Menchola Vásquez
Descendiente del Fusilero José Menchola de la Columna Constitución del Glorioso Monitor “Huáscar” y de Don Francisco Vera Arriaga Capitán del Batallón Chiclayo
23 agosto, 2015 at 8:59 pm
Creo que ya es suficiente discutir sobre la guerra sin contar con una version cuyas conclusiones se basen en un Interdisciplinario y exhaustivo estudio de gran aliento que logre concordancias y nos acerquemos al maximo a la verdad de los hechos.
Fuimos como las hienas cuando pierden o no tiene a la Hiena Lider ; nos matamos y herimos entre nosotros mismos,echandonos la culpa entre todos.
23 agosto, 2015 at 10:25 pm
La figura de Montero sosteniendo un gobierno absurdo en Arequipa, cuyo Consejo de Minitros discutía acerca de traer los cruceros”Diógenes y Sócrates” cuando no tenía posibiidad Wlde ocuparse realmente del tema,es patética. ¿El plan de Puno jamás se realizó y por el contrario los chilenos ocuparon Puno.Ningún buque de la Armada peruana debería llamerse “Montero”. En cuanto all pueblo arequipeño acostumbrado a tanta revuelta y revoluci´n como forma de participar en la vida políyica nacional, confundió lo nacional con lo internacional y que com revueltas se solucionan las cosas…
26 agosto, 2015 at 5:02 am
Un saludo amigos:
Cuenta la historia sobre cómo los arequipeños azuzados por el traidor de Piérola, se negaron a tomar sus armas en los cuartes en Arequipa, que había ordenado el Almirante Montero como General en Jefe de los Ejércitos del Sur… Otra vez el traidor de PIérola, como ya había ordenado a Leyva NO acudir con los 8 mil soldados que tenia como reservas en Arequipa, para las batallas del Alto de la Alianza y Arica. Ante las amenazas de linchamiento a Montero y su Estado Mayor, tuvieron que salir de madrugada en el tren a Puno.
Son patéticas algunas opiniones calificando de absurdos los intentos de patriotas peruanos por establecer un gobierno en Arequipa…¡Cualquier barbaridad con tal de seguir figurando como “piruanito uina jiente”… para ensuciar a héroes peruanos y disimular o disfrazar las barbaridades de la soldadezca chilena que aparedcen “feroces” ante un pueblo desarmado, como si no supiéramos que en 1866 vinieron COBARDES a pedirnos auxilio.
11 noviembre, 2015 at 4:53 pm
Estimados todos,
Hay un tema que están dejando de lado en esta historia de la nefasta guerra del siglo antepasado: el factor económico y los capitales ingleses en la sierra sur del Perú..
Es claro que el origen de la guerra nace en Londres por el tema de la explotación de nuestro salitre; fueron los capitales ingleses los que impulsaron a Chile a expandir su territorio.
¿Y esto qué tiene que ver con Arequipa?, pues sencillamente que en la sierra sur del Perú había importantes inversiones de empresarios ingleses, principalmente en el negocio de la lana, inversiones que hubiesen estado en peligro si es que la zona se convertía en escenario de batallas.
Este no es un tema de valentía ni de romanticismo; como todas las guerras, en el trasfondo hay factores económicos. Arequipa no sufrió los estragos de la guerra por tener como manto protector a los capitales ingleses.
Sí hay historias verídicas de valientes arequipeños que combatieron y murieron defendiendo la patria en batallas alejadas de Arequipa.
4 julio, 2016 at 9:28 am
Esta demás seguir preguntándonos, si los arequipeños hicieron algo o no, la historia escrita siempre nos a ocultado la verdad, el problema no fue la población si no la clase alta arequipeña, que cizañó y aprovecho todo lo que paso para no involucrarse en la guerra, lo que queda claro es que esta inacción acelero la caída del Perú y ellos fueron los menos perjudicados, pero si creo que el pasivo de la culpa la han heredado, por lo que le deben una disculpa al país, no vale escudarse en argucias históricas mal contadas.
13 julio, 2016 at 2:31 pm
Echan la culpa a Arequipa de las malas decisiones, que felizmente algunas menciona usted. Montero estuvo en Arequipa (la capital en ese momento) 14 meses, en ese lapso, la población mantuvo a las tropas peruanas y los militares, fundamental en la campaña del sur, con varios batallones de jóvenes y mantuvo al gobierno de Montero, más de una año. Al final sus “tácticas” de defensa retirando las tropas de Moquegua, permitiendo el avance por el sur y desarmando la Guardia Nacional, integrada por civiles arequipeños, fue tomado como un acto de traición generando el rechazo de la población, habiendo una rebelión y el caos en Arequipa, así Montero huyó. Eso es una retitada del ejercito y abandono del gobierno. Para cuando las autoridades entregan esa carta declarando Arequipa sin resistencia ya Iglesias había firmado el tratado de Ancón como dice usted hace una semana, que se había declarado el fin de la guerra. Más de un año tuvo Montero al mando del pais en Arequipa.
8 mayo, 2019 at 9:56 pm
Pies todo el Peru debe recordar que. A quien desmembraron no fue al Perú oligárquico limeño donde solo lima era peru y peru era lima sino tierras que en esa epoca pertenecían al DEPARTAMENTO de Arequipa , arica tarapaca tacna Moquegua eran arequipeñas. Y como siempre la corrupcion de un gobierno centralista solo pensó en sí , no se preocupó por la guerra hasta que vieron q azotada a lima igual como fue en años 80 con el terrorismo hasta que no hicieron explotar lima ,los peruanos, ( osea los limeños ) no les importaba lo que pasaba en el resto del pais, eso paso en la guerra con el pais delincuente de CHILE, arequipa la engañaron dejándola sin municiones ni armamento diciendo que todo estaba controlado en el norte y mintiendo a Cáceres, quien queria llegar a Arequipa para seguir desalojando a los chilenos hacia sur , diciéndole que arequipa habia caído cuando era mentira de la oligarquía limeña quien solo se preocupó en protegerse así misma.
29 junio, 2019 at 10:44 am
Valiente y viril cholo arequipeño que al pie del Misti naciste , cuando la guerra con Chile donde chucha te metiste. Refran limeño hecho por Luis Ramos, limeño que sus ancestros pagaron con sangre en Miraflores y San Juan los reductos en defensa de la patria.
24 octubre, 2023 at 6:45 am
En realidad, el refrán es un poco menos vulgar. Le dejo mi libro que narra los sucesos de Arequipa desde una mirada menos maniquea y nacionalista.
Saludos
DPR
1 agosto, 2019 at 8:10 pm
Acá les dejo unos párrafos de cartas de autoridades arequipeñas y relatos de historiadores chilenos, no tergiversemos la historia:
“La Municipalidad de Arequipa, interpretando el sentimiento del vecindario, se cree en el deber de suplicar a Vuestra Excelencia [el vicepresidente, contralmirante Montero], que, cualquiera que sea la línea de conducta que adopte en lo político y militar, por la aproximación del ejército chileno, procure evitar, en lo absoluto, todo combate, choque o resistencia dentro de esta ciudad [de Arequipa], que pongan en peligro a sus habitantes”.
Concejo Provincial de Arequipa
Junta General realizada el 24 de octubre de 1883 a las 2 de la tarde
Acuerdo aprobado por unanimidad en sesión extraordinaria
(Muñiz 1909, 441-442)
“Aquella parte de la sociedad [de Arequipa] que generalmente influye en las decisiones y en la voluntad de las mayorías, quería la paz, estaba en contra de la resistencia [a los invasores chilenos]. Y lo hacía sin espíritu de partido, sin odio ni pasión, sin tener para nada en cuenta el orden de cosas implantado por el señor general Iglesias; pues esto habría estado, al menos en la parte que nos correspondía, en contradicción con nuestros principios políticos”.
Rosendo Albino Zevallos
Concejal de la Municipalidad Provincial de Arequipa que el 29 de octubre de 1883 entregó deshonrosamente la Ciudad Blanca al enemigo chileno, sin combatir la invasión.
(Zevallos 1883, 18)
“Arequipa tenía hombres y armas para defenderse en buenas condiciones, y además poseía en los alrededores sitios inexpugnables. Lo que le faltaba era gobierno y espíritu de sacrificio. […] El ejército apena merecía ese nombre, y en el pueblo faltaba el espíritu de sacrificio”.
Gonzalo Bulnes
Historiador chileno
(Bulnes 1919, III: 534, 550)
“Lima, octubre 29, 1883
Lynch a Godoy:
Arequipa se rindió sin dar batalla. Iglesias proclamado en esta ciudad. Montero ha fugado”.
Patricio Lynch
Telegrama a Joaquín Godoy, embajador chileno en Estados Unidos
(United States Department of State 1884, 123)
“Bastó un amago serio en Huasacache y Puquina para que Arequipa se rindiera sin combatir y para que desapareciera el gobierno de Montero”.
Gonzalo Bulnes
Historiador chileno
(Bulnes 1919, III: 556)
“En los memorables dos años que con tanta oportunidad recuerda, pudo esta Legación [de Perú en Bolivia] trasladar a los departamentos del sur del Perú, poniendo a disposición del gobierno, ocho mil rifles, dos millones de municiones, una batería máxima de cañones Krupp, sables, mulas para las brigadas del ejército, más de cien mil varas de tela para uniformar a los soldados, y vestir a los guardias nacionales, calzado y hasta recursos pecuniarios en la cantidad en que éstos era posible obtenerlos del Gobierno aliado [de Bolivia]”.
Manuel María del Valle
Enviado extraordinario y ministro plenipotenciario del Perú en Bolivia
La Paz, 29 de octubre de 1883
Carta al abogado arequipeño Mariano Nicolás Valcárcel,
presidente del Consejo de Ministros y ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno Provisorio del Perú con sede en Arequipa
(Ahumada 1891, VIII: 364)
“[El 29 de octubre de 1883] Arequipa fue ocupada tranquilamente por nuestra fuerzas”.
Martiniano Urriola
Coronel del ejército chileno,
comandante en jefe de las fuerzas expedicionarias en el interior del Perú
(Lynch 1883, 526)
“A las 7:30 p. m. se hallaban ya nuestras tropas [chilenas] en los suburbios de Arequipa, y durante media hora se hacía alto a fin de formar la tropa en filas de a dos en fondo y permitir que la noche hubiera cerrado por completo. Nada menos que estas precauciones eran necesarias para que tan heroico pueblo [Arequipa] no pudiese contar, avergonzado, el escasísimo número de 1,300 hombres a que se habían rendido y que entraban [a la ciudad] ahora amos y señores”.
El Mercurio
Correspondencia desde Arequipa, 8 de noviembre de 1883
(Ahumada 1891, VIII: 376)
“De los catorce cañones recogidos hasta el 8 del presente [8 de noviembre de 1883] algunos estaban clavados, otros inutilizados por completo, y, especialmente a los Krupp, les faltaban los obturadores y las roscas, cuyas piezas no ha sido posible recuperar hasta la fecha.
Fuera de estos catorce cañones, había no menos de cinco de grueso calibre montados en diversos puntos de la ciudad, y este total de diecinueve piezas de artillería, superior al que traía nuestro ejército [chileno], demuestra cuán eficaz hubiera podido ser la resistencia de los arequipeños.
A este respetable número de cañones deben agregarse las siete ametralladoras con que también contaba el enemigo. […] En su mayor parte eran, según parece, de sistema Gatling…”
El Mercurio
Correspondencia desde Arequipa, 8 de noviembre de 1883
(Ahumada 1891, VIII: 376)
“La campaña de Arequipa no costó la vida a un solo soldado chileno. Montero, como lo preveía [el presidente chileno] Santa María, fue arrojado del proscenio por su propio público”.
Gonzalo Bulnes
Historiador chileno
(Bulnes 1919, III: 538)
“Los vergonzosos sucesos de Arequipa […] a nadie sorprendieron porque con anticipación se sabía que no se haría ninguna resistencia y que los chilenos entrarían a esa ciudad sin disparar un tiro, como se verificó”.
Pedro Manuel Rodríguez
Secretario de Gobierno del general Andrés Avelino Cáceres
Daniel de los Heros
Secretario de Economía del gobierno del general Andrés Avelino Cáceres
(Rodríguez y de los Heros 1886, 57)
“Al hablar de las actas de adhesión hechas por los pueblos [de Castilla, Camaná y La Unión] en reconocimiento del gobierno del señor general Miguel Iglesias, debo hacer constar un hecho de alguna significación política que debe quedar establecido para los fines que convenga. Como era natural, el pueblo de Arequipa fue el primero que formuló un acta declarando el reconocimiento del gobierno [del señor general Miguel Iglesias] establecido en la capital [de la república], la que empezó a suscribirse por muchos ciudadanos en la misma Casa Consistorial, y que el Concejo no tuvo a bien firmar, pero sí quiso autorizar con su intervención oficial”.
Armando de la Fuente
Alcalde del Concejo Provincial de Arequipa
31 de diciembre de 1883
(Ahumada 1891, VIII: 387-391)
24 octubre, 2023 at 6:43 am
En mi libro, La Laguna de los Villanos establezco la diferente postura del municipio arequipeño frente al de la población convocada a cabildo abierto que manifestó la voluntad de combatir. está narrado todo el suceso basado en documentos. Nadie tergiverdsa nada. El tema es si puede achacársele a toda una colectividad la decisión política de la Alianza Perú-Boliviana de retirarse a Puno para resistir desde allí, y la voluntad del Municipio más representativo del sentir de las élites. Le dejo link de mi libro.
Saludos
Historiador Daniel Parodi R.
https://repositorio.pucp.edu.pe/index/handle/123456789/181764