SOLIDARIDAD TOTAL CON CHARLIE

Morir en París, con aguacero

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso 
estos versos, los húmeros me he puesto 
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto, 
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo

 

4 claves para comprender una masacre

 Quizá el Claro de Luna de Beethoven pueda endulzarnos la triste noche parísina del jueves 8 de enero, luego de que doce personas perdiesen la vida por cometer el delito de expresarse. Triste noche, aún más si es parisina, aún más si son las mismas calles que en décadas y siglos pasados derramaron, tantas veces, tanta sangre por la libertad que anoche fue asesinada.

1. Pluralismo y libertad

Por ello, quiero comenzar esta reflexión hablando de la libertad, de la misma que consagraron los derechos del hombre y del ciudadano de 1789 y que presuponen que todos los seres humanos son iguales ante la ley, la que les otorga una serie de derechos como el de expresar y difundir libremente sus ideas. A este concepto general quisiera agregarle el de la soberanía de los estados, en un esfuerzo de respeto a los consensos de cada sociedad y de sus acervos culturales.

La libertad (o las libertades), como nosotros la entendemos, puede resultar absolutamente transgresora a la sombra de otras cosmovisiones o creencias que pudiesen anteponer algún tipo de bien general sobre el individual –como los casos del socialismo o el fascismo- o de espacios públicos no laicos, en los que, para hacerlo sencillo, la política no se haya separado de la religión. Este es el caso de varios de los países de mayoría musulmana y es por eso que en el párrafo anterior aludí la soberanía de los estados pues el fundamentalismo islámico (que no es todo el Islam) parece pretenderse un paradigma universal y supraestatal que aplica el terror sin importarle siquiera si en el país víctima de su violencia la legislación ampara sus dogmas. Claramente, Francia es un estado laico y los editores de Charlie Hebdo simplemente ejercieron el consenso de su sociedad y que su Constitución consagra.

2. Fundamentalismo islámico

En mis redes sociales un destacado comentarista señaló una realidad. La mencionada revista satírica parisina no sólo publica caricaturas que pudiesen resultar ofensivas al Islam o sus seguidores. Hace lo mismo con los íconos católicos y con todos y todo lo que, finalmente, se les da en su más regalada gana. Apuntó el comentarista que, sin embargo, ningún grupo católico radical ha perpetrado un atentado en contra del semanario, no se teme tampoco que lo haga sencillamente porque no existen grupos fundamentalistas católicos que practiquen la violencia terrorista, la Inquisición y la cacería de brujas son de varios siglos atrás.

Esta es una razón que me lleva a sostener la idea de que sí existen elementos en la religión islámica cuyos adeptos pueden interpretar como llamados violentos a luchar contra aquellos a quienes se considera infieles, impíos o enemigos de su religión. Sí existe, finalmente, un concepto de Yihad que algunos traducen como la perseverancia en el camino hacia Dios pero que otros interpretan como el deber de combatir a los infieles donde estén.

 PORTADA DE CHARLIE  OFRENSIVA CONTRA ÍCONOS CATÓLICOS NO AMERITÓ RESPUESTA TERRORISTA

 

Es verdad que no son la mayoría de musulmanes quienes usan la violencia pero también lo es que no existe en el Islam una institución equiparable a la ICAR u otras iglesias cristianas que pudiesen establecer un deslinde claro de la violencia y de las interpretaciones violentas que algunos feligreses hacen del Corán o de las enseñanzas del profeta Mahoma. En todo caso, es una realidad tangible que sus esfuerzos no han surtido efecto o no han sido suficientes.

En tal sentido, es cierto que no puede decirse que todo el Islam avale o participe de estas barbaries pero tampoco podemos eximirlo por completo de cierta responsabilidad general o política, por citar un término que pudiese resultar funcional al caso que analizamos.

La Francia Musulmana

Recuerdo que hace 30 años en Lima, un profesor de matemáticas de nacionalidad francesa, ya algo mayor, le dijo lo siguiente a una señora que quería contratarlo: “ces algeriens, ils sont par tout” (estos argelinos están por todas partes). La señora resultó la esposa del embajador de Argelia en el Perú, lo mandó a rodar y, comprensiblemente, se retiró indignada. La anécdota que refiero alude una antigua migración musulmana a Francia que se ha producido durante todo el siglo XX y que se hizo mucho más intensa tras la independencia de sus colonias africanas, como la de Argelia en 1962.

Ante esta compleja situación, Francia mantiene un discurso de acogida, de humanismo y de libertades pero, más allá de las palabras, en el último medio siglo no se ha forjado una Francia mestiza y de todos. Más bien, es remarcable el fuerte antagonismo que separa a los nativos de varias generaciones con aquellos descendientes de migrantes musulmanes y practicantes de esta religión.

La situación descrita se expresó con nitidez en la recordada quema de miles de vehículos en 2005, que se desencadenó tras la muerte de dos jóvenes musulmanes cuando escapaban de la policía. Así pues, la “terre de la liberté” parece estar lejos de resolver la medular cuestión de incorporar a su nación a islamistas que ya se cuentan por millones y que son ciudadanos franceses con plenos derechos. Estos perciben que son discriminados y que no acceden a las mismas posibilidades de desarrollo, estudios, empleo. A su turno, los franceses laicos o cristianos perciben que sus pares musulmanes son quienes prefieren mantenerse al margen y no integrarse del todo en la sociedad y/o que intentan formar una nación dentro de otra.

Israel y palestina

El telón de fondo de estos problemas (porque son varias las problemáticas que estoy analizando en esta nota) es el conflicto Palestino-israelí. Es el telón de fondo porque (más allá de la invasión musulmana a Europa en los siglos VII y VIII d.C. y de las cruzadas cristianas al oriente islámico entre los siglos XI y XIII d.C.) explica que hoy el mundo musulmán vea a Occidente como a un oponente.

Como recordamos, el Estado de Israel fue fundado en 1948 sobre un territorio que para el pueblo judío representa Canaan, la Tierra Santa de Moisés, pero que a mediados del siglo XX ocupaba la nación palestina (mayoría islámica, minoría cristiana) sin que tuviese responsabilidad alguna en las diásporas organizadas por el Imperio romano, apenas iniciada la era cristiana, y que arrojaron como resultado la expulsión de los judíos de esos territorios. Es así que desde 1948 a la fecha, el abierto apoyo de las potencias occidentales a los intereses de Israel en el Cercano Oriente es motivo constante para la indignación musulmana, lo que funge de inagotable combustible para las facciones radicales del Islam.

A manera de conclusión: un capítulo más

Quizá compitan en espectacularidad, drama o impacto mediático los atentados a las torres gemelas, la estación de Atocha en Madrid, el Metro de Londres y ahora CHARLIE HEBDO de París: todos son deplorables, pero el problema sigue siendo el mismo. Claro que los franceses, como los ingleses y los peruanos tenemos todo el derecho de decir lo que se nos venga en gana sin obtener a cambio ni sanción penal ni mucho menos la violencia terrorista.

Pero también debemos comprender que en el mundo contemporáneo existen problemas globales que requieren soluciones globales. Al terrorismo ni un milímetro, la guerra sin cuartel, pero el problema no va terminar si no se atacan las profundas causas que lo generan y aquí hay una tarea que deberían compartir Occidente con el mundo musulmán si en nombre de Yahvé y Alá le queremos dar la paz al mundo.

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