LA LEY DE MYPES DE 2008 PERSEGUÍA UNA FINALIDAD MÁS ALTRUISTA

CRUZANDO SALAVERRY

Para entender la ley de Mypes y compararla con la actual

Al costado del cruce entre Salaverry y Pershing, en la esquina que ya le corresponde al distrito limeño de Jesús María, hay un pasaje con cuatro bodegas, dos peluquerías, dos lavanderías, un señor que repara artefactos eléctricos y una señora que es costurera. Esas bodegas cuentan con servicio delivery y atienden hasta los domingos.  

A veces los llamo para hacerles pedidos diversos: fideos, agua, jabón, lo que haga falta, en realidad es un gran servicio, creo que somos el único país del mundo que lo tiene, ve tú a Europa a ver qué bodega, que en muchos casos ya ni existen, te lleva las cosas a tu casa, solo existen grandes cadenas y mejor guarda pan para el domingo.

Alberto es el nombre de un señor de unos sesenta años que hace el delivery en una de esas bodeguitas; le pregunté si era pariente de los dueños y me dijo que no, que él trabaja nomás; que hace los mandados; le pregunté cuánto gana, poco me dijo, casi propinas; le pregunté si firmaba planillas, si tenía beneficios y seguro; nada me dijo, así nomás trabajo.

Es para combatir situaciones como esta que el 2008 el gobierno de Alan García aprobó la ley de MYPES pensada para empresas de menos de 10 trabajadores que realmente no podían pagarles todos sus beneficios. No pensemos sólo en las bodegas (algunas ganan mucho dinero y abusan de sus empleados), pensemos si esa costurera tiene una ayudante; o en un textilero joven de Gamarra, que ajustadamente ha comprado dos máquinas y que opera una él y para la otra requiere la asistencia de otro trabajador. Porque como esos hay cientos de miles de casos en el Perú que constituyen el gran porcentaje del trabajo informal. Por cierto, la ley de MYPES de 2008 no establece ninguna reducción de beneficios en base a la edad del trabajador.

Muy diferente es el caso de Kentucky Fried Ckicken, o de las azucareras de los grupos Gloria y Wong en el norte del Perú, o de las mineras formales que operan en el país (mucho peor son las informales por supuesto). Y es que la ley recientemente aprobada, y que reduce los beneficios laborales a los jóvenes entre 18 y 24 años, no está pensada para Alberto, el mandadero de la bodega del cruce de Salaverry y Pershing que ya pasó los sesenta, ni para el operario del mini-empresario textil. De hecho, todos ellos ya cuentan con la ley de las MYPES, ellos no necesitan esta nueva ley para formalizarse, lo que necesitan es la fiscalización del Ministerio de Trabajo para que la ley se cumpla.

No, no es así. La nueva ley está pensada para que Kentucky y Wong contraten jóvenes baratos, para que reduzcan costos y aumenten sus ganancias. Quien sabe y la causa sea racional. Talvez el frenazo del país requiera aumentar la capitalización de la gran empresa para promover una mayor reinversión y mover la economía. Pero de ser el caso es justo que le hablen con sinceridad al país y que se lo consulten previamente.

Mientras tanto, los jóvenes han convocado otra movilización para hoy lunes y el ruido e inestabilidad políticos ensombrecen el horizonte económico del 2015. El gobierno debería pensárselo bien y adoptar, mejor, una postura sensata de transición democrática, que el momento de la gran transformación se le pasó hace rato.

Publicado en Diario La República el 22 de diciembre de 2014

http://www.larepublica.pe/columnistas/palabras-esdrujulas/para-entender-la-ley-de-mypes-22-12-2014

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