Candidatura de Ana Jara sería positiva para la institucionalidad del país
¿ANA JARA CANDIDATA?
La promesa de la no postulación de Nadine Heredia a la Presidencia en 2016 y el dato de que la candidata del oficialismo podría ser la actual Premier Ana Jara están entre las noticias más importantes en los días previos a la presentación del nuevo gabinete ante el Congreso. Aquel busca un probable pero complicado voto de confianza por lo que muchos entienden que estas noticias solo tratan de asegurar que el flamante Consejo de Ministros pase el examen. Más allá de que estos anuncios pudiesen estar condicionados por la coyuntura política, sería realmente importante para el país que se hiciesen realidad. Paso a desarrollar dos razones:
1.- Resolver la no postulación a la presidencia de Nadine Heredia disminuirá considerablemente el ruido político en los dos años que le quedan al nacionalismo en el gobierno y generará un mejor ambiente para los recientemente anunciados proyectos de inversión en minería, comunicaciones y otras áreas. En la actual gestión presidencial, la entrada de capitales frescos a la economía ha demorado bastante pero finalmente ya se está implementando y mucho mejor si el suelo de la política está parejo.
2.- De concretarse, la candidatura presidencial de Ana Jara sería una buena noticia. Significaría un importante gesto en contra de nuestra cultura política caudillista, la que explica situaciones más bien inexplicables: ¿por qué Perú Posible no presentó candidato en 2006 luego de un gobierno más que aceptable? ¿Por qué no lo hizo el APRA en 2011, en circunstancias aún mejores?, en suma ¿por qué asociar el desempeño electoral de los partidos políticos a la postulación de un único líder-candidato?
En notas anteriores he señalado cómo en el Perú se vota por Alan, Keiko o PPK en lugar que por partidos políticos. Es por eso que la candidatura de Jara en 2016 estaría mostrando cómo una agrupación desafía la caudillo-dependencia y utiliza otra carta electoral. Probablemente no le alcance para una segunda vuelta –tal vez sí- pero si el nacionalismo quiere consolidarse como partido de alcance nacional, la postulación de la actual Premier podría asegurarle una bancada interesante en el próximo congreso, tanto como la promoción interna de nuevos liderazgos.
Muestra de lo que digo es el caso del PSOE español, desde la primera presidencia de Felipe Gonzáles. A este le sucedió en el mando José Luis Rodríguez Zapatero y luego Alfredo Pérez Rubalcaba. Es decir, PSOE no se ha aferrado a un único líder providencial. Al respecto, el Perú cuenta con algunos casos muy puntuales y discutibles. Por ejemplo, en 2001 Martha Chávez aglutinó los restos del fujimorismo tras su aparatosa caída y obtuvo 7% de los sufragios. Sin embargo, en aquella oportunidad Keiko Fujimori obtuvo una abrumadora votación congresal que la catapultó al liderazgo de su movimiento, situación que podría repetirse en 2016 entre Ana Jara y Nadine Heredia, si esta última aceptase encabezar la lista parlamentaria del nacionalismo para Lima.
Superar la dependencia de caudillos cuasi mesiánicos es el primer paso para el fortalecimiento de los partidos políticos; fortalecimiento que hoy, súbitamente, todos promueven, incluso un sector de nuestra politología que se la pasó años diciendo que la democracia podía construirse sin ellos. Es obvio que la multiplicación de la oferta de liderazgos en los partidos no soluciona todos los problemas; sin embargo, quebrar la tradición del caudillo-providencial es fundamental si perseguimos el proyecto de modernizar nuestra democracia. Esperemos el 2015 que finalmente develará la posición del nacionalismo de cara a las presidenciales del 2016.
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