Combinado Peruano-Chileno emn París, 1933, ejemplo temprano de integración
Antes del fallo, una catársis
Horas antes del fallo se me vienen a la cabeza las razones y sinrazones de lo que he defendido todos estos años, lo que unos han encontrado coherente pero otros contradictorio. Por eso necesito una catarsis pero ordenada, entonces la he dividido en 4 partes:
1. Estos años he defendido la posición jurídica del Perú en la CIJ partiendo de la premisa de la evidente inequidad de la situación que, de hecho, existe, en la que Chile obtiene 200 millas de espacio marítimo desde el inicio de sus costas. Al contrario, el Perú, se encuentra confinado a una costa casi seca en Tacna la que se va ampliando paulatinamente y alcanza las 200 millas apenas en Puerto San Juan: ¡recién en el departamento de Ica!
2. Al mismo tiempo que he defendido la posición del Perú en la Haya, he defendido la integración con Chile, la que encuentro imprescindible para el desarrollo material de nuestros pueblos. He apostado por el TLC con Chile y también por la Alianza del Pacífico, este último como único foro que puede permitirnos concurrir a la globalización con medianas posibilidades de éxito y en contrapeso a la influencia de Brasil en la región. Por eso no puedo más que felicitarme del éxito obtenido con la política de cuerdas separadas aplicada por el Perú durante el proceso ante la CIJ, la que, no obstante, debe dar lugar a otra mucho más integral tan pronto tengamos sentencia y la implementemos de buena fe.
3. En tanto que historiador, he defendido la postura de cambiar de mirada ante el pasado y rescatar eventos positivos de la historia bilateral, los que son muchos y se encuentran “a la sombra de la Guerra del Pacífico” el que pareciera el único acontecimiento que nos vinculó en el pasado. Por ello he sacado a la luz otros temas como el apoyo de Bernardo O´Higgins a la Independencia del Perú o la presencia de la procesión del Señor de los Milagros en Chile, gracias a los miles de migrantes peruanos que habitan en el país del sur. En este esfuerzo, debo admirarme de haber contado con el apoyo invalorable de decenas de historiadores de ambos países con quienes hemos publicado Las historias que nos unen, como un testimonio y mensaje de paz hacia nuestros pueblos que proviene desde la historia, como una voz que viene del pasado.
4. También como historiador, he propugnado y propugno la realización de un proceso de reconciliación entre el Perú y Chile respecto de la Guerra del Pacífico para cerrar la herida que esta ha dejado en la sociedad peruana. No soy de los que promueve el olvido, ni el borrón y cuenta nueva. Más bien, pienso que de manera oficial ambos estados deberían conversar con madurez de lo que nos pasó hace 135 años porque nuestras sociedades, principalmente la peruana que fue víctima de la agresión, espera gestos de la contraparte que permitan vernos con nuestros nuevos rostros del siglo XXI, distintos a los del siglo XIX.
Esta es mi catarsis antes del fallo, la que no puedo terminar sino implorando a las autoridades de ambos países para que cumplan con sus sociedades la alta responsabilidad política de consolidar el cambio de mirada que la integración entre nuestras dos sociedades ya está esbozando. Por eso, un fallo acatado de buena fe, y ejecutado en un plazo breve y razonable, debe mostrar los contornos definitivos de nuestras caras de hoy. Estas serán las de 2014, las de 4 o 5 generaciones después y serán las sonrisas de los niños del presente y los hombres y mujeres del futuro, peruanos y chilenos, orgullosos porque supieron recordar el pasado sin confundirlo con el presente y lograron desarrollar sus sociedades para beneficio mutuo. Los políticos tienen la palabra, ¡que el pasado no le gane al futuro!
Daniel Parodi Revoredo
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