1954

 “PRIMERO: Establécese una Zona Especial, a partir de las 12 millas marinas de la costa, de 10 millas marinas de ancho a cada lado del paralelo que constituye el límite marítimo entre los dos países.

 CONVENIO SOBRE ZONA ESPECIAL FRONTERIZA MARÍTIMA. Lima –                                                                    Perú, 4 de diciembre de 1954″

55.000 km2 ganados

Finalmente se bajó el telón y el nuevo escenario que se abre a nuestros ojos es que el Perú pasará a administrar 50.000 km2 que hasta ayer no administraba ¿es una victoria? Claro que lo es y no solo por los espacios marítimos obtenidos, sino por haber mantenido una política de estado desde el año 1986 en adelante y el proceso dentro de sus cauces todo este tiempo, evitando así su descarrilamiento.

De hecho, uno de los grandes logros del equipo peruano que defendió nuestra posición ante la Corte Internacional de Justicia fue establecer que la declaración de Santiago de 1952 no era un tratado de límites y así desbaratar la columna vertebral de la posición chilena. La tarea no fue fácil, ayudó a consolidarla el acuerdo limítrofe suscrito entre Perú y Ecuador en 2011, vía intercambio de notas, que dejó sin piso a Chile pues la firma ecuatoriana le quitó a la susodicha Declaración el carácter que Chile pretendía darle: si hubo tratado de límites marítimo en 2011, entonces no lo hubo en 1952.

Sin embargo, poco pudo hacerse frente al Convenio sobre Zona Especial Fronteriza   Marítima firmado entre los tres países en 1954 y cuyo título, per se, ya resultaba  complicado para nuestra posición, aún más lo era su capítulo primero que he copiado en el epígrafe de este artículo. Ciertamente, es en base a aquel texto que la CIJ consideró que sí había un “límite marítimo tácito” entre el Perú y Chile que seguía la línea del paralelo, aunque consideró que ésta línea no debía prolongarse hasta las 200 millas, sino sólo hasta las 80 millas, luego de las cuales se adjudicó al Perú la línea la equidistante que demandaba. Es por eso que nuestro país ha obtenido de la sentencia 21,000 km2 del triángulo interno y, además, los 28,000 Km2 del triángulo externo; es decir, 50.000 km2 de los 66.000 en disputa.

Sin embargo, no todo es un jardín de rosas pues el mayor volumen de peces y especies marinas que habitan las aguas en disputa habita en la zona cercana a la costa que es la que Chile ha mantenido en su poder por lo que cabe preguntarse ¿qué pasó en 1954? ¿por qué se firmó un convenio adverso a los intereses del Perú?. En realidad, es fácil ser general sesenta años después de la batalla; por eso, lo que debemos comprender es que la década de 1950 constituye la prehistoria del moderno derecho del mar que se instituyó con CONVEMAR desde 1982. Hace sesenta años, la preocupación de Perú, Chile y Ecuador era la preservación de las especies marinas de la depredación de poderosas y voraces flotas internacionales y, en ese contexto, es verdad que de algún modo aceptamos el paralelo como una referencia fronteriza provisional, la misma que se expresó en el susodicho convenio de 1954, tanto como en la práctica de los Estados. De todos estos hechos se desprende que la victoria en la Haya, aunque clara, no haya resultado tan categórica y que 80 millas de paralelo para Chile pudiese sonarnos a mucho.

Sin embargo, he dicho en reiteradas oportunidades que el éxito del Perú en la Haya no sólo radica en el fallo sino también en mantener una política de estado en el tiempo, cerrar las fronteras con Chile y promover la integración. A todo ello sumémosle 50.000 km2 de mar y veremos como el resultado es estupendo.

p.d. Del Hito les hablo en una próxima oportunidad.

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