ELECCIONES INTERNAS: ¿Una Solución?
Daniel Parodi Revoredo
El congreso podría mejorar con elecciones internas
Actualmente los candidatos al parlamento nacional obtienen un cupo en las listas de sus movimientos básicamente comprándolo con un sustantivo aporte a la campaña presidencial, o como resultado de la repartija de una cúpula interesada. De ello se desprende la poca competencia y nivel de nuestros congresistas, tanto como la cotidianidad de elegir autoridades en base a componendas políticas, criterio que se superpone al de la probidad o calificación para el cargo. Esto es lo que ha sucedido en la controvertida elección de los miembros del Tribunal Constitucional y de la titular de la Defensoría del Pueblo
El resultado de este pérfido círculo vicioso es devastador para la democracia, pues de esta manera las instituciones cuya finalidad es la preservación del orden constitucional y de la independencia de los poderes están expuestas al vapuleo que hemos contemplado perplejos el pasado miércoles 17 de julio. Una alternativa para revertir esta situación es fortalecer la capacidad decisoria de la ciudadanía depositando en las militancias partidarias la responsabilidad de elegir sus listas parlamentarias, mediante votación directa.
Para realizar la transferencia que planteo es preciso perfeccionar la actual ley de partidos que permite a sus cúpulas optar por otras modalidades de elección, las que han desvirtuado nuestro sistema de representación parlamentaria. Por ello, mi propuesta es que
A mi preocupa mucho el desarrollo de una atmósfera de ingobernabilidad si no se realizan correctivos que apunten hacia el fortalecimiento de la institucionalidad política. Encuentro por ello necesario prevenir un escenario similar al de 1990 en el que, ante el desprestigio de la clase política, el hoy sentenciado Alberto Fujimori encontró la oportunidad de hacerse con el aparato estatal.
No es fácil predecir lo que pasará en un país como el nuestro que decide sus preferencias semanas o hasta días antes de las elecciones y que, ante la ausencia de partidos políticos importantes, ve migrar “golondrinamente” su electorado hacia el candidato que mejor sintoniza con la percepción del momento. Esta claro, además, que una auténtica transformación de la política peruana sólo puede ser el resultado de una revolución educativa continuada por varios gobiernos consecutivos y que priorice la formación de ciudadanos con altos valores democráticos.
Mientras tanto, los indignados que hoy ya se manifiestan reclaman legitimidad, seriedad y respeto a las instituciones tutelares y a la fecha no existe ninguna oferta política compatible con una demanda que crece día a día. Partidarizar, institucionalizar, darle a la ciudadanía la responsabilidad de elegir los candidatos de sus agrupaciones, he ahí el camino de la modernidad política y de la democracia.
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