Más lejos que nunca
Sin embargo, debo señalar también que al interior del PAP, partido en el que milito, se debatió largamente esta temática durante todo el año anterior y se levantaron importantes voces disidentes a la revocación como la del emblemático líder Carlos Roca y del dirigente nacional Fernando Arias. Asimismo, la cuestión se consultó al nivel de las bases, tan es así que yo mismo fui convocado por la mía a una sesión a la que no pude asistir y que se pronunció en favor del sí. La misma postura la adoptó la mayoría de bases distritales de Lima y de ese consenso democrático, que me consta, el APRA definió su posición.
Más allá de mis observaciones a la revocación, expuestas al principio de esta nota, encuentro coherente la decisión tomada por el Partido del Pueblo. Me resulta evidente la persecución que ha sufrido la actual MLM desde que inició labores –en algunos casos impulsada por gruesos errores de gestión-; pero también me queda claro el ninguneo sistemático del que fueron objeto apristas y castañedistas por parte de FS, detractora del tren eléctrico, del Cristo del “gordo vago”, de los hospitales de la solidaridad etc.
Para el caso del APRA y la izquierda, la actual puesta en escena recrea una antigua rivalidad en dónde la segunda cuestiona a la primera desde todos los ángulos: el político, el ideológico, el académico y el moral. La razón, que el APRA de los sesentas no lideró la lucha revolucionaria por la dictadura del proletariado, como aquella hubiese deseado. Ya he cuestionado, y seguiré cuestionando, la acusación de traición ideológica que pesa sobre Víctor Raúl Haya de la Torre y su movimiento; para nuestro actual interés, de ella se desprende el desdén histórico a la obra del político más preclaro y brillante del siglo veinte peruano, y a su partido.
Puerto a tierra- y sumándole el sambenito por su olvidable primer gobierno – se trata a los apristas como a una suerte de categoría sub-humana, moralmente inferior, y es así como se les refiere cotidianamente en las redes sociales y demás espacios donde se discute la política nacional. Ciertamente, la razón de apoyar la revocatoria debería partir de la evaluación de la eficiencia de la gestión municipal, pero no es dable pensar que los factores que he referido no influyen en la decisión de los electores más ideologizados del medio: apristas e izquierdistas.
Mucho queda por hacer en nuestro país, mucho por reconciliar y mucho –lo he dicho tantas veces- por tender puentes y hacer de la nuestra una política menos pantagruélica, tribal y des-institucionalizada. Pero aquí cada quien tiene que hacer su mea culpa, para empezar, quienes afrontan una consulta popular con el escenario cuesta arriba, lo que no se explica, simplemente, en la trama de un círculo macabro.
12 febrero, 2013 at 12:33 pm
La razón que alienta la revocatoria es solo una : MEZQUINDAD. Parte de aquella es el cálculo político y el elemento más lejano y débil es la gestión poco brillante del equipo Vlillarán.
Sin embargo, ya el solo hecho de haberse logrado revolver el gobierno de la metrópoli es bastante. Revocar la actual gestión municipal sería consagrar la negación, alentar el revanchismo de los perdedores de ayer y estimular las disconductas de los derrotados de mañana. La REVOCATORIA NO PASARÁ , por la miopía de sus objetivos y la falta de argumentación consistente. Por ello me dispongo a votar por el NO y así lo hago saber por considerarlo un deber moral al que tengo que responder con dignidad por los muchos años de lucha que tengo en mi vida.
NO PASARAN, NO PASARAN LOS QUE A LIMA QUIEREN USAR.
12 febrero, 2013 at 1:43 pm
Me pregunto a que clase de "coherencia" se refiere el artículo.
¿Política "pantagruélica"? El término es sinónimo de "exagerado, excesivo, desmesurado". No me queda claro exactamente qué se quiso decir. Si fue "primitiva" o "primaria", entonces estoy de acuerdo.
De lo que estoy seguro es que Haya de la Torre repudiaría la política mezquina y carroñera que practican los epígonos.
Haya servía al APRA; Alan García se sirve del APRA. Ahora el inescrupuloso pretende volver a Palacio el 2016 sin importarle perjudicar a Lima.
15 febrero, 2013 at 9:51 pm
El APRA ha asumido el clamor popular. Porque es el pueblo el que esta por el SI, y eso no se le perdona.
Hay un sector de la poblacion que aun no procesa porque algunos muertos en masacres tienen derechos humanos y otros no.
Es bueno que el APRA este con el pueblo, aun arriesgandose de ser denigrado por los intelectuales que dictan lo que debe ser lo politicamente corecto.
18 febrero, 2013 at 11:13 am
La revocatoria es una necesidad política para el PAP. Parafraseando a Peckinpha podemos decir : "Tráiganme la cabeza de Susana Villarán". Al Partido le urge reinstalarse en el imaginario popular y no está para paños tibios. Términos como mezquino, oblicuo, aprorístico etc. están fuera de la estrategia del momento.
Pero Susana realmente es bastante incapaz, viive una permanente exaltación vacua y no es precisamente amiga del Partido.
19 febrero, 2013 at 5:01 pm
Creo que hay muchas mejores maneras de reinstalarse en el imaginario popular como se expresa en la desazón de los dos primeros comentarios que también vienen de voces apristas.
De hecho, interrumpir una gestión municipal por esa razón me parece deplorable.
Por eso prefiero quedarme con los argumentos de la mala gestión y el soberbio antiaprismo de los inicios de la gestión villaranista que son los que menciono en mi artículo y me parecen más sensatos. .
Reinstalarse en el imaginario popular debe partir de releer la ideología aprista con ojos del siglo XXI y salir a las calles a pregonarla educanco y difundiendo.
19 febrero, 2013 at 6:35 pm
Respuesta a Raúl:
Que el pueblo esté a favor del SÏ es relativo. Al leer en "Hildebrandt en sus trece" las entrevistas a hombres y mujeres de sectores populares se aprecia que en estos lo emocional prima sobre lo racional.
Sin embargo, la campaña por el NO está revirtiendo esto con información sobre obras importantes y reformas como la del transporte que ni Castañeda ni nadie emprendiera nunca. La pregunta es si podrá avanzar lo suficiente para este 17 de marzo.
A René:
Creo que partes de un pragmatismo radical que desdeña cualquier consideración ética. No comparto tu perspectiva, y creo que Haya de la Torre tampoco lo hacía. Haya decía que la política desligada de la ética era una política sin alma. Yo la llamaría política fujialanista.
A Daniel:
En efecto interrumpir una gestión, municipal o lo que fuera, por pretextos deleznables o intereses políticos es deplorable.
Además, vicia la política, la vuelve una vendetta. ¿Si mañana otros sectores políticos buscaran revocar a una autoridad aprista, que autoridad moral tendrían los apristas para oponerse?