Lo que Alvarito no dijo
En estas líneas no persigo la finalidad de rebatir a Chile, país que, al igual que nosotros, defiende soberanamente sus intereses en la CIJ. Más bien, voy a comentar el artículo de un inesperado “aliado” de su causa, cuya postura, sin embargo, dista de ser improvisada o casual.

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Todo por vender su libro

Quiero comenzar señalando que la nota publicada por Álvaro Vargas Llosa en la Tercera de Chile es de pésima calidad. No se trata de un análisis que parta de conceptos generales que se apliquen luego al caso que se estudia. Tampoco reflexiona en profundidad sobre las relaciones peruano-chilenas del pasado y el presente, ni plantea alguna hoja de ruta para el futuro. Tras unos primeros párrafos en los que esboza temáticas inconexas, el resto de su escrito es una relación desordenada de los instrumentos, prácticas y “actos propios” que ha esgrimido Chile en su alegato.

Al comienzo de su artículo, el autor critica a Torre Tagle no haber evolucionado en el nivel de las mentalidades y mantenerse en un status quo decimonónico. Secunda su argumento resaltando las dificultades del Perú en definir sus fronteras con los estados vecinos. Parece que Vargas Llosa ignorase el desarrollo reciente del país. De hecho, el cierre de las fronteras terrestres con Chile y Ecuador a fines de los noventas, el litigio con Chile en La Haya -para cerrar nuestra última frontera- y la aplicación de una política resueltamente integracionista (Alianza del Pacífico – UNASUR) demuestran el salto del Perú hacia el siglo XXI.

Por otro lado, Vargas Llosa sostiene que la “aventura” peruana en la Haya podría postergar la superación del trauma histórico que dejó en el Perú la Guerra del Pacífico, pues existe un excesivo triunfalismo sobre nuestras posibilidades en el litigio. Sobre este particular, Vargas llosa parece desconocer el inmenso esfuerzo que tanto los gobiernos del Perú y Chile, como diferentes sectores de sus sociedades, vienen realizando para que el fallo sea acatado y para promover la integración binacional. Además, las autoridades peruanas han expresado, a lo sumo, un moderado optimismo y han subrayado hasta la saciedad que no debe esperarse un fallo maximalista en Holanda.

Tal vez lo que ocurre es que el hijo del escritor no ha comprendido lo básico: el Perú, en tanto que país demandante, reivindica 67.000 km2 que Chile posee de hecho y es por ello que las expectativas en Perú son mayores a las de Chile. Aquí se parte de la premisa de que no se tiene nada que perder, mientras que de la otra parte se conceptúa exactamente lo contrario. Por ello la diferente percepción de unos y otros.

Más adelante, Vargas Llosa sostiene que la posición peruana en la Haya es un obstáculo para un arreglo chileno-boliviano relativo a la salida al mar de este último. Esta afirmación niega la existencia de diferentes conceptos de soberanía, como el de “soberanía relativa”, o el de “zona económica exclusiva” que plantea CONVEMAR; desconoce además que existen diversas fórmulas de solución a temas como éste, como es el caso BOLIVIA MAR en el sur del Perú. Asimismo, su manipulación de Bolivia para indisponer al Perú con Chile remite a la geopolítica del siglo XIX que supuestamente cuestiona, aquella geopolítica del 2 contra 1, de alianzas de unos países en contra de otros.

Lo que sigue en el artículo de Vargas Llosa son 29 items inconexos y sin procesar, en donde expone casi todos los argumentos que ha esgrimido Chile en la CIJ y lejos estoy de la intención de responderlos. Al contrario, creo que el momento de los alegatos ya pasó y apoyo los esfuerzos de las principales autoridades de Perú y Chile por potenciar una atmósfera de cooperación y agendar las relaciones binacionales del futuro.

Es por todo ello que ignoro qué es lo que no nos ha dicho el hijo del novelista en su artículo. Ciertamente, él no ha querido decirnos como hacer las cosas mejor, ni tampoco cómo promover la superación del trauma histórico que refiere. Evidentemente no ha querido favorecer la causa peruana en La Haya pero tampoco promueve el acercamiento bilateral peruano-chileno.

¿A quién favorece entonces el texto de Vargas llosa? A Chile no. A pesar de sostener todas las tesis del país vecino en La Haya, el lanzamiento de un petardo como ese, al día siguiente de la fase oral, con la clara intención de descarrilar el proceso no es política de La Moneda. Si puede serlo, sin embargo, de sectores radicales y militaristas que se resisten a pasar a un nuevo status quo regional acorde con las necesidades del siglo XXI. Pero lo mío es mera especulación, lo que Alvarito no dijo es qué hay detrás de su incandescente nota ¿nos lo dirá algún día?

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