Nosotros pensamos que la utopía de Eduardo Cavieres pasa por fortalecer los vínculos históricos, sociales y culturales entre el Perú y Chile. Darle a nuestra historia en común una mirada distinta supone descentralizarla, lo que implica que no gire –como hasta ahora- casi exclusivamente alrededor de la Guerra del Pacífico. Al respecto, La gesta de la Independencia (1821-1824) y la Guerra con España (1864-1866) son dos clásicos historiográficos en los que la victoria se logró gracias a la colaboración entre los dos países por lo que ameritan la erección de lugares de la memoria para su conmemoración conjunta.
Buque Numancia de la escuadra española en la guerra de 1864 – 1866
Respecto de nuestro tema difícil –La Guerra del Pacífico- es menester promover – en el mediano plazo- el diálogo sereno sobre el acontecimiento. La idea es lograr que, más temprano que tarde, las autoridades de ambos estados dirijan un mensaje a sus colectividades que fomente la superación del trauma histórico que hasta hoy afecta el normal devenir de la relación binacional. Asimismo, existen aspectos socio-culturales que no han sido suficientemente difundidos como la repercusión de la música popular peruana en Chile, la devoción al Señor de los Milagros, el aporte e integración de la numerosa colonia peruana en Santiago y la reciente pero cada vez más importante migración chilena a nuestro país.
En una política como la planteada, las áreas de investigación y formación constituyen el eje central del proyecto integracionista. Estoy pensando en un centro especializado de investigación y estudios binacionales, ubicado en la zona de frontera, y financiado por ambos estados, por el capital privado binacional y por foros multilaterales como la ONU o la Unión Europea. A dicho centro le correspondería establecer los lineamientos del desarrollo compartido y de la integración multisectoriales.
Se trata pues de un cambio de mirada, de construir la relación bilateral desde hipótesis de paz y de acercar las respectivas colectividades para potenciar las grandes posibilidades que tienen de emprender juntas el desarrollo auto-sostenido. Además, ello aportará la masa crítica a una relación amistosa y colaborativa capaz de prolongarse en el tiempo y resistir los vaivenes de la economía mundial, tanto como sus crisis periódicas.
La consolidación de UNASUR como bloque sudamericano pasa por fortalecer las relaciones entre sus miembros. Para el caso que nos ocupa, el fallo de La Haya –lo re-reitero- es una ventana de oportunidad que se abre y que debemos convertir en el corredor hacia la nueva relación peruano-chilena del siglo XXI.
13 noviembre, 2012 at 6:21 pm
Antes que eso, hay que recordar que muy pronto se inicia la fase oral (y publica) del preoceso de La Haya.Los abogados de ambas partes van a exponer y explicar sus respectivas posiciones con el impetu de un "abogado defensor" y la sentencia final no ve a seguir esas lineas. Puede haber en el Peru una indigancion generalizada ante la defensa chilens, y vice versa lo msmo puede pasar en Chile respecto del Peru.El agravante es que Chile va a estar en campaña electoral.. Es preciso hacer una campaña con la prensa escrita y hablada para que modere sus intervenciones, y no le asigne al otro pais torvas intenciones.Pues si no se preve eso cualquier agenda post Haya se complica.
15 noviembre, 2012 at 11:27 am
Camilo Carrillo
Para pensar después de La Haya qué , es menester romper el binomio soberbia-rencor que nos envuelve desde hace más de cien años. Mientras eso subsista , todo lo demás serán apenas buenos negocios para algunos de aquí y de allá, normalmente los menos tocados por razones históricas o familiares. Es después de todo que nuestros mayores estuvieron en Arica, en la Breña, en Miraflores y no en Iwo Jima, ni en Okinawa. Ello supone un trabajo muy fino que tampoco pasa por el lavado con el agua del Titicaca para irritar a Bolivia con proyectos "binacionales ". Es menester abrir corazones y eso es mucho más que operaciones comerciales o la buena voluntad de los intelectuales, el fiuturo entendimiento no puede ser basado ni en los negocios ni en los sueños de gabinete. La Haya puede ser para Chile lo que Las Malvinas fue para la Argentina: un volverlos a una realidad incontestable, que son latinoamericanos y no medioeuropeos ni alemanes del Sur. Entonces podremos sentir que pertenecemos juntos a una misma gran comunidad más grande que nuestra propias patrias, es alli donde podremos encontrarnos y superar juntos lo que juntos creamos en tantos años de soberbia y rencor.
15 noviembre, 2012 at 6:13 pm
Querido Camilo: gracias por tu importante reflexión. Bienvenido a este espacio.
Daniel