CHILE: BUENAS SEÑALES
“Nos comprometimos a aceptar el fallo de La Haya y a seguir trabajando de manera conjunta por el desarrollo y progreso de nuestros pueblos y países”

Pedro Cateriano y Andrés Allamand, Punta del Este, martes 9 de octubre de 2012
La reciente reelección de Chávez y la polémica sobre el indulto presidencial nos han distraído de atender buenas noticias como las recientes declaraciones del canciller chileno en la cumbre de ASPA y el importante manifiesto conjunto de los ministros de Defensa del Perú y Chile, en la reunión que sostuvieron en Punta del Este, en el marco de la X Conferencia de Ministros de Defensa de América.

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Ministros de Defensa Cateriano y Allamand, de Perú y Chile

Consultado por los reporteros peruanos, el canciller chileno Alfredo Moreno reiteró varias veces que Chile acatará el fallo de la Haya. Por su parte, en la Reunión de Ministros de Defensa, en Punta del Este, los titulares peruano y chileno, Pedro Cateriano y Andrés Allamand también se comprometieron a respetar la sentencia holandesa. Allemand, además, resaltó el compromiso de seguir trabajando juntos en el progreso de ambos pueblos.

Cuando se encuentran en disputa cuestiones tan sensibles como la soberanía nacional, es siempre difícil ponerse en los pantalones del otro, máxime porque alrededor del litigio de la Haya se diseminan los recuerdos de una difícil historia en común. Por ello quiero compartir con ustedes las siguientes reflexiones, para colocar en perspectiva las declaraciones que acabo de reseñar.

1. El litigio en la Haya no se remonta a la Guerra del Pacífico, ni es su continuidad. Más bien, remite a la segunda mitad del siglo XX cuando se comenzó a configurar un derecho del mar que hasta entonces no existía o no se extendía más allá de tres millas desde las costas hacia altamar. Recién desde 1947, con la tesis de las 200 millas -lanzada precisamente por Chile y Perú- comenzó a legislarse y discutirse un ordenamiento de soberanías y zonas de influencia marítimas distinto de los hasta entonces admitidos. Por ello este es un tema más bien reciente, que remite a un desacuerdo entre dos partes, las que se someten a un juez internacional de prestigio y probidad incuestionables.

2. Para los chilenos la cuestión de la Haya es más compleja que para nosotros. En Santiago se cree que poco o nada se puede ganar en el litigio porque su postura –la del paralelo geográfico como frontera marítima binacional- es la que en la praxis hoy se ejecuta. Se desprende que el fallo holandés le permitirá a Chile o mantenerla o retroceder, nada más. A ello hay que sumarle una campaña presidencial a la vuelta de la esquina. En suma, el costo político de administrar y aplicar un probable fallo adverso será muy alto para el gobierno de Piñera, así como tentador de manipular electoralmente por sectores de su oposición.

Es por lo dicho anteriormente que valoro positivamente las declaraciones de altas autoridades del gobierno chileno explicitando su compromiso de acatar el fallo de la Haya, máxime evaluando su posible impacto mediático en un país que mantiene el mito del “ejército nunca jamás vencido”. Ciertamente, nosotros no podemos bajar la guardia, se viene la fase oral que es cuando más subirá la temperatura y es posible que en Chile se combinen las voces que llaman a ceñirse a la justicia internacional con los graznidos de algunos halcones, y aquí podría ocurrir lo mismo.

Nosotros, como hasta ahora, debemos mantener la calma y no caer en ninguna provocación porque esas han sido, desde el inicio de este difícil proceso, nuestras mayores fortalezas. Desde esta columna hacemos votos por que primen el sentido común y la prudencia, las que deben transmitirse desde las autoridades de cada nación hasta sus respectivas colectividades. Tenemos ad portas no solo un fallo sino una ventana de oportunidad de encontrar, al fin, el nuevo y mejor principio que se merecen las relaciones entre el Perú y Chile, hasta ahora marcadas por el recelo y la desconfianza. No es justo, lo he dicho muchas veces, que las nuevas generaciones hereden nuestros enconos y hay mucha masa crítica, además, para apostar por el desarrollo socio-económico compartido. Hagámoslo de una vez.

Daniel Parodi Revoredo
Publicado ayer en Diario16

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