¿UNIÓN LATINOAMERICANA AD PORTAS?
Daniel Parodi Revoredo

Debo confesar mi inicial escepticismo hacia UNASUR. En el pasado he visto despegar muchos proyectos similares sin que ninguno haya consolidado un foro regional importante. Sin embargo, creo que estamos en un buen momento para hacerlo y la cumbre de ASPA es prueba de ello.

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Buen momento para la Unión Latinoamericana

Al respecto, el canciller Roncagliolo ha resaltado que frente a las crisis china, europea y norteamericana, la posición emergente de América del Sur torna la región en el escenario ideal para las inversiones y a nuestro presente en la coyuntura esperada para la integración y el desarrollo socio-económico. De allí su reflexión sobre ASPA, a la que han venido veinte de los veintiún países árabes y miles de empresarios que probablemente iniciarán una nueva oleada de inversiones en el Perú y América Latina. “Si han venido tantos es porque la invitación la ha formulado la región, y no un solo país”, dijo el Canciller. Es que en el mundo de hoy las cosas, cuando se hacen bien, se hacen así.

Roncagliolo también destacó que las naciones sudamericanas son soberanas y por ello deben definir sus políticas de acuerdo al interés propio y común. En esa línea cuestionó el derecho a veto que mantienen las grandes potencias mundiales en el Consejo de Seguridad de la ONU. Señaló que su origen remite a los tiempos de post Segunda Guerra Mundial y Guerra fría pero que éstos ya han sido superados, por ello abogó por una ONU más democrática.

En el mismo sentido se expresó el presidente de Uruguay José Mujica, quien, en un conversatorio organizado por Cancillería e IDEA Internacional, propuso la unidad continental como medio para alcanzar la justicia social a través de la democracia. Sobre ésta, dijo que no había que perder de vista que siempre será perfectible y que es, para la región, como una novia inaprensible y anhelada.

No faltarán, tras el liderazgo regional asumido por políticos con un pasado de izquierda, quienes sostengan que tras todo esto se esconde una oscura maquinación chavista. Ciertamente, el chavismo venezolano es el punto débil en la confluencia de intenciones que se viene madurando. Por ello es primordial que la defensa de la auténtica democracia -tan reafirmada en ASPA- evolucione hacia una abierta condena a las trasgresiones de las que ella es objeto en Venezuela, donde una elección presidencial sin observadores recuerda los peores tiempos del fujimorismo.

Sin embargo, la construcción de bloques no culmina con UNASUR, también está la Alianza del Pacífico, impulsada, además del Perú, por Chile, Colombia y México, cuyos mandatarios, más bien, se encuentran situados en una órbita más abiertamente capitalista. Lo que ocurre es que hoy existe un solo modelo económico y la concurrencia al mercado en bloques de países aumenta sustancialmente las posibilidades de inversión, como lo demuestra la presencia de veinte Estados árabes en el Perú.

Ya he dicho en otras ocasiones que derecha e izquierda no serán más lo que fueron, que hoy son dos maneras válidas e interdependientes de concurrir al capitalismo; la segunda se adecúa más a América Latina porque tenemos variables como la inclusión social y la lucha contra la pobreza que nuestros Estados no pueden sencillamente librar al mercado. Pero la primera debe trazar nuestros mejores proyectos de inversión y denunciar cualquier aventura anti libre concurrencia en ciernes. El sentido común tiene la palabra.

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