Queridos amigos:

Con la buena noticia que desde hoy aparece mi columna en Diario 16. Quiero agradecerle a Juan Carlos Tafur, director de Diario 16, por la oportunidad y a María Luisa Palacios, mi colega historiadora y coordinadora de historia en UPC, por apoyarme en mi retorno a medios; del mismo modo a Alicia Meza, destacada promotora cultural.

Gracias a mis lectores, con quienes comparto esta buena nueva

Cordialmente

Daniel Parodi Revoredo

JFK y el fallo de la Haya

Por: Daniel Parodi Revoredo
Al concluir la 2da Guerra Mundial, el mundo ingresó al periodo de la Guerra Fría, caracterizado por el enfrentamiento ideológico entre las dos superpotencias mundiales: EE.UU y la URSS. Fueron tiempos en los que el temor a la guerra atómica atormentaba a la población primermundista, especialmente la europea que se percibía geográficamente entre dos fuegos.

Kruschev y JFK tuvieron sentido común
¿lo tendrán nuestros gobernantes?

En aquel contexto hubo una serie de conflictos periféricos que pudo detonar la temida gran conflagración, pero ninguno tan intenso como la crisis de los misiles de octubre de 1962. Entonces la URSS había instalado plataformas de lanzamiento en Cuba, que apuntaban en dirección a Florida, y la Casa Blanca, con JFK al frente, desplegó un bloqueo naval alrededor de la isla caribeña para impedir la llegada de más armamento ruso.

La cuenta regresiva a la que fue sometida la humanidad fue intensa. Los medios daban cuenta, minuto a minuto, del acercamiento de la flota rusa a la línea del bloqueo que, de transponerse, iniciaría la hecatombe. Pero a poco de ello, Nikita Kruschev, presidente de la URSS, ordenó a su flota regresar a casa.

Sin duda alguna, Kennedy fue el gran vencedor de esa pulsada internacional. Además, este era el escenario soñado para cualquier presidente de USA, cuya opinión pública valora como ninguna otra los aciertos de su política internacional. Sin embargo, Kennedy no le sacó provecho mediático a su victoria. Su manejo sobrio y maduro de la crisis lo llevó a reconocer la categoría de su oponente soviético, a quien tildó de gran estadista. Consideró JFK que aquella dura coyuntura debía servir para tomar conciencia de la irracionalidad del armamentismo y para distender las relaciones Este-Oeste.

Al contrario, y más próximo a estas latitudes, recuerdo las desafortunadas declaraciones de Sixto Durán Ballén durante el conflicto peruano-ecuatoriano de 1995. Entonces dijo el ex presidente ecuatoriano que su país había ganado la guerra por goleada: 9 a 0, nueve aviones derribados por el Ecuador, ninguno por el Perú. Es por ello que soy el convencido de que la historia no es solamente una impronta temporal que los hombres no controlan. Creo, al contrario, que éstos influyen rotundamente en el curso de los acontecimientos.

Hoy, ad portas del fallo de la Haya sobre el diferendo marítimo, quiero proponer lo que parece más difícil, porque es lo más sencillo: la sentencia debe ser anunciada por los dos presidentes en conjunto, en ceremonia a realizarse en un tercer país. En ella se debe comunicar, además, la inmediata aplicación de políticas encaminadas a la reconciliación e integración bilaterales. Con el mundo a cuestas, Kennedy y Kruschev demostraron sentido común llegada la hora decisiva, ¿lo harán nuestros gobernantes?

Apareció hoy en Diario 16

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