El Perú en un mundo convulsionado
somos la región más pacificada del mundo, busquemos entonces ser la más atractiva para la inversión
Un tiroteo ocurrido ayer en un centro comercial en Alemania dejó al menos diez muertos y varios heridos. A inicios de esta semana, en el mismo país, un joven afgano atraído por la prédica terrorista del Estado Islámico atacó con un hacha a los pasajeros de un tren. Días antes, con motivo de la celebración del aniversario de Francia, otro radical segó la vida de más de ochenta personas en Niza. Si continuásemos la retrospectiva, constataríamos una escalada de violencia que da la impresión de apenas comenzar.
Por otro lado, Inglaterra acaba de votar por separarse de la Unión Europea y las consecuencias de esta decisión están por verse. Lo cierto es que ni Europa está cerca de superar la larga crisis de su estado de bienestar, ni se sabe tampoco si España finalmente formará gobierno, luego de su segundo proceso electoral en medio año.
A su turno, China se ha frenado. Era natural que su revolución industrial encontrase sus propios límites y equilibrios. Sin embargo, esto no le quita al gigante asiático su gran capacidad de demanda de materias primas de los países del Pacífico sudamericano, ni al APEC su importancia estratégica.
En América, Estados Unidos se ha recuperado de la burbuja inmobiliaria del 2007, pero el ya candidato republicano a la presidencia, Donald Trump, representa otro tipo de amenaza que solo añadiría material inflamable al radicalismo islámico. A esto se le suma la eventual complicación de las relaciones norte-sur en el continente, dado el abierto discurso antinmigración del ‘outsider’ republicano. En el tintero se nos queda Hillary Clinton, la alternativa más mesurada para la Casa Blanca.
Pese a este complejo escenario –o quizá debido a él–, Sudamérica tiene la oportunidad de consolidarse como bloque económico y político en el mundo. Abonan esta hipótesis que la desaceleración china y la estrepitosa caída del precio del petróleo hayan prácticamente liquidado el bloque chavista, mientras que los países de economía abierta –principalmente los integrantes de la Alianza del Pacífico– se han mantenido en pie. No obstante que crecieron menos que en años anteriores, siguieron creciendo.
A este escenario se le suman importantes logros y desafíos de corto plazo como el fin de la guerrilla colombiana y la transición democrática venezolana si se llega a realizar la consulta popular que el régimen de Nicolás Maduro intentará evitar a como dé lugar.
En este contexto, tanto el presidente electo Pedro Pablo Kuczynski como el próximo canciller Ricardo Luna comparten una visión de política exterior que nos ubica en un mundo cambiante y difícil, en el que el poder se desplaza rápidamente –a la manera de Moisés Naím– pero en el que el Perú y América Latina tienen grandes posibilidades.
Por eso ha señalado el embajador Luna que hay que profundizar los gabinetes binacionales con los vecinos e incluso extenderlos hacia quienes no comparten límites con nosotros. En ese esquema, el anunciado relanzamiento de las relaciones con Chile podría convertirse en el primer logro como canciller, sin descuidar que, mientras siga allí dando botes la cuestión del mal llamado triángulo terrestre, seguiremos en el nihilismo de repetir, una y otra vez, crisis eventuales y contraproducentes retrocesos en nuestra relación con el vecino del sur.
Por otra parte, la anunciada profundización de la Alianza del Pacífico debe situarse en la primera línea de nuestra política exterior, pues desde allí proyectaremos al Perú y Sudamérica hacia el mundo. Pensemos que somos la región más pacificada del mundo, busquemos entonces ser la más atractiva para la inversión.
No perdamos de vista que Ricardo Luna ha anunciado algo fundamental: Torre Tagle se encuentra en franco proceso de modernización e informatización administrativa para potenciar una política exterior que ya no se puede entender separada de la economía, del comercio y de la sociedad. Ya no se trata solo de convenios fronterizos y notas diplomáticas. Los logros de nuestra política exterior hoy se entrelazan profundamente con el desarrollo interno del país tanto como con los objetivos globales establecidos por la ONU en la agenda 2030. Las condiciones están dadas para que así sea.
Daniel Parodi Revoredo
Publicado en El Comercio el sábado 23 de julio de 2016
http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/peru-mundo-convulsionado-daniel-parodi-noticia-1918871
30 julio, 2016 at 1:30 am
El triángulo no es un tema de nihilismo es un tema de dignidad, Con Chile hay muchos temas pendientes todavía.
Saludos.
30 julio, 2016 at 7:07 am
Sr. Sierralta nadie ha dicho que el triángulo sea una cuestión de nihilismo. Lo que el artículo sugiere es resolver el asunto del mal llamado triángulo terrestre (sencillamente es territorio peruano) para no caer en el nihilismo de repetir controversias periódicas con Chile.
Saludos también para Ud.