Representante chileno Enrique Brieba señala, en 1930, el Punto Concordia en la orilla del mar. Es difícil entender por qué hoy Chile propone algo distinto

ALEA JACTA EST

Humala promulgó la creación de La Yarada-Los Palos

Había que crearlo, como sostuve anteanoche en una entrevista televisiva. No quedaba otra  ante la amenaza velada de Heraldo Muñoz, antecedida por toda una escalada altisonante de notas y declaraciones chilenas desde la aprobación unánime del proyecto en el Congreso Nacional del Perú.

Entendamos algo, sobre todo aquellos que dicen que el momento para crear este distrito no ha sido el más oportuno. La referida “inoportunidad” no la creó nadie más que Chile al reivindicar como suyo un triángulo de algo más de tres hectáreas cuya peruanidad se expresa en el tratado de Lima de 1929, el acta de la comisión mixta demarcadora de 1930 e, indirectamente, el fallo de la Haya de 27 de enero de 2014.

Por ello, al argumento de que el Presidente Ollanta Humala usa este tema políticamente -lo que tiene una dimensión de verdad dada la complicada situación judicial de la Primera Dama  Nadine Heredia- se superpone jerárquicamente el argumento de que el susodicho triángulo es rotundamente peruano. ¿Debe pues el Perú supeditar su política interna y la creación de un distrito harto esperada por sus pobladores a la agenda internacional de Chile, enervada por los primeros resultados del litigio que le sigue Bolivia en la Corte Internacional de Justicia?

Sin embargo,  en las actuales circunstancias mantener la tranquilidad es absolutamente  necesario porque se nos viene la reacción de Chile. Ante ello, insisto en plantearle una consulta a la Corte de acuerdo con su artículo 66 para que nos aclare si dijo o quiso decir que el Hito 1 es el punto de inicio de la frontera terrestre que es lo que dicen nuestros vecinos. Y hay que plantearle a Chile realizar en conjunto dicha consulta y por los cauces diplomáticos correspondientes. Chile debería aceptar si la intención es resolver el último tema que nos impide avanzar nuestra integración. No aceptar colocaría al país de la estrella solitaria en la triste posición del perro del hortelano.

Temple, aplomo y mucha sobriedad en los siguientes plazos. El matrimonio de la firmeza y la cortesía son claves de aquí en adelante, y la madrina de la boda no puede ser otra más que la voluntad de avanzar en la integración socioeconómica del siglo XXI, dejando de lado el nacionalismo del siglo XIX. 66.000 km2 de mar no nos impidieron avanzar ¿nos lo impedirán tres hectáreas de costa seca?

@parodirevoredo

Publicado hoy en Diario Expreso

 

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