LA RULETA DEL ESCÁNDALO

Daniel Parodi Revoredo

Hace más o menos un mes, el ministro de Justicia Daniel Figallo se encontraba contra las cuerdas. La razón: las declaraciones de la exprocuradora Yeni Vilcatoma quien denunció las presiones del alto funcionario para otorgarle al prófugo Martín Belaúnde la calidad de colaborador eficaz y así acabar con lo que, al día de hoy, es la peor pesadilla del gobierno.

De pronto, con la opinión pública dividida y el país absorto, surge una iniciativa legislativa con la aparente finalidad de formalizar el trabajo de los jóvenes entre 18 y 24 años. La Ley, que recorta sensiblemente sus beneficios laborales, llamó también la atención por su escaso sentido de la oportunidad: ¿por qué aprobar una medida controversial con el potencial de movilizar a los jóvenes en momentos de crisis política por la cuestión de Belaúnde y de Figallo?. De hecho, el resultado no fue otro sino el esperado: al día de hoy los colectivos juveniles ya han tomado tres veces las calles y algunos sectores están planteando ir a referéndum para bloquear la inoportuna iniciativa.

Cuando parecía que peor no cerrábamos el año, el cuestionado fiscal Carlos Ramos Heredia es suspendido seis meses por el CNM, a lo que aquel replica denunciando que ya se conoce el paradero del prófugo Martín Belaúnde. Horas después, el gobierno admite que Belaúnde está en Bolivia y un patético Daniel Urresti despide el 2014 diciéndole al país lo que ya nadie cree: que se están realizando esfuerzos para repatriar al prófugo amigo de la pareja presidencial. Y así la “ley pulpín” salió disparada de las primeras planas. El primero de enero de 2015, es otro el escándalo que acapara los titulares.

¿Casualidad o “ruleta del escándalo”?

Al finalizar estas líneas, me pregunto si esta seguidilla de destapes y desafortunadas iniciativas no evidencian la penosa estrategia de un gobierno decadente, cuyo último recurso para salir de un escándalo es fabricar  otro.  Así pues, a Figallo lo salvó la “ley pulpín”, mientras que el anuncio del paradero de Belaúnde mitiga las protestas juveniles.

La táctica de salir de una coyuntura creando otra es tan vieja como la política misma. Lo dramático es que, paradójicamente, el gobierno no cuente ya con más recursos que dispararse,  uno a uno, a los dedos de los pies para mantenerse erguido. Finalmente, Martín Belaúnde es una dura realidad que, psicosociales más o psicosociales menos, la pareja presidencial tendrá que afrontar tarde o temprano.

Publicado en Exitosa Diario, el domingo 4 de enero

Mi facebook:   https://www.facebook.com/daniel.parodi.14

Mi twitter: @parodirevoredo

Puntuación: 5.00 / Votos: 2