Rodolfo Orellana tras su captura en Colombia

ORELLANA: claroscuros de una victoria táctica

2014-11-16

La captura de Rodolfo Orellana y su hermana constituye la más importante victoria política del nacionalismo en lo que va de su gestión. Arrinconado por sus malos resultados económicos y los escándalos de López Meneses y Belaúnde Lossio; un exitoso operativo oficial triangulado entre las policías de Perú, de Colombia y la DEA era lo que le hacía falta al gobierno para sacudirse de su mala racha.  

De hecho, las felicitaciones que han llegado desde el fujimorismo (Martha Chávez), el reconocimiento a regañadientes del APRA (Mauricio Mulder) y la congratulación de la embajada de Estados Unidos en el Perú extienden la línea de crédito del gobierno por un tiempo más. Bien administrada la oportunidad, el nacionalismo podría reducir la imagen de corrupto que venía labrándose a pulso con tanto destape sin resolver.

Pero al mismo tiempo, el cobarde asesinato del joven practicante de periodismo Fernando Raymondi en Cañete nos vuelve a la realidad de un país que los últimos años ha perdido harto terreno frente a la delincuencia y el crimen organizado; tanto como a la de un Estado que retrocede día a día ante el centrifuguismo regional a veces vinculado –y lo digo claramente: “a veces”- con ese crimen organizado que refiero.

Ciertamente, el Perú de hoy no es el que el Presidente Humala recibió en 2011; lo bueno que le fue heredado, como el crecimiento económico y de la inversión se ha descontinuado, mientras que los pendientes como avanzar en la reforma del Estado sencillamente no han formado parte de la agenda política. El resultado es un país en el que ya asoma la nube de la aventura autoritaria para “reestablecer el orden”, lo que no sabemos es si dicha aventura adoptará el rostro del mismísimo Urresti o de alguno otro más. No quiero ser agorero, pero en el Perú las crisis de la institucionalidad democrática han desembocado, todas, en autoritarismos, así que se trata de saber si seremos capaces o no de corregir el rumbo.

Quiero finalizar señalando que con esta columna no he intentado ser mezquino, ojalá y la captura de Orellana signifique el inicio de un re-empoderamiento del principio de la autoridad estatal a nivel nacional y no sólo una victoria que el mismo centro del gobierno interpreta como un movimiento táctico que lo reposiciona en el tablero político. En el tintero, se me sigue quedando la sensación de que el nacionalismo llegó al poder para aprender y que por ello hemos perdido muchísimo tiempo.

Publicado hoy en Exitosa Diario

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