PASAJEROS ABORDAN EL FERROCARRIL CENTRAL EN LA ESTACIÓN GALERA,HUANCAYO,  4783 MSNM

El Viejo Ferrocarril

Leyenda negra del Ferrocarril Central demoró la decisión de unir el país con trenes modernos

 

En nuestra historia es co­mún señalar que por cul­pa del Ferrocarril Central el Perú llegó en bancarro­ta a la Guerra de 1879. De hecho, diez años antes se firmó el con­trato Dreyfus que otorgaba a éste las reservas guaneras a cambio de obtener para el país grandes prés­tamos para construirlo. Entonces la deuda externa, que era de 9 millones de dólares, saltó a 180 millones y, cuando se presentó la Gran Depresión Mundial de 1873, la economía peruana colapsó.

Pero ya es hora de repensar la historia de nuestro siglo XIX, cuya narración oficial sostiene que ab­solutamente todo lo que se hizo antes de la Guerra del Pacífico fue malo para así explicar la derrota militar. Un dato curioso, el di­choso ferrocarril, tan satanizado, sigue funcionando. Vaya usted a la Casa de la Literatura, antigua Estación de Desamparados, en el Centro Histórico, siéntese en las cómodas mesas acondicionadas en el viejo andén y lo verá pasar, como siempre, cargado de mine­rales de Cerro de Pasco y la fundi­ción de La Oroya (supe que la ha­bían cerrado y en eso me quedé).

En realidad, el dato que acabo de darles es cualquier cosa me­nos anecdótico porque este tren se construyó con una finalidad muy específica: reemplazar con la venta de los minerales los ingre­sos del guano, nitrato que ya se venía agotando y que, antes de la susodicha guerra, pagaba el 80% de los gastos estatales. Es decir, el Estado buscaba una nueva fuente de ingresos.

Por todo ello, una mirada de largo plazo solo puede llevarnos a la conclusión de que el Ferrocarril Central fue un estupendo pro­yecto interrumpido por la crisis de 1873 y la Guerra del Pacífico; y no, como se suele señalar, un mal proyecto que nos llevó al des­peñadero. El silbido de sus viejas locomotoras, flanqueando el río Rímac, nos recuerda todos los días que sus vagones, cargados de mi­nerales, le siguen permitiendo al Perú la exportación de minerales a gran escala, casi 150 años des­pués de iniciarse su construcción.

Hoy, cuando el pleno del Con­greso se dispone a debatir la cons­trucción de un tren desde Piura hasta Ica, lo único que queda por lamentar es el tiempo perdido an­tes de tomar la decisión de revo­lucionar el transporte. Y todo por­que hicimos del viejo Ferrocarril Central una injusta leyenda negra.

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