Víctor Raúl y la Alianza del Pacífico

SIGUE VIGENTE SU UTOPÍA DE UNIR LATINOAMERICA

 

He señalado anteriormente que el carácter dialéctico y evolutivo del pensamiento político de Víctor Raúl Haya de la Torre es incomprendido por sus detractores e, inclusive, por muchos de sus seguidores. Haya era un político que creía en el cambio, decía que la política de hoy no tendría sentido dentro de cien años y que por ello había que adaptar praxis y programas a fuerzas sociales e históricas que al hombre no le era posible controlar

Sin embargo, en el pensamiento de Haya de la Torre hubo elementos permanentes ya sea por tratarse de dogmas estructurantes de su filosofía política o de elementos de la realidad latinoamericana que aún mantienen vigencia. Uno de ellos es la utopía de la democracia, a la que le he dedicado una nota anterior, y otro es la unión de América Latina, apotegma de cuya evolución en la ideología y praxis apristas quiero tratar en estas líneas.

En el pensamiento de Haya de la Torre respecto de la unidad política de América Latina distinguimos cuatro etapas. La primera se remonta a 1926 cuando publicó ¿Qué es el APRA? en el “The New York Times” y plantea el célebre “programa máximo”, cuyo segundo punto es “por la unidad política de la América Latina”. Esta postura la desarrolló en “El Antiimperialismo y el APRA” donde sostiene que la federación interestatal es fundamental para enfrentar el Imperialismo Yankee, cuyas formas de penetración económica en Latinoamérica impedían su desarrollo. Haya no negaba entonces la importancia de la inversión y tecnología primermundistas pero comprendía que la unidad política era indispensable para negociar en igualdad de condiciones con el gran capital.

La segunda etapa remite a la década de 1940, durante la Segunda Guerra Mundial, en la que Haya de la Torre le planta cara al fascismo y, desde la clandestinidad, se convierte en el abanderado de la causa aliada, porque implicaba la defensa de la democracia. Eran los tiempos de la política del “buen vecino” del Presidente Franklin Roosevelt que modificó la postura del “gran garrote” del otro Roosevelt (Theodore) por la colaboración y el apoyo recíproco. En estas circunstancias, Haya de la Torre plantea la creación de los Estados Unidos del Sur en oposición constructiva con los Estados Unidos del Norte para que ambas confederaciones interestatales se integrasen económicamente a la vez que promoviesen la institucionalización del sistema democrático. En este esquema, las relaciones comerciales se verían potenciadas por la importancia del gran mercado latinoamericano, tanto como por el fortalecimiento político de la región a través de su federación.

La tercera etapa inicia en sus estancias europeas de las décadas de 1950 y 1960. En ese periodo Haya observó los primeros pasos de la CECA (Comunidad del Acero y el Carbón) fundada en 1951, que inicia una nueva etapa en la historia de Europa. Pocos años después, con la firma del Tratado de Roma en 1957, la CECA dio paso a la Comunidad Económica Europea de la que formaron parte Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo.

Tras analizar la experiencia del Viejo Continente, Haya de la Torre concluyó que las alianzas continentales debían partir de la integración económica pues sólo esta podía constituirse en base coherente y sostenible de una futura integración política. Ciertamente, en 2002 se extinguió la CECA y sus funciones fueron absorbidas por la Unión Europea, para entonces el sueño de la unión política europea, sobre sólidas bases económicas, era ya una realidad.

La cuarta etapa en el pensamiento aprista sobre la unión latinoamericana ya no le corresponde a Haya de la Torre, sino a Alan García Pérez, su discípulo, quien resultó electo presidente del Perú en dos oportunidades. Durante su segundo mandato, Alan García convocó a una cumbre presidencial en la que se firmó la Declaración de Lima de 28 de abril de 2011, acta de fundación de la Alianza del Pacífico, bloque comercial conformado por el Perú, Chile, Colombia y México. Tras instituirse la referida Alianza, García Pérez señaló que su objetivo era «profundizar la integración entre estas economías y definir acciones conjuntas para la vinculación comercial con Asia Pacífico, sobre la base de los acuerdos comerciales bilaterales existentes entre los Estados parte».

Actualmente, la Alianza del Pacífico es la sexta economía del mundo y configura un área de libre comercio sustentada en un mercado de más de 200 millones de habitantes, al que pronto se le sumará Costa Rica. Además, es requisito para integrarla la vigencia del Estado de derecho, de la democracia y del orden constitucional en cada país miembro. Quién sabe si mañana, derrotado el autoritarismo venezolano, más países latinoamericanos se sumen a esta alianza encaminada a la eliminación de fronteras políticas sobre la base de la integración económica, eje fundamental para el desarrollo de los pueblos en tiempos de globalización. Al conmemorarse el aniversario 119 del nacimiento de Víctor Raúl Haya de la Torre, su utopía de la unión política indoamericana sigue vigente.

 

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