Queridos amigos:

Adjunto 5 notas que he publicados en los días previos y posteriores al anuncio de la sentencia de la Corte Internacional de Justicia de La Haya sobre el diferendo marítimo con Chile.

Saludos cordiales

Daniel Parodi Revoredo

 

 

Cinco artículos alrededor del fallo de La Haya

 

SI EL FALLO FUESE DIFERENTE

Publicado En La Mula el 21 de enero de 2014

 Al final el mapa cambió pero no tanto como pensábamos

 Es verdad que en el Perú estamos moderadamente optimistas frente al venidero fallo de la CIJ de La Haya, quizá la expectativa se justifique, lo que no quita que debemos realizar el ejercicio de colocarnos en la posición contraria para no llevarnos una gran desilusión si la corte no nos favoreciese, en la medida que muchos están esperando.

Un fallo diferente, entonces, sería uno que reconociese el paralelo geográfico como frontera marítima entre el Perú y Chile desde la costa hasta las 200 millas, o hasta un número de millas que aquí pudiésemos considerar excesivo, 50 millas, 100 millas, 150 millas u otra cifra.

Pero un fallo diferente también podría ser uno que no reconozca el Punto Concordia como inicio de la frontera marítima. Nótese, a este respecto, que Chile, en sus alegatos, insistió mucho en disociar ambos puntos, por lo que debemos estar atentos a lo que la Corte decida en ese sentido. Debe quedar claro, eso sí, que este caso es exclusivamente de delimitación marítima y, cualquiera sea el resultado sobre este tema, el Punto Concordia es y seguirá siendo el inicio del límite terrestre conforme al Tratado de 1929.

¿Pero entonces qué pasa? ¿Perdimos en La Haya si no obtenemos todo lo que buscamos? ¿Perdimos en La Haya si parte del paralelo se lo dan a Chile o si el punto de inicio de la frontera marítima no es el que nosotros exigimos? Creo que aquí hay que darle una mirada diferente a las cosas.

En primer lugar, en cualquiera de los dos casos que menciono, el Perú pasará a administrar miles de kilómetros cuadrados de mar que hoy no administra, por lo que debemos pensar las cosas en función de ello. Al día siguiente de La Haya, lo que debemos contar es cuántos kilómetros cuadrados pasarán a ser definitivamente peruanos, que serán muchos, mucho más que lamentarnos por aquello que la corte no nos otorgue.

En segundo lugar, no podemos dejar de valorar lo realmente central de este proceso: en La Haya ya ganamos. En La Haya ya ganamos porque el proceso ha significado mantener una política de Estado en el tiempo, la que se ha mantenido en tres gobiernos, el de Alejandro Toledo, el de Alan García y el de Ollanta Humala. Creo que la elevación de nuestra autoestima nacional debe potenciarse también en torno a este hecho y no solo en función del resultado.

En tercer lugar, y relacionado con el anterior, debemos creer en la justicia de La Haya, pues La Haya no es solo la instancia jurisdiccional más importante del planeta, sino también la más prestigiosa. Nosotros acudimos a ella en busca de justicia, pues entonces su fallo nos dará esa justicia que buscamos y, como tal, debemos aceptarla.

En cuarto lugar, y relacionado a lo anterior, soy el convencido de que el Perú ha realizado en la CIJ la mejor defensa posible, con los mejores juristas del mundo, de cuya calidad pudimos disfrutar en la fase oral del proceso. Muy fácil será, ante una sentencia que eventualmente no cope nuestras expectativas, hacer de predictores del pasado y decir debió hacerse esto o aquello, pero lo cierto es que, quien lo diga, no será más conocedor que quienes nos defendieron en Holanda. En La Haya hemos sostenido el mejor argumento posible, confiemos en ello.

En quinto lugar, no olvidemos que la otra ganancia o victoria implícita del proceso en La Haya es definir nuestro último límite con Chile, lo que debiera traernos el regalo de la integración entre dos pueblos que se desarrollarán mucho más juntos que separados.

Es por eso que quiero aprovechar la parte final de este artículo para llamar la atención a los gobiernos de ambos países sobre la necesidad de acatar y ejecutar el fallo tan pronto como sea posible. Abrir debates nacionales y, lo que es peor, congresales –estoy pensando en la posición asumida por Bachelet, que me preocupa– sobre un fallo que tiene que acatarse de inmediato no es la manera indicada de promover un futuro de unidad a las nuevas generaciones.

La responsabilidad de quienes tienen el mando es acatar el fallo y ejecutarlo sin dilación –más allá de breves coordinaciones técnicas–, pues lo contrario es el regreso de la tensión y la persistencia de la desconfianza. Por nuestra parte, los peruanos debemos sentirnos, desde ya, orgullosos por la misión cumplida como nación, la que debe dejarnos la enseñanza de que solo con políticas de Estado mantenidas en el tiempo avanzaremos hacia el desarrollo socio-económico del país.

 

Una catarsis antes del fallo

Publicado en La Mula el 26 de enero de 2014

Combinado del Pacífico, ejemplo temprano de integración

Horas antes del fallo se me vienen a la cabeza las razones y sinrazones de lo que he defendido todos estos años, lo que unos han encontrado coherente pero otros contradictorio. Por eso necesito una catarsis pero ordenada, entonces la he dividido en 4 partes:

1. Estos años he defendido la posición jurídica del Perú en la CIJ partiendo de la premisa de la evidente inequidad de la situación que, de hecho, existe, en la que Chile obtiene 200 millas de espacio marítimo desde el inicio de sus costas. Al contrario, el Perú, se encuentra confinado a una costa casi seca en Tacna la que se va ampliando paulatinamente y alcanza las 200 millas apenas en Puerto San Juan: ¡recién en el departamento de Ica!

2. Al mismo tiempo que he defendido la posición del Perú en la Haya, he defendido la integración con Chile, la que encuentro imprescindible para el desarrollo material de nuestros pueblos. He apostado por el TLC con Chile y también por la Alianza del Pacífico, este último como único foro que puede permitirnos concurrir a la globalización con medianas posibilidades de éxito y en contrapeso a la influencia de Brasil en la región. Por eso no puedo más que felicitarme del éxito obtenido con la política de cuerdas separadas aplicada por el Perú durante el proceso ante la CIJ, la que, no obstante, debe dar lugar a otra mucho más integral tan pronto tengamos sentencia y la implementemos de buena fe.

3. En tanto que historiador, he defendido la postura de cambiar de mirada ante el pasado y rescatar eventos positivos de la historia bilateral, los que son muchos y se encuentran “a la sombra de la Guerra del Pacífico” el que pareciera el único acontecimiento que nos vinculó en el pasado. Por ello he sacado a la luz otros temas como el apoyo de Bernardo O´Higgins a la Independencia del Perú o la presencia de la procesión del Señor de los Milagros en Chile, gracias a los miles de migrantes peruanos que habitan en el país del sur. En este esfuerzo, debo admirarme de haber contado con el apoyo invalorable de decenas de historiadores de ambos países con quienes hemos publicado Las historias que nos unen, como un testimonio y mensaje de paz hacia nuestros pueblos que proviene desde la historia, como una voz que viene del pasado.

4. También como historiador, he propugnado y propugno la realización de un proceso de reconciliación entre el Perú y Chile respecto de la Guerra del Pacífico para cerrar la herida que esta ha dejado en la sociedad peruana. No soy de los que promueve el olvido, ni el borrón y cuenta nueva. Más bien, pienso que de manera oficial ambos estados deberían conversar con madurez de lo que nos pasó hace 135 años porque nuestras sociedades, principalmente la peruana que fue víctima de la agresión, espera gestos de la contraparte que permitan vernos con nuestros nuevos rostros del siglo XXI, distintos a los del siglo XIX.

Esta es mi catarsis antes del fallo, la que no puedo terminar sino implorando a las autoridades de ambos países para que cumplan con sus sociedades la alta responsabilidad política de consolidar el cambio de mirada que la integración entre nuestras dos sociedades ya está esbozando. Por eso, un fallo acatado de buena fe, y ejecutado en un plazo breve y razonable, debe mostrar los contornos definitivos de nuestras caras de hoy. Estas serán las de 2014, las de 4 o 5 generaciones después y serán las sonrisas de los niños del presente y los hombres y mujeres del futuro, peruanos y chilenos, orgullosos porque supieron recordar el pasado sin confundirlo con el presente y lograron desarrollar sus sociedades para beneficio mutuo. Los políticos tienen la palabra, ¡que el pasado no le gane al futuro!

 1954

Publicado en LA MULA el 27 de enero de 2014

 Ganamos mar y debemos ganar la paz

“PRIMERO: Establécese una Zona Especial, a partir de las 12 millas marinas de la costa, de 10 millas marinas de ancho a cada lado del paralelo que constituye el límite marítimo entre los dos países. CONVENIO SOBRE ZONA ESPECIAL FRONTERIZA MARÍTIMA. Lima – Perú, 4 de diciembre de 1954”

Finalmente se bajó el telón y el nuevo escenario que se abre a nuestros ojos es que el Perú pasará a administrar 50.000 km2 que hasta ayer no administraba ¿es una victoria? Claro que lo es y no solo por los espacios marítimos obtenidos, sino por haber mantenido una política de estado desde el año 1986 en adelante y el proceso dentro de sus cauces todo este tiempo, evitando así su descarrilamiento.

De hecho, uno de los grandes logros del equipo peruano que defendió nuestra posición ante la Corte Internacional de Justicia fue establecer que la declaración de Santiago de 1952 no era un tratado de límites y así desbaratar la columna vertebral de la posición chilena. La tarea no fue fácil, ayudó a consolidarla el acuerdo limítrofe suscrito entre Perú y Ecuador en 2011, por intercambio de notas, durante los gobiernos de Alan García y Rafael Correa, que dejó sin piso a Chile pues le quitó a la susodicha Declaración el carácter que Chile pretendía darle: si hubo tratado de límites marítimo en 2011, entonces no lo hubo en 1952.

Sin embargo, poco pudo hacerse frente al Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima firmado entre los tres países en 1954 y cuyo título, per se, ya resultaba complicado para nuestra posición, aún más lo era su capítulo primero que he copiado en el epígrafe de este artículo. Ciertamente, es en base a aquel texto que la CIJ consideró que sí había un “límite marítimo tácito” entre el Perú y Chile que seguía la línea del paralelo, aunque consideró que ésta línea no debía prolongarse hasta las 200 millas, sino sólo hasta las 80 millas, luego de las cuales se adjudicó al Perú la línea la equidistante que demandaba. Es por eso que nuestro país ha obtenido de la sentencia 21,000 km2 del triángulo interno y, además, los 28,000 Km2 del triángulo externo; es decir, 50.000 km2 de los 66.000 en disputa.

No obstante, no todo es un jardín de rosas pues el mayor volumen de peces y especies marinas que habitan las aguas en disputa habita en la zona cercana a la costa que es la que Chile ha mantenido en su poder por lo que cabe preguntarse ¿qué pasó en 1954? ¿por qué se firmó un convenio adverso a los intereses del Perú?. En realidad, es fácil ser general sesenta años después de la batalla; por eso, lo que debemos comprender es que la década de 1950 constituye la prehistoria del moderno derecho del mar que se instituyó con CONVEMAR desde 1982. Hace sesenta años, la preocupación de Perú, Chile y Ecuador era la preservación de las especies marinas de la depredación de poderosas y voraces flotas internacionales y, en ese contexto, es verdad que de algún modo aceptamos el paralelo como una referencia fronteriza provisional, la misma que se expresó en el susodicho convenio de 1954, tanto como en la práctica de los Estados. De todos estos hechos se desprende que la victoria en la Haya, aunque clara, no haya resultado tan categórica y que 80 millas de paralelo para Chile pudiese sonarnos a mucho.

Sin embargo, he dicho en reiteradas oportunidades que el éxito del Perú en la Haya no sólo radica en el fallo sino también en mantener una política de estado en el tiempo, cerrar las fronteras con Chile y promover la integración. A todo ello sumémosle 50.000 km2 de mar y veremos como el resultado es estupendo.

Brillante desempeño del Agente y su equipo

LA SENTENCIA DE LAS CARAS NUEVAS

Publicado en la Mula el 28 de enero de 2014

 

Que el pasado no nos robe el futuro

Son las 11 y 42 de la mañana del martes 28 de enero de 2014, estoy escuchando el concierto 17 de Mozart para piano, interpretado por Rubinstein y hace algo más de 24 horas hemos conocido la sentencia de la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Partiendo de los tópicos que he desarrollado en los últimos años, tanto como en mis apariciones públicas en las que he declarado sobre la cuestión peruano-chilena, cabría decir muchas cosas en este momento, acerca de tantos temas, ideas, impresiones, reflexiones y recuerdos que se me vienen a la cabeza porque, de algún modo, ayer ha concluido una etapa en la vida de quienes nos hemos avocado, los últimos años, al diferendo limítrofe y a todas sus aristas.

Las preguntas que me hago son de todo tipo ¿y que hago ahora? ¿Sobre qué escribiré mañana? ¿A qué nueva causa puedo adherirme de aquí en adelante?. Esas interrogantes, sin embargo, solo anticipan un escenario cuyo montaje apenas hemos comenzado a levantar. A esta hora tenemos sentencia pero ya observamos una diferencia acerca del llamado triángulo terrestre; a esta hora, estamos contentos de haber obtenido 50.000 de los 66.000 km2 del área en disputa, aunque nos apena que la zona que no obtuvimos fuese la más cercana a la costa y, por consiguiente, la que más hubiese contribuido con mejorar la situación de los pescadores artesanales de Tacna.

Pero también esta hora es la de los mensajes, los gestos y los símbolos. Hasta el momento, las autoridades de ambos países se han expresado con aplomo; las del Perú se han allanado sin reservas a la sentencia; las de Chile, no tan entusiastas, han expresado su discrepancia con el fallo y afirmado que lo ejecutarán gradualmente, pero que finalmente lo ejecutarán. Ambas partes, al mismo tiempo, han hablado de integración, del cierre del último pendiente fronterizo y de fortalecer los lazos de amistad.

A esta hora, las imágenes que aparecen son aún borrosas, pero, conforme se despeja el polvo levantado por una sentencia tan difícil de entender como todas las de este tipo, parecería que comenzamos a vernos con rostros nuevos. Antes de este proceso, las caras con las que nos veíamos peruanos y chilenos eran caras del pasado, más bien curtidas, eran semblantes agotados, como los de los soldados que se enfrentaron fraticidamente en la Guerra del Pacífico. Hoy las caras ya parecen, por fin, ser otras. Son las caras de nuestros niños del siglo XXI, luciendo zapatillas multicolores, confundiéndose en los parques de Tacna y de Arica sin importar su nacionalidad, ellos son los hijos de lo que hemos construido peruanos y chilenos los últimos años. Las caras de hoy, son también las de los 150.000 peruanos que viven en Chile y que han compartido con el país vecino su emprendedurismo, su fe religiosa y su sazón culinaria; las caras de hoy, son la de los responsables de la integración económica binacional que nos ha convertido en dos países irreversiblemente complementarios.

Y que nadie se atreva a levantar el polvo otra vez, pues mucho hemos trabajado al respecto los gobiernos, las empresas, la sociedad civil, los políticos, la prensa, los historiadores y los hombres y mujeres de a pie para que llegue el momento de cambiar de miradas. Queda por delante ejecutar el fallo pronto pero sin precipitación, queda la responsabilidad de los gobernantes de reconciliar, mañana, lo que quede por reconciliar, de cerrar, mañana, las heridas aún abiertas. Pero del esfuerzo conjunto que encontró ayer un resultado jurídico se han sentado las bases para que nuestros sueños comunes se hagan realidad. Que nadie, pues, le impida a los pueblos integrarse, que nadie los retrotraiga al nacionalismo del siglo antepasado, que la historia nos sirva de ejemplo, pero que el pasado no se apropie de un futuro de esperanza que nos pertenece a todos.

Daniel Parodi Revoredo, Lima, 28 de enero de 2014, 12 y 06am, exactamente

EL TRIÁNGULO DE LA CONCORDIA

PUBLICADO en LA MULA EL  29 de enero de 2014

 No les neguemos un futuro de paz

El 27 en la noche, tras la lectura del fallo, ya se atisbaba un problema en torno al llamado triángulo terrestre pues, en su primera declaración a la prensa, el Presidente de Chile, Sebastián Piñera, señaló que la sentencia otorgaba dicho territorio, de algo más de 37,000m2, a su país. Al día siguiente, la noticia fue rebotada fuertemente por el diario La Segunda de Santiago y varios congresistas del vecino país declararon que la aceptación peruana de la “chilenidad” de dicho espacio debía convertirse en pre-requisito para la ejecución del resto de la sentencia.

Seguidamente, El Comercio de Lima denunció el hecho y las respuestas peruanas, encabezadas por las firmes voces de la Canciller Eda Rivas y del  agente Allan Wagner, rechazaron una pretensión absolutamente ajena al texto y la intención de la sentencia de la Corte Internacional de Justicia. Hoy 29, por la tarde, las aguas parecen calmarse, desde la Habana, los Presidentes Humala de Perú y Piñera de Chile han firmado una declaración comprometiéndose a ejecutar el fallo de buena fe y pronto. No se habló del triángulo terrestre, pero, en este caso, el silencio parece decir mucho.

Pero el 27 en la noche me encontraba dialogando con el periodista Mario Ghibellini y la Congresista Marisol Pérez en el Programa N PORTADA cuando lancé, acaso duditativo, la propuesta de edificar un parque binacional en el triángulo terrestre. Esta propuesta ya la había lanzado semanas antes en mis redes sociales respondiendo la propuesta de los gremios empresariales de edificar una suerte de santuario a los héroes nacionales del Perú y Chile en el lugar. ¡Mejor qué jueguen juntos los niños de ambos países! pensé, que haya dos puertas, la puerta Machu Picchu y la puerta Isla de Pascua, que cuando crezcan y piensen en el país vecino se acuerden más de sus amigos del Parque o triángulo de La Concordia que de una guerra de hace 135 años.

Varios peros míos, antes de que me lluevan los peros de los otros. No hablo de compartir soberanía: pero si la tierra es peruana y el mar es chileno entonces añadamos un acuario como ha sostenido el congresista Carlos Tubino, ¡qué maravilla que lo diga nada menos que un Almirante en retiro! juegos de agua, playas, conciertos binacionales, que sé yo, cambiar de mirada, darle un ejemplo al mundo.

¿Olvidar la guerra del 79? Nunca lo he propuesto, al contrario, creo que debemos hablar de ella con madurez entre los dos países y regalarnos los gestos que siempre hemos esperado. En el fondo de aquel asunto, ya terminado, creo que cada quien sabe lo que tiene que decir y debe nacer de cada quien decirlo.

Pero démosle a los niños la oportunidad de ser amigos para que en el futuro, como diría Gonzáles Prada, no temblemos ante ellos por haberles negado el invalorable regalo de la integración y el desarrollo compartido.

Amabilidad y firmeza, el contexto de la sentencia fue acertadamente conducido por la canciller Eda Rivas

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