La Maldición Política Peruana

Acabo de concluir la lectura de un sugerente texto de Agustín Haya de la Torre titulado La Difícil Construcción de la Comunidad Política20130820-union_revolucionaria.jpg

Fascismo de Unión Revolucionaria es analizado por Agustín Haya

Según Haya de la Torre, el constitucionalismo de Cádiz de 1812 generó una serie de reacciones en los diferentes virreinatos hispanos de América. Sin embargo, en el caso peruano, la prolongación por tres siglos de un sistema político despótico y un esquema  social estamental impidió una mejor difusión de las ideas liberales. Es así que nuestras vanguardias libertarias no tuvieron la posibilidad real de establecer vasos comunicantes con las bases de la sociedad colonial, es decir, con el mundo andino y las castas.

De esta situación se desprende la precariedad de nuestra república inicial fundada sobre una constitución liberal que, tras ser aprobada, tuvo que ceder su soberanía a los “hombres que hacen la guerra”. Es así que, según  Haya de la Torre, “el propósito de una élite de políticos liberales de fundar la casa común sobre normas básicas no duró ni un día” de lo que se desprende la pregunta central de su análisis, tanto como la naturaleza de la referida maldición: ¿por qué durante casi dos siglos se intenta articular la sociedad política sobre principios constitucionales sin conseguirlo?

Para Haya, la razón principal de este fracaso es el autoritarismo, inefable herencia colonial y, simultáneamente, indeseada creación republicana. Desde 1829, con el primer gobierno del general Agustín Gamarra, se advino el autoritarismo al Perú y toda una corriente de pensamiento contrario al liberalismo y al establecimiento de  la  voluntad general. Con Gamarra se inició la secular confrontación entre democracia y dictadura  pues a él “no le interesa en absoluto el respeto de la Carta Magna”. Más bien, el severo militar promovió un régimen político de corte presidencialista en el cual el poder legislativo quedase sujeto a la voluntad del Jefe del Estado.

Seguidamente, Haya de la Torre nos explica cómo  se transforma el autoritarismo debido a la profesionalización de las fuerzas armadas, de la que resultan nuevos usos político-castrenses, más bien comunes al siglo XX, como lo fueron la prohibición de las libertades civiles y políticas, la restricción y persecución de partidos políticos y sindicatos, la domesticación o cierre de los parlamentos etc.

En la segunda parte de su ensayo, Haya analiza un grupo de discursos contrarios a la democracia como el del fascismo, cuya vigencia en el Perú se extendió hasta fines de la Segunda Guerra Mundial; el mesianismo violento de Sendero Luminoso y el neoliberalismo económico al que le son incómodos los partidos políticos y que, en su versión nacional,  prefiere la promoción de candidatos outsiders porque resultan más fáciles de someter a sus intereses, los que no siempre coinciden con la voluntad general.

Ciertamente, el estudio de Agustín Haya de la Torre parte de una base ideológica que encuentra en la democracia y en la justicia social las utopías  que orientan el análisis de la política y la sociedad. Por ello he extrañado en su ensayo un acercamiento al rol del APRA en el proceso de construcción del liberalismo político en el Perú, más aún dada su naturaleza dual, de una inobjetable vocación democrática que, sin embargo, no soslaya su organización vertical, la que ya debe adecuarse a los requerimientos de la política contemporánea.

Por último, me pregunto si la utopía que persigue Agustín Haya de la Torre –la de la  auténtica comunidad política democrática- no requiere algo de voluntarismo y de una clase política que se trace como meta la implementación de políticas educativas para crear a ese ciudadano que es la pieza clave que le falta al complejo ajedrez de nuestro precario liberalismo. Trabajos como el de Haya de la Torre deben servirnos de inspiración para hacer de la lucha por la democracia una buena razón para vivir intensamente la política en el Perú.  Vale la pena leerse.

Daniel Parodi Revoredo



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4 Comentarios

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  1. Un gran Tema tema doctor Daniel; solo tengo una discrepancia con lo que se recoge de la opinión del otrora gran político "Cucho"; en el sentido de que el Autoritarismo, si bien tiene una faceta o "maquillaje" colonial, creo que guarda raices desde la época previrreynal, por el carácter teocrático de nuestro incanato, que por más invasión o colonización, fueron las masas lugareñas quienes condicionaron este sistema autoritario, que llegó a convertirse en el modus vivendi de los criollos, sometidos a posturas napoleónicas, que es lo que fue llegando periódicamente en aquellos tiempos previos a la "Independencia". Para mí el autoritarismo no es una creación colonial ni republicana, sino una adaptación idiosincrática del peruano, que no sabría denominarlo, si es una tara, una patología, o un ajenismo hacia la Geopolítica, que podría revertirse con la necesaria educación. SALUDOS SEÑOR.

  2. HASTA HOY SEGUIMOS ANHELANDO UNA SOCIEDAD REALMENTE DEMOCRÁTICA Y QUE SAQUE DE ÉSTE EMBROLLO DE INJUSTICIAS Y DESORDEN A NUESTRA PATRIA. LA HISTORIA NOS CUENTA QUE MÁS QUE REGLAMENTOS O LEYES, LO QUE SE IMPUSO FUERON CARACTERES PERSONALES QUE FAVORECÍAN INTERESES DE GRUPOS DE PODER. HOY ES LO MISMO, NO SE NECESITAN MEJORES CONSTITUCIONES,NI LEYES,NI PARTIDOS;SINO PERSONAS CON CALIDAD Y ÉTICA QUE EJECUTEN LAS LEYES E INTEGREN LOS PARTIDOS.¿CÓMO CONSTRUIR ESAS PERSONA?. LA EDUCACIÓN DESDE LA FAMILIA TIENE UNA RESPONSAILIDAD.

  3. Artículo muy ilustrativo en un tema clave: como ocnstruir una comunidad política democrática.
    Desde esa perspectiva, creo que una forma de comprender la historia política peruana es la tención entre los actores que siempre han buscado hacer política (expresada principalmente por el APRA) y los octros actores que siempre han recurrido a lo que podríamos denominar la antipolítica (golpes de estado, segregación política, el indenpendentismo político, la político sin partidos (ONGs), etc.
    Trabajemos por construir esa comunidad y ese sitemademocrático de partidos.

  4. En verdad, las opiniones de Agustín Haya de la Torre las tomo con mucha desconfianza, pues después de ser un radical de izquierda, me sorprendió verlo en el estrado de la Casa del Pueblo (el local aprista de la Av. Alfonso Ugarte, en Lima) cuando el cierre de campaña de Alan García en el 2006. Más aún, después de casi justificar la campaña aprista para la revocatoria de Susana Villarán. Es una pena la transmutación política de este señor. Respecto a la actuación del Apra, siempre ha sido golpista, cuando no ha estado en el poder; golpista, también, cuando no se salía con la suya: ejemplo: en el gobierno de Luis Bustamente Rivero. Y aunque parezca una opinión extrema: el autoritarismo desparecerá en el Perú, cuando el Apra desaperezca, o sea tomada por una nueva generación que destruya esa mafia corrupta. Pero también seamos justos: don Agustín es una persona culta, pero eso no lo libra de ser críticos de su inconsecuencia política.

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