2 + 2, el 2 de Mayo

“Esta reunión se da en un contexto de renovado fortalecimiento de la confianza mutua y en vísperas de una etapa promisoria para la paz y la mejor cooperación entre nuestros países porque la sentencia de La Haya fortalecerá la concordia”

Rafael Roncagliolo

La reciente reunión del 2 + 2 en Lima y Callao, entre los cancilleres y ministros de Defensa de Perú y Chile, tiene diversos significados y son todos positivos. En primer lugar implica la reanudación de un mecanismo que había sido dejado de lado hace unos años y que supone reforzar la confianza mutua y coordinar acciones en dos ramos fundamentales.  Asimismo, ha supuesto la suscripción de una nueva declaración conjunta y la reiteración bilateral del compromiso de acatar el fallo de la Haya que conoceremos en aproximadamente dos meses.

Por otro lado, la conmemoración conjunta del Combate del 2 de Mayo de 1866 en la plaza José Gálvez del Callao debe implicar el inicio del acercamiento y la reconciliación peruano-chilena respecto de su pasado común. Aquella gesta fue parte de la guerra que ambos países, apoyados por Bolivia y Ecuador, libraron entre 1864 y 1866 contra España. Otras ocurrencias importantes de aquel conflicto fueron el bombardeo de la escuadra ibérica al puerto chileno de Valparaíso el 31 de marzo  de 1866  y el combate de Abtao, el 7 de febrero del mismo año, que se destaca porque en él Miguel Grau y Arturo Prat pelearon del mismo bando. Precisamente por ello, se ha seleccionado el 7 de febrero como la fecha de la próxima reunión del 2 + 2.

Ciertamente, no son pocos los acontecimiento del pasado que nos acercan, también contamos con la participación chilena en la Independencia del Perú y con la tesis de las 200 millas. Así pues, la declaración de Santiago de 1952 que hoy nos enfrenta en la Haya  motivó, en su tiempo, una alta proximidad  entre Perú, Chile y Ecuador. La razón es que la posición asumida por esta triple alianza –defender sus costas de la depredación extranjera hasta un máximo de 200 millas mar adentro- fue abiertamente desafiada por grandes potencias mundiales como USA, URSS, Canadá, Suecia, entre otras.  Estas reivindicaron el derecho de sus nacionales a realizar labores de pesca y extracción frente a las costas de cualquier país. Más recientemente, la popularización de  la procesión del Señor de los Milagros y la difusión de la comida peruana en Chile son aportes culturales que también acercan a ambos colectividades.

Pero queda la Guerra del 79 y está claro que la difusión de acontecimientos positivos del pasado común no intenta soslayarla ni podría hacerlo pues vive en las raíces de una peruanidad herida como resultado de una invasión militar. También está claro que a este nivel nuestro país espera gestos del vecino que permitan dejar al pasado pasar y comprender que nos encontramos en una coyuntura diferente. Dichos gestos de Chile hacia el Perú deben formar parte de la política bilateral que ambos estados aplicarán tras conocerse, acatarse y ejecutarse el fallo de la CIJ .

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Cerrar heridas del pasado no es humillante

Cerrar las heridas del pasado no tiene que ser humillante para nadie. Por el contrario debe ser la máxima expresión de la madurez de la relación bilateral que el canciller chileno Alfredo Moreno ha resaltado en su reciente visita. Entre tanto, nuestro vínculo con Chile parece modélico a contrapelo de las voces altisonantes que se levantan al norte de la región. Por ello abogamos por la consolidación de este buen entendimiento y esperamos que el ejemplo migre a los confines más tropicales del subcontinente.

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