Seis apuntes de fin de año

Daniel Parodi Revoredo

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Invertir mucho más en nuestros estudiantes

1.Un Presidente más sólido
Ollanta Humala termina el año mejor de lo que lo comenzó y dejando una impresión más sólida que en fiestas patrias. En el Perú casi no hay partidos por lo que las transiciones políticas suelen ser traumáticas. Aquí un nuevo gobernante no entra rodeado de un equipo de técnicos y gestores políticos de primer nivel sino que tiene que aprender en el camino, por lo que gran parte de su éxito o fracaso depende de lo que demore en aprender y acomodarse. Con Juan Jiménez Mayor, también más afiatado, y con una cierta merma en la conflictividad social, Humala se ve más seguro y mejor comunicador por lo que su figura comienza a ser más simétrica a la de la Primera Dama Nadine Heredia. Eso es bueno para el gobierno.

2.Un trabajo bien hecho en La Haya
No sabemos cuál será el resultado en La Haya pero sí nos queda la sensación de un trabajo bien hecho por Torre Tagle y de haber dejado una imagen de seriedad e institucionalidad en el exterior, lo que incluye a Chile, pues allí también hubo buenos comentarios acerca de nuestra presentación en la CIJ. El 2013 es el año de la oportunidad de sentar las bases para una relación peruano-chilena horizontal basada en el respeto y la confianza mutua, pero todo depende de un fallo acatado: que así sea.

3.Un gestión municipal en la encrucijada
Da tristeza cómo termina el año la gestión Municipal de Susana Villarán pues buenas intenciones no le han faltado. Al contrario del Presidente, lo que sí le ha faltado a Villarán es tiempo para aprender y consolidarse. Nomás de entrada los revocadores comenzaron su trabajo denostador el que ha sido facilitado por visibles errores de la MLM, entre los cuáles el aniego en las obras en el río Rímac nos deja imágenes elocuentes. A Fuerza Social le queda lucharla el verano pero, significativamente, se le abre la oportunidad de la autocrítica y el relanzamiento.

4.Algo que planificar
El Perú ha hecho mucho dinero en las últimas décadas. La exportación primaria y los TLC para capitalizar el Estado son una buena manera de comenzar pero nada más. Hay rubros básicos que el Perú no está impulsando como la inversión en ciencia y tecnología para promover el desarrollo industrial del país y cambiar nuestra matriz productiva. Con las materias primas podremos tener dinero en función de la demanda internacional, pero el desarrollo sostenido se alcanza con la industrialización y en el Perú casi nadie habla en serio de aquello. Lástima, hasta ahora lástima.

5.Una deuda muy vieja por saldar
Sin importar donde nacieron, todos los presidentes del Perú son muy limeños, por no decir limeñitos. Nadie habla de “lo andino” ni de incluir pero respetando y no transgrediendo. En el gobierno anterior se pidió perdón a los afro-descendientes por la esclavitud y está muy bien que así haya sido pero ¿y el mundo andino?. Quinientos años de abusos y nadie lo reivindica; por el contrario, sigue existiendo la odiosa inercia de avasallarlo aunque ahora hay gobiernos regionales que –ideologizados, satanizados o ambas cosas- fungen de contrapeso. ¿Tal difícil es asumir una evidente responsabilidad histórica?

6.Educar, educar, educar
Educar caramba, ¿o vale jactarse de tener mucho dinero cuando se tiene la peor educación pública de América y una de las peores del mundo?. Hoy que hemos cambiado tanto y que somos – o decimos que somos- una sociedad menos racista, la exclusión comienza en la disparidad en la calidad de la educación que reciben las peruanas y los peruanos ¿Dónde está el anuncio de la gran revolución educativa del siglo XXI? ¿Seguiremos esperando? Ojalá que no.

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