Tres aspectos dirimirá la corte de La Haya
En primer lugar, quisiera reiterar que demandar a Chile ante La Haya no es un acto inamistoso contra el país vecino no sólo por lo mucho que el Perú intentó acercarse a Chile para discutir el tema bilateralmente, sino porque la CIJ es el mecanismo habitual que utilizan los países para dirimir sus fronteras marítimas. Así por ejemplo, Nicaragua y Colombia recurrieron a ella en 2001, mientras que Argentina y Uruguay lo hicieron en 2006.
Otro tema que debe quedarnos claro es qué se discute en la Haya; es decir, sobre qué va a fallar la Corte Internacional de Justicia. Se trata, específicamente, de tres aspectos:
1. Triángulo adyacente a la costa. Supone trazar la frontera marítima entre Perú y Chile. Desde nuestra posición no existe un tratado de límites suscrito por ambos países por lo que proponemos que una línea equidistante divida el área en la que se superponen la proyección de las 200 millas náuticas del Perú con la de Chile, con lo que se obtiene un triángulo adyacente a la costa que cuenta con un área aproximada de 38.000 km2. Este triángulo es la zona principal que está en litigio.
2. El triángulo externo o exterior: Donde termina el triángulo adyacente a la costa, comienza otro que se proyecta hacia altamar con un área de 28.000 km2. Para Chile esta zona está aún bajo su influencia porque se expande desde la conclusión de sus 200 millas náuticas hacia altamar. Para el Perú, en cambio, este sector aún está comprendido dentro de sus 200 millas marítimas por lo que la CIJ también debe dilucidar esta diferencia.
3. Aspecto implícito, frontera mar y tierra: la frontera marítima peruano-chilena debe comenzar en un punto determinado donde la costa se une con el mar. Para el Perú se trata del punto de la Concordia conforme al tratado de 1929, mientras que para Chile ese punto es el “hito de la Concordia” que se colocó 182.3 metros tierra adentro para evitar su deterioro por las aguas del océano. Trazar el límite marítimo desde el “hito de la Concordia” supone ganancia para Chile pues desplazaría el inicio de la frontera marítima más hacia el interior del Perú. Este aspecto es implícito porque, pese a no formar parte de la demanda peruana, la CIJ tendrá que fijar el punto de intersección mar y tierra desde el cual comienza la frontera marítima por lo cual definirá también la discrepancia en la interpretación que al respecto mantienen el Perú y Chile.
Por último, es preciso tener en cuenta que la fase oral es diferente del fallo. En diciembre la CIJ no emitirá su sentencia sobre el litigio que nos ocupa. Más bien, en esta fase ambos países le expondrán oralmente su posición a los jueces. Por ello mismo debemos cuidar que en la prensa y la opinión pública el tono de las voces no suba tanto que no podamos manejarlo porque las audiencias serán públicas y transmitidas en vivo. En otras palabras, el pueblo peruano escuchará la tesis chilena y viceversa. Como es lógico, ambas partes defenderán sus argumentos con la misma firmeza con la que atacarán los del contrario pero esto es lo natural en un proceso judicial por lo que debemos mantener la serenidad y evitar caer en cualquier provocación que pudiese descarrilar el proceso.
Recordemos que llegar a la sentencia será ganancia para el Perú no sólo porque es probable que se obtenga parte de lo que se quiere, sino porque se habrá cerrado el último tema fronterizo que mantiene el Perú con sus vecinos. En tiempos en que buscamos construir un bloque regional que concurra al mundo con más posibilidades, es menester superar las diferencias que nos dividen al interior de la región. Que La Haya nos conduzca por ese derrotero.
Daniel Parodi Revoredo
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