Dos dictadores obscenos
¿Fascismo de izquierda?
Daniel Parodi Revoredo
Recientemente, en las redes sociales, me he topado con una singular expresión: fascismo de izquierda. Y creo que es fácil adivinar que surge debido a la indefinición o abierto respaldo de muchos de nuestros invertebrados socialistas frente al régimen autoritario de Nicolás Maduro en Venezuela, léase chavismo.
Pero comencemos por algunas definiciones. En sentido estricto el socialismo, ese que Marx decía que era un periodo de tránsito en el camino hacia el comunismo, en el que el Estado se apropiaba de todos los bienes y medios de producción no tiene nada de democrático, ni tiene por qué serlo. En otras palabras, antes de la caída del muro de Berlín los socialistas no eran, per se, democráticos, por más que, en el Perú, algunos partidos de izquierda hayan participado de elecciones y logrado colocar autoridades parlamentarias y municipales. No obstante lo último, la opción revolucionaria para derrocar la sociedad burguesa e implantar la dictadura del proletariado estuvo siempre presente pero reitero que, per sé, no es punible. No lo es porque entonces esa era una utopía que se ponderaba posible, como hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial lo era el fascismo que llegó a contar con no pocos adeptos, incluso en el Perú.
Sin embargo, se supone que en el año 2000 una confluencia de fuerzas políticas se unió con la finalidad de derrocar una dictadura entornillada en el poder, la de Fujimori. Se suponía, entonces, que la idea era reinstaurar la democracia liberal y representativa, la independencia de los poderes del Estado, la libertad del sufragio, la de expresión etc. que nos fueron secuestradas en la década de 1990. Se suponía, entonces, que había consenso, al punto de que todos celebramos el gobierno de transición a la democracia de Valentín Paniagua, se supone que la izquierda participó directamente del proceso al punto de que Susana Villarán fue Ministra de la Mujer de dicho gobierno. Se supone también que esa misma izquierda participó del gobierno democrático de Alejandro Toledo; de hecho, fue como una suerte de ala progresista en un gobierno que consolidó el crecimiento económico del Perú.
De todo ello mi conclusión no fue otra de que la izquierda peruana había comprendido, al menos un poquito, la historia, que había entendido que cuando en 1989 cayó el muro, el socialismo marxista, ese mismo que es autoritario y totalitario, no tenía ya más razón de ser, ni más utopía por realizar y que, finalmente, quedaba la otra rama de la izquierda. Me refiero a la que prefirieron mayoritariamente los obreros de Alemania, Francia e Inglaterra, esa misma que dio lugar a la socialdemocracia germánica, al laborismo británico y al Estado de bienestar, esa misma que, permitiendo el capitalismo, supuso la sustantiva mejora en la calidad de vida del obrero, del campesino y del trabajador, a través de su protección vía el Estado. Una izquierda que, además, tiene en el Perú el pendiente de lo andino que, lo he dicho muchas veces, sigue esperando una reivindicación histórica que va mucho más allá de obras de infraestructura y bonos de asistencia directa.
Clausura de medios de comunicación, control de los poderes del Estado, control del organismo electoral, supresión de la observación electoral, persecución de la oposición política a través de diferentes métodos como campañas psicosociales, de demolición y hostigamiento desde el poder judicial, abriendo una serie de causas en contra de ellos y, como no, represión policial. ¿Y que pasa si a esto le sumamos un asistencialismo a ultranza en donde el caudillo-presidente apoya directamente con alimentos o títulos de propiedad a los sectores económicamente más vulnerables para ganar su fidelidad?
La pregunta que sigue es de quien estoy hablando si del fujimorismo o del chavismo, pues adivinen, estoy hablando de cualquiera de los dos, porque son gemelos. ¿Qué hace diferente al chavismo? ¿la nacionalización de empresas? ¿el color rojo de sus polos? ¿ayudar económicamente a Cuba? ¿por eso es buena tanta obscenidad? ¿por eso vamos a apoyar a un caudillismo-populista similar al fujimorismo que enfrentamos con la alta utopía de recuperar la democracia?.
Yo no pretendo que los que no piensan como yo lo hagan, pero sí me gustaría que mis amigos de izquierda que junto conmigo combatieron el fujimorismo definiesen qué era lo que en el fondo estaban defendiendo porque la verdad ya no los entiendo. Ciertamente no creo que sean fascistas de izquierda, como comienzan a señalar las redes, pero sería bueno que definan claramente cuál es el socialismo en el que creen ¿no les parece?
Mi cuenta en twitter: @daupare
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