No soy, en el medio local, un analista que demanda aumentar el gasto militar y que advierte a la población la eventualidad de una agresión chilena. Por el contrario, siempre he propuesto el emprendimiento de un proceso binacional de la reconciliación para cerrar las heridas del pasado y potenciar la integración socio-económica.
El nacionalismo chileno dificulta la reconciliación
Mi posición, lejos de la ingenuidad, se fija como simple meta la solución de un problema viejo, denso, geopolíticamente anticuado y emocionalmente desgastante. Sin embargo, mi propuesta parte de la premisa de que actualmente no están dadas las condiciones para realizarse y es por ello que la promuevo buscando sumarle adeptos en ambos lados.
La mayor dificultad que hoy afronta el proyecto reconciliador es subjetiva y atañe la naturaleza del nacionalismo chileno y de su discurso histórico, los que sesgan las decisiones de influyentes sectores de su sociedad. Así pues, desde sus inicios republicanos, Chile se autodefine como una fortaleza sitiada, asechada por el Perú, Bolivia y Argentina, sus hostiles y permanentes enemigos.
La geografía chilena ha jugado un rol determinante en la construcción de este discurso. Chile es un país “atrapado” entre el mar y la cordillera, la que funge como defensa natural ante sus “sitiadores” y a la vez lo aísla de los demás países de la región. De allí se desprende su autodenominado “carácter excepcional”, que lo convierte en el país modélico y civilizador de Sudamérica en oposición a sus vecinos, los andinos Bolivia y Perú.
El reseñado discurso juega un rol fundamental al momento de fijarse la estrategia chilena ante el contencioso de la Haya, porque para Chile la sola idea de perder cualquier cosa ante el Perú resulta inadmisible. Chile se ve a sí mismo como el país exitoso de Sudamérica y como el Estado que, en su desarrollo histórico, ha actuado siempre de acuerdo con los derroteros de la civilización y la razón occidentales. Por eso la demanda peruana parece darle vida al imaginario de la fortaleza virtuosa y pujante, sitiada por enemigos hostiles e incivilizados frente a los cuales cualquier retroceso puede comprometer la propia existencia.
Puerto a tierra, el discurso e imaginarios que acabo de resumir son el telón de fondo de la posición chilena en la Haya y explican su negativa disposición hacia un fallo desfavorable. De allí que el alambrado recientemente trazado en la frontera peruano-chilena -que blinda simbólicamente la fortaleza- nos parece solo la punta de un iceberg que mantiene sumergidas muchas otras provocaciones contra el Perú.
Debido a su “carácter excepcional”, a Chile le cuesta comprender que el Tribunal Internacional es el foro al que acuden las naciones para resolver sus diferencias. Si como parece, Chile quiere patear el tablero, lo va a hacer antes del fallo y no después –no cuando el mundo le exija su ejecución- por lo que es menester que Torre Tagle no caiga en la provocación. Llegar a la sentencia en Holanda, la que fuere, será la victoria para el Perú.
nota: la metáfora de Chile presentado como “fortaleza sitiada” la he tomado de las intervenciones del Internacionalista Miguel de Althaus en este blog.
Publicado el lunes 19 en Diario16
23 marzo, 2012 at 12:20 pm
Estimado doctor Parodi: que Chile quiera patear el tablero antes de la sentencia de La haya es muy de su estilo, y tiene uD. razon cuando dice que la cnacilleria debera actuar con suma prudencia y "sin pisar el palito".Se requiere un comportamiento y actuacion completamente distintos al del actual Canciller frente al asunto del barco de guerra britanico "Montrose", que ha sido tratado mal tanto por la Cancillaria peruano como por el Foreign Office britanico. Este culto peruano por la Republica Argentina, es inexplicable, pues este ultimo pais no tuvo reparo algunmo en venderle armas a Ecuador siendo garante del Protocolo de Rio, y en pleno conflicto del Cenepa. Lo mismo hizo Chile.Hay que cultivar buenas relaciones con los demas paises, con profesionalismo y sin excesivas solidaridades, porque eso que pretndan ser "paises hermanos", poco de hermanos tienen.
23 marzo, 2012 at 1:29 pm
Recuerdo que hace muchos años vi una película titulada, si mal no recuerdo "enemigo mío", se trataba de un enfrentamiento a muerte entre un humano y un extraterrestre y la fiereza de tan enfrentamiento los llevó a un desolado planeta en donde continuó esta guerra hasta que tuvieron que unir fuerzas frente a un enemigo superior. Finalmente el humano tuvo que emprender una heroica odisea para rescatar al hijo del extraterrestre, lo que le valió el reconocimiento de su otrora civilización enemiga, como padre del niño y el eterno agradecimiento de estos. Chile siempre despierta en nosotros sentimientos encontrados, son nuestros "queridos enemigos". Recuerdo un Estadio Nacional de Santiago repleto de chilenas y chilenos gritando a todo pulmón su solidaridad con el Perú, por el terremoto del 70. También recuerdo el hermoso gesto del Colo Colo cuando la tragedia de Alianza Lima. Cierto es que Chile tiene su caverna derechista, pero nosotros también. A nosotros también se nos inoculado mucho odio y rencor contra Chile desde la Escuela y es sobre esa base que muchos politicastros y generalotes se han enriquecido con la compra de armamentos ¿Y el Perú? sigue siendo un país pobre y miserable. Es una tarea enorme la que se ha fijado Señor Parodi. pero creo que los que pensamos que la tragedia y el trauma de la guerra del pacífico ya no debe alcanzar a las actuales generaciones de peruanos
y chilenos, estamos obligados a compartir dicha tarea.
21 mayo, 2013 at 5:18 pm
En caso de serle desfavorable, Chile puede declarar que acata el fallo, pero puede tambien dilatar varos años su cumplimiento.Estoy seguro que nuestra Cancilleria esta preparaa para esta eventualidad.Ojala yo me equivoque en esta prediccion.