El presidente Castillo se reunía con Betssy Chávez en su apartamento - COSAS.PE

Pedro Castillo y Betssy Chávez perpetraron golpe de Estado en el Perú

 

MEJOR CON SALVOCONDUCTO

A propósito del asilo diplomático concedido por el gobierno de México a Betssy Chávez

 

“No hay garantías procesales en el juicio a Pedro Castillo, consecuentemente, no lo habrá en un eventual proceso judicial contra Betssy Chávez y es  en ese sentido que sí procede el asilo político otorgado por México a la susodicha y no por los motivos ideológicos <<poscoloniales>> que esgrime aquel gobierno”

 

El apoyo que AMLO le brindó a Pedro Castillo apenas perpetrado al golpe o intento de golpe de Estado en contra el orden constitucional en diciembre de 2022, respondió más a la teoría de la colonialidad del poder que a cualquier otra razón de orden político o jurídico. De esta manera, un líder indígena que había actuado igual que Fujimori -y con sus mismas palabras- de pronto era la víctima de oligarquías tradicionales que lo perseguían en virtud de una discriminación racial secular que remite a los tiempos de la conquista.

En realidad, un golpista, perpetrador de un atentado contra la democracia, un rufián corrupto y un truhan simplón no tienen color, ni mucho menos, color político. Si nos amparamos en criterios genéticos para calificar las acciones de personajes así, tendríamos que colocar las conclusiones de AMLO al mismo nivel de las del propio Adolfo Hitler quien pensaba que los arios, por ser tales, estaban revestidos de una serie de cualidades que los distinguían de los demás seres humanos.

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AMLO y Sheinbaum: teoría poscolonial no aplica a Pedro Castillo, ni a Betssy Chávez

Al final, los nazis asesinaron brutalmente a decenas de millones de seres humanos y lo digo validando la teoría de que las razas no existen: genéticamente somos básicamente iguales, pero da que hablar una teoría que denuncia el colonialismo pueda ser utilizada de la misma forma como, antaño, los fascismos teorizaban sobre las razas. Eventualmente, las obras de Dussel o Quijano no señalan nada de esto pero han derivado en las posturas políticas que señalamos.

Por lo dicho, he considerado impertinente y fuera de lugar la cerrada defensa del anterior y el actual gobierno de México al golpista Pedro Castillo y su administración. No la considero injerencista porque vaya que cualquier presidente tiene derecho a opinar sobre los actos de otro, sucede todo el tiempo. Por injerencia entiendo algo más concreto, influenciar en el proceso electoral de un país vecino, como cuando Chávez financió la campaña de los Humala-Heredia, por ejemplo. Allí hablamos de una injerencia en los asuntos de otro Estado.

En todo caso, toda moneda tiene sus dos caras. En el Perú, el orden constitucional -alguna vez Osmar Gonzáles me aclaró bien que aquí no alcanzamos a tener una democracia, sino, apenas, un orden constitucional- está absolutamente corrompido y deteriorado por la injerencia de unos poderes del Estado sobre otros, o sobre los organismos autónomos, o de los poderes fácticos o mafias organizadas sobre los poderes Ejecutivo y Legislativo.

En suma, no hay garantías procesales en el juicio a Pedro Castillo, consecuentemente, no lo habrá en un eventual proceso judicial contra Betssy Chávez y es  en ese sentido que sí procede el asilo político otorgado por México a la susodicha y no por los motivos ideológicos que esgrime aquel gobierno. Así las cosas, es innecesaria una ruptura de relaciones diplomáticas entre dos países que hoy en día no tienen a sus embajadores trabajando en sus respectivas sedes, salvo como medida populista dirigida al frente interno. En suma, las relaciones bilaterales ya se encuentran lo suficientemente afectadas con esta situación.

Poder Judicial del Perú ::.

Nuestro Poder Judicial no ofrece garantías procesales

Para concluir, prefiero quedarme con la idea de que lo más elegante, y lo que deja mejor parado al Perú en el plano internacional, es otorgar salvoconducto, que es lo que corresponde hacer, conforme al derecho internacional, si México ya ha concedido el asilo. Inclusive el destacado y conservador internacionalista Francisco Tudela se ha manifestado en ese sentido. Y México facilitaría las cosas si bajase el tono al discurso de reivindicación identitaria con el cual ha revestido un tema que atraviesa coordenadas políticas muy distintas a la supuesta “colonialidad del poder”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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