EL JEFE: Haya, la Internacional y la ruptura con Mariátegui. Antonio Zapata (PUCP, Lateral 2025)
Apuntes para una reseña
Daniel Parodi Revoredo
“La obra centra el análisis en la vocación caudillista de Haya de la Torre. Nosotros podemos coincidir con esta característica del entonces joven líder político, pero creemos que no se le hace justicia al subyugar toda su trayectoria a esta propiedad en desmedro de propósitos políticos más edificantes”
Finalmente tengo en mis manos el libro de Antonio Zapata EL JEFE: Haya, la Internacional y la ruptura con Mariátegui. Ya estoy bien avanzado en mi lectura, que trata de un tema al cual he dedicado la última década y sobre el que he difundido dos notas académicas y varias periodísticas, por ello le estoy prestando la más particular atención.
En la introducción a EL JEFE, Zapata presenta un disclaimer en el que explicita su filiación de izquierda y reconoce que esta podría expresarse en su investigación para luego añadir que, sin embargo, no arrastra antipatías contra Haya de la Torre. Ya avanzado en la lectura del capítulo segundo y último de la obra puedo colegir que el autor no ha logrado mantener el equilibrio ofrecido: se aprecia en el texto una cierta animadversión contra Haya más intensa en sus pasajes medulares, cuando aborda los motivos de la ruptura del fundador del APRA con Mariátegui. En líneas generales, apreciamos en EL JEFE elementos característicos de una tendencia historiográfica que romantiza a Mariátegui y denosta a Haya de la Torre.
La obra centra el análisis en la vocación caudillista del político trujillano, al que se le presenta como carismático desde la definición weberiana del concepto. Esta idea atraviesa transversalmente sus páginas y le da motivo a su título. Nosotros podemos coincidir con esta característica del entonces joven líder político, pero creemos que no se le hace justicia al subyugar toda su trayectoria a esta propiedad en desmedro de propósitos políticos más edificantes sobre los que dejó abundante evidencia escrita.
Zapata examina dichas evidencias pero siempre subordinadas al proyecto de un caudillo que, según el referido historiador, consistió en construirse a sí mismo. Tras publicarse Ud. fue Aprista de Nelson Manrique (PUCP 2009), obra que cuestiona con dureza la trayectoria e imagen del fundador del APRA, Carlos Aguirre retrucó que así como la historia del peronismo no podía reducirse a sus “traiciones ideológicas”, la historia del movimiento aprista, fundamental para el Perú del siglo XX, tampoco podía limitarse a un solo aspecto (Revista Histórica XXX.III, 2009). Nos parece que sucede otro tanto con la obra de Zapata.
Haya de la Torre fue caudillo, cómo negarlo. Luego, la clandestinidad y la persecución lo convirtieron en caudillo carismático, cualidad que pareció asumir como un destino personal, fatal, ineludible, en tiempos en los que los principales líderes populistas de América Latina establecieron relaciones afectivas con grandes multitudes.
Sin embargo, ni su proyecto político auroral, que es el que estudia Zapata en su nuevo libro, ni la historia posterior del Partido Aprista Peruano, desde 1930 en adelante, pueden enfocarse desde motivaciones únicas. Menos aún si el enfoque parte de una rivalidad secular -política, académica e historiográfica- cuya vigencia solo se mantiene en bolsones intelectuales que se resisten a comprender que ya ha trascurrido la cuarta parte del siglo XXI. Volveremos sobre el tema

Daniel Parodi Revoredo
31 julio, 2025 at 10:30 am
“avanzado en la lectura del capítulo segundo y último de la obra puedo colegir que el autor no ha logrado mantener el equilibrio ofrecido: se aprecia en el texto una cierta animadversión contra Haya más intensa en sus pasajes medulares, cuando aborda los motivos de la ruptura del fundador del APRA con Mariátegui. En líneas generales, apreciamos en EL JEFE elementos característicos de una tendencia historiográfica que romantiza a Mariátegui y denosta a Haya de la Torre.” Es verdad.
22 octubre, 2025 at 12:14 pm
Haya de la Torre fue caudillo, cómo negarlo. Luego, la clandestinidad y la persecución lo convirtieron en caudillo carismático, cualidad que pareció asumir como un destino personal, fatal, ineludible, en tiempos en los que los principales líderes populistas de América Latina establecieron relaciones afectivas con grandes multitudes.
10 noviembre, 2025 at 5:14 pm
Con el debido respeto, pero que se puede esperar de un historiador rojo como zapata, el mismo se declara izquierdista, tiene razón el doctor Parodi, cuando dice que se romantiza en demasía a Mariátegui en desmedro de Haya, la imparcialidad dejo de serla en sus análisis y comentarios.