Le Festin de Dieux de Jan van Bijlert y su puesta en escena en la inuaguración de #Paris2024
#París2024 y la batalla cultural
Ayer coloqué en mis redes dos posts de la inauguración de #Paris2024, una sobre la María Antonieta decapitada y la otra aclarando que no fue la Última Cena la representada por una serie de personajes un tanto estrambóticos, algunos de ellos Drags, sino Le Festin de Dieux, de Jan van Bijlert.
Y pues, no sé si sucedió lo de siempre, pero sí sucedió lo de ahora: se me vino encima la batalla cultural. Progresistas celebraban la mofa de símbolos religiosos y aristocráticos, algunos con escarnio señalaron que se lo tenían bien merecido.
Maria Antonieta decapitada canta en inauguración de #Paris2024
A su turno, conservadores enojados denunciaban el mal gusto de la puesta en escena de María Antonieta y, principalmente, acusaban que, tras la obra de Jan van Bijlert, representada en la inauguración, igual se escondía una profanación a la Última Cena de Leonardo, o a la Última Cena como evento histórico, que es objeto de culto religioso, pues el primero de ambos cuadros fue, en su tiempo, también una polémica sátira de aquel celebérrimo lienzo que pintase el célebre artífice renacentista. De esta manera, mi muro desarrolló su propia versión del debate en redes sociales en los que fueron tendencia HT tales como “Sodoma y Gomorra”.
La Última Cena de Leonardo Da Vinci
Quienes me leen, conocen mi postura de rechazo a la batalla cultural en su conjunto. A mí me parece que ambos bandos han teñido de intolerancia al siglo XXI al punto de que pareciera que no hay más opción que tomar partido por uno de ellos. Por cierto, los progresistas no deberían rasgarse las vestiduras pues les encanta prohibir arte también, sobre todo si no va con su idea de la “corrección política” o representa personajes o prácticas del pasado que consideras lesivas a ojos del presente. Así que ambas tendencias dan de lo mismo.
Hablando de Francia, la terre de la Liberté, yo no sé en qué momento decidimos cancelar la libertad y prohibir la tolerancia. A mí me recuerda a los peruanos conservadores, cercanos a la Marina de Guerra, que señalan que al monitor Huáscar hay que hundirlo pues esa fue la voluntad de sus combatientes. Se olvidan de que el Huáscar ya es patrimonio, es una reliquia histórica, y el patrimonio no se destruye, se preserva. y lo digo con todo mi respeto a la voluntad de sus valientes combatientes. Pasa lo mismo con los progresistas que quieren destruir estatuas ecuestres, obras de arte, pinturas por representar personajes que podrían ser cuestionados desde la moral presente o, inclusive, la de su propio tiempo.
Pregunto ¿no es mejor recordar lo malo para que no vuelva a pasar? Que yo recuerde ni en los tiempos medievales de la Iglesia Católica se atentó contra obras de arte romanas o griegas por ser paganas. Aquellos cristianos comprendían mejor el valor del arte. Inclusive, desde los tiempos del renacimiento se inspiraron en él para desarrollar el suyo, con la propia Iglesia como mecenas al frente. ¿o tal vez habría que condenar al fuego a la bella Venus que pintara Botticelli por su paganismo y desnudez?
En fin, espero que se haya entendido que estas líneas plantean una tercera vía: la de la tolerancia, la del diálogo, la de la libertad. Hoy todos quieren prohibir, hoy todos quieren destruir, hoy todos quieren censurar, todos quieren cancelar. ¿Luchamos tanto por las libertades en Occidente para terminar así? Luego, no sé si ya terminamos pero espero terminemos pronto, antes de que una guerra de alcance mundial dirima posiciones como nos ocurrió hasta dos veces en el siglo XX.
Nacimiento de Venus de Sandro Botticelli
Es decepcionante, la especie avanza en tecnología pero el avance en valores sencillamente no existe, simplemente no puede ser, es un oxímoron, vamos y venimos como aguas embravecidas y la tolerancia se devanea en medio, la pobre. Solo espero no acabemos, esta vez, ahogados en nuestro propio maremoto cultural.
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