Sobre el APRA, para variar

Ilegal directiva debe cederle el paso a nuevas generaciones. Foto: Hernán Hernández, La República

De nuestro país, de su corrupción y su informalidad se pueden decir muchas cosas, pero no seamos mezquinos. Algo se ha avanzado en institucionalidad, de lo contrario tantos líderes políticos no afrontarían hoy los problemas que afrontan ante la justicia y la fiscalía no podría allanar sus casas como viene haciéndolo. Es imperfecto, claro, pero hace un par de décadas sería impensable tener presos a un expresidentes, a uno fugado a USA y a otro recién indultado, pero con un futuro cercano muy incierto.

Con el APRA pasa algo similar, nuestros organismos electorales pueden ser todo lo imperfectos que se quiera, pero mal que bien ordenan y fiscalizan elecciones, tanto como la marcha de los partidos. De manera que a estos ya no se les puede manejar arbitrariamente, ni coparse sus esferas directivas a dedo o al caballazo como en tiempos del “pisco y la butifarra”.

Hoy los militantes de cualquier partido que viesen atropellados sus derechos de militantes, o los estatutos de su agrupación, o la ley de partidos políticos tienen el derecho de recurrir al Estado en busca de amparo (a eso se le llama ejercicio de la ciudadanía por si acaso) y recurrir al JNE para que aplique la ley y dirima la denuncia a procesos internos viciados. Pues así ha sucedido en el APRA. Compañeros: bienvenidos al siglo XXI.

Desde las elecciones generales de abril, en las que tuve el honor de representar a la estrella de Haya de la Torre, no me cansé de señalar que al APRA había que renovarla toda y que eso pasaba por un proceso de institucionalización de todos sus procesos internos. Alan García y su círculo cercano, sin embargo, se negaron a darle el paso a quienes, a la luz de un paradigma más contemporáneo, querían transitar al PAP al siglo XXI, para comenzar por fin a hacer las cosas de acuerdo a estatutos y en respeto de la voluntad mayoritaria de la militancia.

Con oponerse a un proceso irreversible, García, Mulder y Elías solo le han hecho perder tiempo a quienes quieren relanzar el APRA a la sociedad y que ya han logrado que el JNE ANULE LOS RESULTADOS DEL XIV CONGRESO NACIONAL HACE MÁS DE UN MES. Con ello, resulta que ni Alan García es Presidente del PAP, ni Elías Rodríguez es su Secretario General, ni Mauricio Mulder es el Presidente de su Comisión Política y que NINGUN PLENARIO DE ULTIMA HORA CONVOCADO POR DICHA DIRECTIVA TIENE NINGUNA VALIDEZ TAMPOCO.

De hecho, mantenerse por la fuerza en el local de Alfonso Ugarte, a pesar de la resolución del JNE, constituye un ilícito frente al cual esperamos que la Asamblea permanente de las bases, que con gran decisión se ha autoconvocado en la sede del Comité Distrital de San Borja, interponga pronto las medidas cautelares necesarias para que las autoridades apócrifas del PAP abandonen la sede central de su organización. Paso seguido debe iniciarse, bajo la dirección del JNE junto a una intachable comisión de notables apristas, el proceso de normalización que coloque al APRA de nuevo a derecho y en la capacidad de ofrecerle servicios públicos de calidad, tanto como justicia social, a la ciudadanía.

Poco importa, la verdad, a estas alturas, participar o no en las regionales-municipales de octubre. ¿A razón de qué? Tantos años de malas prácticas dificultan ofrecerle desde ya a la ciudadanía la seguridad de candidaturas idóneas formadas en los principios ideológicos y MORALES del aprismo y su generación fundadora. No hay peor error que no identificar aquella transición tras la cual la historia, definitivamente, te ha superado. Felizmente hay una nueva generación de militantes apristas dispuestos a hacer las cosas bien. Es momento de darles la oportunidad.

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