El APRA cumple 90 años

APRA: 90 AÑOS

“Que el trabajo es deber y derecho de todos los hombre y representa la base del bienestar nacional” (Constitución del 79) 

La semana pasada se celebró el 1ero de mayo pero poco se dijo sobre la actuación de Víctor Raúl Haya de la Torre en la conquista de la jornada de 8 horas laborales en el país, a pesar de que el fundador del APRA cumplió un rol fundamental en la lucha y reivindicación de los derechos de los trabajadores del Perú.

En diciembre de 1918, los obreros de Lima, en especial panaderos y tejedores, iniciaron una larga huelga por conquistar lo que sus compañeros estibadores del Callao habían logrado en 1911: las 8 horas de trabajo. En los albores de 1919, los obreros gestionaron el apoyo de la Federación de Estudiantes, liderada por Haya, quien participó de las negociaciones entabladas entre los dirigentes sindicales y el entonces Ministro de Hacienda, y representante del gobierno civilista, Manuel Aurelio Vinelli. Las deliberaciones se desarrollaron los días 13 y 14 de enero.

La persistencia de los obreros, de sus más destacados voceros como Adalberto Fonkén y Arturo Sabroso, junto al resuelto respaldo estudiantil obtuvieron la victoria el 15 de enero de 1919, con la promulgación del decreto supremo que reducía a 8 horas diarias la jornada laboral, que antes oscilaba entre las 12 y las 14 horas. Además, esta conquista le dio nacimiento al llamado “Frente Único de Trabajadores Manuales e Intelectuales” que unificó, en la misma plataforma de lucha, a obreros, profesionales y estudiantes.

Algunos años después, el 23 de mayo de 1923, el Frente Único, liderado por Haya de la Torre, se pronunció en las calles de Lima en contra de la consagración del Perú a los Sagrados Corazones, con el saldo de dos manifestantes muertos y la consolidación de la alianza obrero-estudiantil. Fue también el bautizo de sangre de una trayectoria de lucha democrática y social que condujo al político trujillano a su primer destierro. En dicho exilio, en México, un 7 de mayo de 1924 Haya fundó la Alianza Popular Revolucionaria América, movimiento político inter-americanista que enarboló una propuesta original de lucha contra el imperialismo capitalista, distinta a la del socialismo marxista.

20 años después, las batallas del APRA por los derechos de los trabajadores obtuvieron un nuevo triunfo: el 1ero de mayo de 1944 se fundó la primera central obrera del país: La Confederación de Trabajadores del Perú. La Confederación se creó bajo la dirección de Luis Negreiros Vega, luchador tenaz y consecuente quien encontró su destino en 1950, a manos del sicariato de la dictadura odriísta. Poco antes, en 1949, había logrado burlar otro atentado contra su vida.

35 años después, en 1979, Haya de la Torre cerró el círculo de su vida legándole al Perú una Constitución inspirada en la democracia social que estableció en su artículo 44 que “los trabajadores tienen derecho a descanso semanal remunerado, vacaciones anuales pagadas y compensación por tiempo de servicios. También tienen derecho a las gratificaciones, bonificaciones y demás beneficios que señala la ley o el convenio colectivo”. Seguidamente, la Carta Magna del 79 reconoce el derecho de sindicalización del trabajador –tan cercenado por el neoliberalismo en la década de los noventas- y la participación del obrero en el reparto de utilidades de las empresas en las que labora.

Ya sé que luego vendrán las críticas: que la Constitución del 79 estuvo condicionada por los militares, aunque Haya se comió el pleito de darle una salida democrática al país en aquella difícil coyuntura y la otra, aún más difundida, que las alianzas conservadoras del APRA, con Prado el 56 y Odría el 62, desmerecen su trayectoria social. De aquellas alianzas hablaré en mi próxima nota. Por lo pronto, subrayemos que ha cumplido 90 años el Partido Aprista, sin el cual no se entiende nuestra democracia contemporánea y sus conquistas sociales, como tampoco lo hacen, justo es decirlo, sus grandes contradicciones.

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