Perú rumbo a Brasil 2014

Por Daniel Parodi Revoredo
Con una expectativa que recuerda las eliminatorias de la década de los setentas, la selección peruana de fútbol inicia su participación en el largo torneo clasificatorio a la Copa del Mundo de Brasil 2014. El optimismo de la afición no es gratuito: el equipo nacional inicia la justa sudamericana tras dos años de preparación coherente, con estadísticas favorables y el corolario de un meritorio tercer lugar en la Copa América.


Markarian ha enrumbado a la selección nacional

El proceso que referimos se ha llevado a cabo, no gracias a la gestión dirigencial de Manuel Burga, sino a pesar de él. De hecho, los sparrings de la selección han sido poco más que un conjunto de repúblicas tropicales y alguna otra muy nórdica, de aquellas que se encuentran disponibles porque a nadie le interesa enfrentarlas. Qué diferencia con Chile, que recién culminó su preparación jugando contra España y Francia en Europa. Nosotros, en cambio, cerramos con el débil combinado boliviano. Es que quienes hacen las cosas bien saben que la selección es permanente y que los sparrings se gestionan con meses y hasta años de anticipación. Pero ese no es nuestro caso.

En realidad, el artífice de la nueva realidad de la selección nacional es su técnico Sergio Markarián. El profesor tomó lo poco que se le dio y se inventó un proceso él sólo. A falta de sparrings, buenos son los micro-ciclos; a falta de dirigentes, buena es la planificación y a falta de credibilidad, bueno es trabajar la moral y confianza del grupo; esto es, crear un equipo. Ciertamente, la gran mayoría de jugadores que hoy integra el seleccionado ya jugaba en el exterior cuando se llevó a cabo el proceso anterior, ese que nos dejó en el último lugar de Sudamérica. Entonces no faltaron jugadores, pero sí todo lo demás: planificación, disciplina, responsabilidad y fe.

Haciendo un poco de historia, el último proceso medianamente serio de nuestra selección fue el dirigido por Juan Carlos Oblitas a mediados de los años noventa. Recuerdo que “el ciego” manejó el concepto de selección permanente y tuvo en Freddy Ternero al responsable de la Sub – 23, equipo con el cual se ensayaban los esquemas tácticos a los que luego se adaptaba la legión de jugadores provenientes del exterior. Oblitas no lo logró, pero casi. Qué diferentes, en cambio, Francisco Maturana y Paulo César Autori, que se tomaron varios años de vacaciones cada uno, a costa de la ilusión del aficionado nacional, y que se limitaron a convocar jugadores para los partidos oficiales. Cero planificación, cero previsión, fraternidad absoluta con el cinismo improvisado de Manuel Burga y aplausos dominicales de Gustavo Barnechea, en un programa televisivo local.

La historia que hoy comienza a escribirse puede ser diferente. Sin embargo, los riesgos de descalabrarse a mitad de camino son muchos y hay que tomarlos en cuenta. Primero está la indisciplina de varios jugadores que son referentes de la selección, jugadores que en procesos pasados entendieron sus convocatorias como la oportunidad de micro-vacacionar en Lima, bajo el manto de su misteriosa neblina, esa que enmascara juergas, amanecidas y meretrices. El otro riesgo es la prensa, esa prensa deportiva más preocupada en el titular disociador, en la intriga inmediata, en la enemistad inventada y que no asocia el éxito de la selección con el suyo propio; esa prensa amarillista a la que le preocupa más el tiraje de mañana, que un record de ventas en el próximo mundial. El último riesgo es la impaciencia, la eliminatoria es un proceso largo y el equilibrio es fundamental. No ganar es siempre una opción, tal vez no lo logremos esta noche o en Santiago, pero el proceso, si se mantiene, debería dar sus frutos. La planificación es así.

Para terminar, quiero expresar mi optimismo y satisfacción por el trabajo planificado de Sergio Markarian y este seleccionado. Espero que al final del camino nos abrasemos en Brasil al ritmo de Samba y todo muy a pesar de Manuel Burga, de sus testaferros, y de Phillip Batters, que ya le pedirá disculpas al “profe” Markarian en el día de la victoria.

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