Estimados Amigos.

Tengo el agrado de compartir con ustedes la segunda colaboración que hace a este blog el historiador Eligio Ronceros. Esperamos sus comentarios.

Cordialmente

Daniel Parodi Revoredo

LAS OPORTUNIDADES GEOESTRATÉGICAS DEL PERÚ.
“Una aproximación histórica”.

Introducción:

Ha sido un lugar común a lo largo de la historia, entender el desarrollo de los pueblos y las naciones a partir del aprovechamiento de determinadas características o condiciones que están dadas por la naturaleza, tales como: recursos naturales, posición geográfica o buen clima. En los 2 últimos siglos que corresponden a la fase industrializadora de la economía capitalista en el mundo, se ha entendido que otros factores como el desarrollo tecnológico, la inversión social, el mejoramiento de la infraestructura y una buena adminis-tración gubernamental son también condiciones fundamentales para el desarrollo de las naciones. Ahora bien, aunque sabemos que es un conjunto de factores el que debe de darse y utilizarse para lograr el desarrollo de una nación, la importancia del factor geográfico relacionado con una estrategia de estado que sepa aprovechar las ventajas que esta da, resulta de importancia vital. Por su posición geográfica, el territorio que hoy ocupa la actual República Peruana siempre ha poseído especiales características que de ser aprovecha-das proactivamente pueden permitir el desarrollo y posicionamiento del Perú como nación hegemónica en el Pacífico Sur.

En el presente ensayo, planteamos que se debe de establecer una política de estado que busque aprovechar al máximo los factores favorables de nuestra geografía. Tales como: ubicación en el centro del continente de cara hacia el Pacifico con la disposición de una vasta costa y de salida hacia el Atlántico a través de la cuenca Hidrográfica Amazónica o la posesión de un sistema orográfico con enorme potencial hidroeléctrico. Eso sí, relacionando estos factores con las necesidades del país y con las necesidades de nuestros vecinos, los cuales necesitan de la posición geográfica y los recursos que el Perú ostenta para desarrollarse económica y comercialmente, pero privilegian-do siempre los intereses nacionales.

En estos momentos de bonanza económica y en la coyuntura de los TLCs, la oportunidad es inmejorable para establecer una política estatal de “aprovecha-miento geoestratégico” que nos lleve en el corto y mediano plazo a posicionar-nos ventajosamente en la subregión. Por lo cual, debemos de aprender de las oportunidades perdidas en el pasado y no repetir los errores que se cometieron por la falta de una planificada política estatal para estos fines. Por ello, siempre es pertinente una mirada a la historia tanto lejana como reciente, para comprender la importancia de este tema.

UNA BREVE LECTURA A LA HISTORIA:
El territorio que hoy ocupamos, albergó a una de las civilizaciones más notables de la humanidad, la llamada Civilización Andina, cuyo proceso de evolución histórica empezó con formaciones estatales complejas –léase, Caral 3000 ac- y llegó a su epítome con el Imperio Inca. Durante este periodo de casi 5000 años nuestro territorio fue el centro político, cultural, económico y civilizatorio en América del sur. Es importante resaltar que estas características no cambiaron con la conquista hispana del Tahuantinsuyo, sino más bien se acentuaron; pues, la Corona Española hizo del Reino del Perú su principal virreinato en esta parte de su imperio y desde aquí, se controló a todos los dominios hispánicos en Sudamérica. Esta característica se mantuvo vigente desde el siglo XVI hasta la época de la independencia. Pues, ni siquiera las Reformas Borbónicas con sus nuevas jurisdicciones territoriales (creación de nuevos virreinatos), pudieron quitarle al Reino del Perú su papel hegemónico.

Con la crisis de la monarquía española, provocada por la abdicación de Carlos IV y Fernando VII ante Napoleón en 1808, se produjo un vacío de poder que fue aprovechado por los criollos para la creación de las llamadas Juntas de Gobierno. En esta coyuntura, fue en el Perú en donde se mantuvo el poder real representado en la persona del virrey Abascal y desde aquí salieron las expediciones del “Ejercito Real del Perú” que sometieron entre 1810 y 1815 los movimientos separatistas de Chile, Quito y el Alto Perú.
Por su inmejorable posición geográfica, situada al centro del continente y poseedora de una vasta costa ante el Océano Pacífico. Desde el Perú, salieron las expediciones españolas que tomaron posesión de las islas Filipinas y de un buen número de islas de Oceanía (Guam, islas Palao, islas Salomón, etc).

El puerto del Callao fue la base de la llamada “Armada o Flotilla de la Mar del Sur” y desde aquí esa gran corporación llamada: “El Tribunal del Consulado de Mercaderes de Lima” ejerció el control del comercio en esta parte de la América Española.
El proceso de independencia en su fase final (1820-1825), puso fin a la hegemonía que ostentaba el Perú en la época virreinal y fue seguida por un periodo de 20 años en los cuales la anarquía política y la crisis económica resultado de la guerra de independencia impidieron el establecimiento de un proyecto estatal serio y viable. Pero, hacia mediados de la década de 1840 el guano y su comercialización permitieron la conformación de una élite económica en el Perú y la aparición del primer proyecto estatal con el presidente Ramón Castilla (1845-1851).

El guano fue el primer recurso geoestratégico que el Perú dispuso en la época republicana y un adecuado uso de las ganancias que este generó, pudo haber permitido la creación de una flota de guerra y una marina mercante que nos hubiera permitido controlar el comercio marítimo en el Pacífico Sur. Así como se llegó hasta China en busca de brazos para las haciendas de la costa, se pudo tomar posiciones en el Pacífico, tal como lo hizo Chile con la isla de Pascua. El guano es un caso típico y patético de una oportunidad perdida, en la cual, no se uso adecuadamente un recurso geoestratégico que se dilapidó y que no sirvió sino para el enriquecimiento particular de algunos empresarios y para el pago de la burocracia estatal. La posterior Guerra del Pacífico no sólo significó la derrota de un estado peruano precario y caótico, sino también, la perdida de recursos geoestratégicos como el guano y el salitre.

A lo largo siglo XX, hemos visto los avatares por los que ha pasado la República Peruana en sus intentos por llevar a cabo un proyecto estatal. Entre estos intentos, se puede mencionar como momentos importantes: los proyectos de organización y reforma estatal de Leguía (1919-1930), Velasco Alvarado (1968-1975) y Fujimori (1992-2000). Sin embargo, estos proyectos de estado no siempre tomaron en cuenta la importancia de la posición geoestratégica del Perú. Con lo cual, se dejó pasar una vez más la oportunidad de elaborar una política de estado que apunte al posicionamiento geoestratégico de nuestra nación.

EL MOMENTO ACTUAL:
Tras un superar un punto crítico de nuestra historia (1989-1990), originado en su momento, por la crisis económica (hiperinflación y retiro de inversiones), los golpes del terrorismo senderista y la inadecuada respuesta estatal ante estos problemas. El estado peruano se ha recompuesto sobre la base de la aplicación de un modelo económico de libre mercado que ha significado un crecimiento económico sostenido en los últimos 10 años. Este crecimiento se manifiesta en el aumento de las exportaciones, la fortaleza de la moneda y las ingentes inversiones extranjeras en el Perú. Y es en este momento actual, cuando más debemos tener en cuenta los factores geoestratégicos que nos deben llevar a ser hegemónicos en la subregión.

Por ejemplo, debemos reforzar nuestra alianza económica con el Brasil teniendo en cuenta que desde el siglo XIX, somos la salida natural de este país hacia el Pacífico, pero, teniendo control de nuestros puertos y no renunciando a las ventajas que nos puede dar el buen uso de ese factor geoestratégico que es poseer una salida que nuestro vecino amazónico necesita. La construcción y pronta inauguración de la carretera interoceánica sur es una parte de todo esto, más debe ir acompañada de lo ya mencionado.
Por otro lado, el desarrollo de nuestra capacidad de producir energía de origen hidroeléctrico –léase, aprovechando la ventaja geoestratégica que nos da el sistema orográfico andino en sus caídas de agua hacia la costa y selva- puede permitirnos no sólo el autoabastecimiento energético, sino también la posibilidad de abastecer de energía eléctrica a nuestros vecinos.

Con respecto a los yacimientos de Gas, podemos hablar también de un recurso geoestratégico que debemos manejar adecuadamente para el desarrollo de una industria petroquímica y para el abastecimiento del mercado interno. Sin perder de vista que este recurso no es renovable. Volviendo al tema de los puertos, es importante resaltar la necesidad de volver a contar con una flota mercante de bandera nacional que pueda aprovechar el creciente flujo mercantil que se está produciendo y que se incrementará entre los países de Sudamérica y la pujante economía China.

Conclusiones:
Considero que el momento actual de bonanza económica es inmejorable para elaborar y llevar adelante una política estatal de aprovechamiento de nuestra posición geoestratégica y de nuestros recursos geoestratégicos. Entendiendo que esta política debe ser proactiva y no reactiva y debe ser elaborada teniendo en cuenta nuestros intereses nacionales en el corto, mediano y largo plazo. En esta política, el control de los puertos y la creación de una flota mercante y una línea aérea de bandera nacional, cobra gran relevancia. También es muy relevante nuestra relación con Chile, pues más allá de lo im- portante que puedan ser sus inversiones en el momento actual. Debemos de entender que hay sectores geoestratégicos en los cuales no los debemos dejar participar, pues Chile compite por razones históricas, geográficas, económicas y culturales con el Perú por la hegemonía en la subregión. Eso sí, esta política estatal debería ir acompañada por una modernización y puesta a punto de nuestras fuerzas armadas, como condición necesaria para asegurar los beneficios de nuestro crecimiento económico, mantener la integridad del territorio y asegurar la soberanía sobre nuestros recursos geoestratégicos. Es muy mala formula, la combinación de crecimiento económico con Fuerzas Armadas reducidas y debilitadas.

Esperemos que los próximos gobiernos comprendan la importancia de este tema y que la política de estado que se trace, pueda ser mantenida y sostenida más allá de los gobiernos de turno, como forma de asegurarle a nuestra patria el lugar de hegemonía que por historia le corresponde en el contexto sudamericano.

Eligio Ronceros Espinoza.
País: Vilcabamba.

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