Archivo de la categoría: Fragmentos literarios

Breves creaciones literarias del autor

Los tiempos de Joel (capítulo veinticinco)

[Visto: 808 veces]

(viene del capítulo anterior)

A diferencia de otros días, Alexia saludó a su enamorado con notoria frialdad: apenas si le dio un ósculo en su mejilla izquierda. Aunque lo percibió, Joel decidió darse por no enterado y saludó a Fernando, a quien sintió más receptivo que su hermana.

Los tres entraron juntos pero se separaron al llegar a la sala: Fernando para avisarle a Sofía, Alexia para decirle lo mismo a su papá. Ambos padres aparecieron casi al mismo tiempo. Manuel y su hija invitaron a pasar al joven al comedor; Sofía y su hijo volvieron a la cocina para servir la cena.

A pesar que Joel reconoció que los platos estuvieron “deliciosos”, el ambiente fue insípido: Manuel no podía dejar de mirar de forma sospechosa al joven, mientras que Alexia parecía asustada. Sofía aguantaba el dolor en su interior y Fernando apenas si cruzó alguna palabra en las cortas charlas.

“Ven, acompáñame”, le dijo Manuel al término de la cena. Joel lo siguió hacia el despacho, algo dubitativo. “¿Sabes? Desde que te vi la primera vez, pensaba que eras alguien de confianza”, habló el padre una vez que entraron allí y se sentaron, “y me pregunto quién eres”.

“Soy el enamorado de su hija”, dijo Joel sonriendo. “No… de verdad, ¿quién eres?”, volvió a repetir Manuel en tono irónico. Joel siguió sonriendo pero esta vez se quedó callado. “Contéstame, ¿quién eres?”, se exaltó el padre y le gritó al joven.

Manuel se levantó de su asiento y se dirigió al casillero, lo abrió y buscó el arma. Sin embargo, por más que revisó no la encontró. “¿Buscabas esto?”, Sofía entró a escena apuntando directamente hacia su esposo.

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Los tiempos de Joel (capítulo veinticuatro)

[Visto: 768 veces]

(viene del capítulo anterior)

Finalmente, el esperado día de la cena con Joel llegó. Más allá que Manuel y Sofía hicieron juntos las compras, apenas si cruzaron comentario sobre el tema. La silenciosa tensión reinó cuando regresaron a la casa, con él esperando en su habitación y ella cocinando junto a Fernando.

El joven sintió cierto grado de repulsa en su madre, no sabía si hacia él o a su padre, mas no dijo nada. A su vez, Alexia esperaba en su cuarto, entre ansiosa y desconcertada, intentando pensar en cómo recibiría a su cada vez más desconocido enamorado.

Cerca de las seis de la tarde, ambos jóvenes decidieron quitarse la ominosa opresión y salieron hacia el jardín de la entrada. “No podía respirar”, confesó Alexia. “Yo tampoco”, respondió Fernando, “algo le pasa a mamá, me miró mal”.

“Y también a papá”, se quejó ella, “se la pasó todo el rato en su cuarto”. Ambos se miraron y, uno menos sincero que el otro, dijeron al mismo tiempo: “¿será por Joel?”. En ese momento, apareció el carro azul y se estacionó delante de ellos. “Ya llegué”, dijo Joel, entusiasmado, bajando del auto.

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Los tiempos de Joel (capítulo veintitrés)

[Visto: 815 veces]

(viene del capítulo anterior)

Cuando llegó a su casa, Manuel se dirigió directamente al cuarto de su hija. “¿Dónde está tu madre?”, le preguntó apenas terminó de cerrar la puerta de la habitación. Alexia le contestó que Fernando estaba hablando con ella sobre sus estudios.

“¿Te pasa algo?”, ella le cuestionó al verlo tan ansioso. “Tu novio… Joel, o como se llame… te ha estado mintiendo”, le dijo su padre, y empezó a contarle la charla que tuvo con Salvio. “No sé quién es en realidad, pero hay algo muy cierto: él busca algo y, definitivamente, no es algo bueno”, afirmó Manuel tratando de convencerla.

Para Alexia, de alguna forma empezaron a encajar las cosas. “Papá, creo que debes saber esto”, murmuró la joven y le contó el episodio con Sofía en la casa de Joel. Manuel simplemente quedó perplejo. “No hables nada de esto con tu madre”, le dijo su padre una vez que se repuso del asombro.

Manuel decidió no ir al cuarto matrimonial, sino que más bien fue hacia el salón de despacho contiguo a la sala. Entró dejando entreabierta la puerta de la oficina, pasó al costado del escritorio y se acercó hacia el casillero izquierdo.

Sacó una llave de su bolsillo, abrió y miró dentro. Su mirada se detuvo un momento en la parte superior derecha. Retiró los papeles que allí se encontraban y sacó un pañuelo verde que ocultaba algo. Volteó y abrió la cubierta: era una pistola. Mientras la volvía a guardar, una sombra observaba tras de la puerta.

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Los tiempos de Joel (capítulo veintidós)

[Visto: 803 veces]

(viene del capítulo anterior)

Aquella misma noche, Manuel salía del trabajo. Caminaba tranquilo por la vereda cuando se encontró con un viejo amigo.”Salvio”, mencionó su nombre mientras se fundían en un campechano abrazo. “Tiempo sin verte, viejo amigo”, respondió afable el otro.

Se fueron a un café a charlar un rato sobre sus vidas. “Pues mi esposa ha estado un poco delicada de salud, pero ya de a pocos se está recuperando”, contestó Manuel cuando Salvio le preguntó por Sofía. “¿Y que sabes de Joel Castro?”, cambió de tema.

– Un buen día desapareció… hace como 25 años.
– ¿Qué? ¿Pero cómo?
– No lo sé. Su madre nunca se lo pudo explicar.
– ¿Conociste a su madre? ¿Sabes si tiene noticias de su nieto?
– ¿Nieto? ¿Cuál nieto?
– Del hijo de Joel. ¿Nunca te habló de él?
– No. Y eso que veía bastante a la señora.

“Nunca recibió una comunicación de su hijo”, agregó Salvio a su convincente respuesta, “nunca supo que tenía un nieto”. Manuel se despidió de su amigo y volvió a caminar hacia el estacionamiento. Desconcertado, se quedó sentado varios minutos sin encender el motor, intentando entender en vano el misterio de Joel.

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Los tiempos de Joel (capítulo veintiuno)

[Visto: 773 veces]

(viene del capítulo anterior)

Joel le indicó a Sofía que su hija estaba afuera y abrió la puerta. Alexia lo abrazó por el cuello y le besó en los labios. “Pensé que podíamos tener un adelanto…”, dijo la joven, cuando volteó su mirada y se percató que su madre se encontraba allí.

Alexia se ruborizó, lo cual aprovechó Sofía para demandarle por qué había venido tan tarde al depa. La joven no sólo no contestó sino que le devolvió la pregunta a su madre. “Vine a reiterar la invitación que hizo tu padre”, respondió Sofía resuelta.

“¿Y cómo sabías que Joel vive aquí’?”, inquirió Alexia poniéndola en aprietos. “En el hospital, yo la invité a tener una charla privada”, la excusó Joel al notar en Sofía cierto nerviosismo. A pesar de ello la joven no quedó muy contenta con la respuesta.

“Tenemos que irnos. Gracias por la invitación”, fue lo único que señaló Sofía antes de salir por la puerta. Alexia se despidió con otro beso. Joel lo recibió de buen grado. De pronto, volteó su cara hacia Sofía: el despecho de la mujer quedó en evidencia.

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Los tiempos de Joel (capítulo veinte)

[Visto: 815 veces]

(viene del capítulo anterior)

Joel consideró que era mejor que se vieran en su depa, para tener mayor privacidad y ningún sobresalto. Sofía aceptó y la mañana siguiente estaba en la puerta del lugar. Se sorprendió que el color de las paredes fuera el mismo que recordaba.

“Adelante”, la invitó a pasar Joel luego que abrió la puerta. Para Sofía, era como si el tiempo se hubiese detenido: cada cosa que veía o tocaba, le evocaba aquella época de su “amistad con derechos”.

Pero antes que sintiera de nuevo esos sentimientos, ella se puso firme y le repitió que era necesario que se vaya. Y él le reiteró que no lo iba a hacer, que se iba a quedar. “¿Por qué haces esto?”, preguntó Sofía empezando ya a desesperarse. “Porque volví por ti”, señaló Joel tajante.

A ella no le gustó la respuesta y trató de darle una cachetada. Sin embargo, él fue más rápido y sujetó su muñeca; ella intentó con la otra mano y él también la sujetó con el otro brazo. Comenzaron a forcejear hasta que él la llevó contra una de las paredes.

No se contuvo y comenzó a besarla. Sofía se resistió un poco al comienzo pero, llevada por esa vieja pasión que dormida aún vivía en ella, comenzó a acariciarlo. En ese momento sonó el timbre. Joel se acercó a ver por la mira: era Alexia quien esperaba del otro lado.

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Los tiempos de Joel (capítulo diecinueve)

[Visto: 898 veces]

(viene del capítulo anterior)

Sofía pasó dos semanas en el hospital antes que el médico se decidiera a darle el alta. Su retorno al hogar resultó de mucha alegría para sus hijos, quienes esperaban que tras esta crisis la situación familiar mejorara.

Sin embargo, Manuel no parecía estar tan seguro de ello. Prueba de ello fueron un par de discusiones ocurridas en los siguientes días. La segunda tuvo justamente que ver con la invitación que le hizo Manuel a Joel.

Sofía se rehusaba a ver nuevamente al joven pero su esposo impuso su criterio y decidió que la cena se llevaría a cabo la próxima semana: “te guste o no”, señaló él de forma muy explícita. Esa misma noche, ella llamó a Joel para resolver esta situación: “tenemos que hablar en persona”, fue su escueto mensaje.

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Los tiempos de Joel (capítulo dieciocho)

[Visto: 821 veces]

(viene del capítulo anterior)

Algo le iba a responder Sofía, pero en ese momento llegó Alexia y tuvo que reprimir sus impulsos. Más aún cuando, casi de inmediato, llegaron su esposo y Fernando para poder ver cómo estaba su estado.

Joel salió un momento afuera para dejarlos conversar tranquilamente. A Manuel ya su hijo le había explicado la situación, pero igual insistió en preguntarle a su esposa qué había ocurrido. “Fue sólo una impresión muy fuerte”, contestó ella con desdén, “ ya ves que no es la primera vez que me pasa”.

Un poco exasperado por la forma en que le respondió, Manuel empezó a recriminarle su mala alimentación, pensando que quizá por eso Sofía sufrió esos dos desmayos. Fernando tuvo sacar a su padre de la habitación para que la situación no pasara a mayores.

Al salir, se dirigió hacia su hija y la abrazó con mucha ansiedad. Luego, volvió su mirada hacia Joel, a quien miró con algo de extrañeza. Alexia lo presentó: “Él es Joel, mi enamorado”. “¿No te conozco de algún lado?”, preguntó él frunciendo un poco el ceño.

Su hija le explicó que su madre había conocido al padre de Joel cuando era más joven. “Entiendo”, señaló Manuel y a continuación lamentó el final abrupto de la cena. “¿Te parece bien si vienes la próxima semana?”, lo invitó con suma amabilidad. “Delo por hecho”, afirmó Joel muy resuelto.

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Los tiempos de Joel (capítulo diecisiete)

[Visto: 862 veces]

(viene del capítulo anterior)

“No sabía que lo había conocido”, dijo Joel fingiendo sorpresa. A continuación, le pidió a Alexia si le podía ir a comprar una gaseosa de la máquina dispensadora. “Sipi”, le contestó ella y, besándolo en la mejilla, salió rauda por la puerta.

“Nunca conociste a mi padre pues me abandonó cuando pequeño, pero tú ya sabías eso”, confirmó Joel sus sospechas. “Es verdad”, habló Sofía con tono de extrañeza, “pero no sabía que mentías tan bien”. Él trató de disculparse, pero ella pasó a la ofensiva.

“No sé qué hiciste para seguir siendo joven, no me interesa”, habló Sofía en tono recriminatorio, para luego agregar, “sólo espero que no hayas tocado a mi hija”. Joel le confesó que, más allá de los besos e insinuaciones de Alexia, nada había pasado.

“Por tu bien, espero que te vayas”, le ordenó Sofía sacando fuerzas de flaqueza. Joel se acercó hasta su oreja derecha y, con la firmeza que hace 25 años no tuvo, él le susurró: “No puedo. He venido para quedarme”.

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Los tiempos de Joel (capítulo dieciséis)

[Visto: 692 veces]

(viene del capítulo anterior)

Sofía abrió de a pocos los ojos. Apenas si se percataba del blanco de la habitación cuando unos brazos el rodearon el cuello. Era Alexia, quien rápidamente se acercó a ella luego de percibir que despertaba. “Hijita”, dijo Sofía con ternura mientras le acariciaba los cabellos.

Extrañada porque no veía a Fernando cerca, quiso saber dónde estaba, y su hija le comentó que él había ido a encontrarse con su padre y que ya estaban en camino. A continuación, le preguntó que pasó. Su hija le contestó que había sufrido un desmayo luego que vio a Joel.

“Sí, fue muy extraño”, explicó Sofía sus sensaciones, “casi diría que me parece conocido. ¿Está por allí?”. Ante la respuesta afirmativa, ella le pidió a su hija que lo llamara un momento. Joel entró en la habitación y Sofía lo miró bien.

“Tu rostro se me hace muy familiar”, señaló ella tras observarlo bien, “¿cuál dices que es tu nombre?”. “Joel Castro, señora, como mi padre”, respondió el joven mirándola fijamente. “Ahora entiendo”, comentó Sofía con cierta ironía, “eres idéntico a tu padre”.

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