Preparándome pal lunes (capítulo cinco)

[Visto: 816 veces]

(viene del capítulo anterior)

Para cuando se levantó, miró por la ventana de su cuarto. Se veía algo oscurecido, lo cual llamó particularmente su atención. Kike volvió su vista hacia su reloj, el que confirmó sus peores temores: habían pasado más de las dos horas pensadas, y esto lo desesperaba.

“¡Tamare!”, se gritó a sí mismo, mientras se agarraba de los pelos. Luego, cogió su mochila y partió raudo para la facultad a ver si se había quedado por allí. Cuando llegó allá, estuvo preguntando por Fabi a algunos amigos que encontró.

Sin embargo, parecía que la mala suerte lo perseguía. Hasta que se acordó y lo llamó a Edson. “¿Te encontraste con Fabi?”, le preguntó con ansiedad. Edson demoró un poco en responder, pero luego dijo que sí y que también le había sacado copia a su cuaderno. “Chévere man, tons voy a tu jato”, cortó la llamada y salió hacia el paradero.

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Los tiempos de Joel (capítulo catorce)

[Visto: 776 veces]

(viene del capítulo anterior)

Joel la llevó a Alexia hasta su casa. Se despidieron con un piquito, y, luego de abrir la puerta, ingresó corriendo hacia el cuarto de su mamá. Apenas la vio, la abrazó con mucha alegría. “¡Ya viene, ya viene!”, gritó emocionada.

“¿Quién viene?”, le preguntó Sofía algo aturdida. “Joel, el chico que me gusta”, dijo Alexia. Madre e hija se miraron y se abrazaron otra vez, mientras saltaban en círculo por la habitación. Cansadas, terminaron por echarse sobre la cama tendida.

“¿Y cuándo viene?”, preguntó Sofía una vez que recuperó el aliento. “No lo sé, déjame preguntarle”, señaló su hija llamando a Joel. “En dos semanas”, contestó Alexia después de comunicarse. “Es perfecto”, dijo su madre y tomó un papel para apuntar algunas cosas.

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Y es que hay un ángel (capítulo cuatro)

[Visto: 847 veces]

(viene del capítulo anterior)

Jorge volvió a su casa. Su rostro desencajado lo decía todo ante la soledad del ambiente. “No queda más que hacer”, se dijo mientras se quitaba la corbata y se desabotonaba el cuello de la camisa. Iba a volver a salir por la puerta, cuando sintió sonar el teléfono.

Respondió con algún escepticismo. “Jorge”, respondió Áurea, “le tengo otra oferta de trabajo para usted”. Él se quedó un momento sorprendido y anonadado. Se tomó unos segundos la cabeza antes de reaccionar: “¡Qué buena noticia! ¿Y dónde me presento?”.

Ella le dijo que lo encontraría antes en un café, para luego señalarle el empleo. “Bien, entonces, mañana nos vemos”, contestó Jorge al terminar. Esperanzado, volvió a la cocina, se preparó una cena ligera y luego se fue a dormir en medio un tenue ambiente de tranquilidad.

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Los tiempos de Joel (capítulo trece)

[Visto: 784 veces]

(viene del capítulo anterior)

Al mediodía siguiente, Joel recibió a todo del grupo de estudio en su depa. Todos estaban encantados con el buen gusto que tenía. En especial Alexia, que no podía dejar de sentirse fascinada con los muebles y el balcón.

“Está de lujo”, le comentó ella con mucho entusiasmo, “lástima que termine un poco sucio”. Joel se rió, pero resultó cierto. Allí almorzaron y también cenaron, estudiaron e hicieron broma. Para las nueve de la noche, todos empezaron a retirarse.

“¿No vienes con nosotros?”, le preguntó su amiga a Alexia. “Me quedó a ayudarlo con los platos”, respondió la joven, se despidieron con miradas cómplices y volvió hacia la cocina. Se acercó hacia Joel, que estaba lavando los platos, y lo abrazó por la cintura.

Él también volteó y los dos empezaron a besarse. Alexia, sintiéndose muy apasionada, intentó quitarle el polo, pero Joel se lo impidió. “Creo que este no es un buen momento”, se excusó él. Ella se molestó, pues no tenía sentido no hacerlo si era algo que sentían mutuamente.

Joel se cerró en su posición y se alejó un poco, en dirección hacia el balcón. “¿Y cuándo?”, le reclamó Alexia casi llorando. Joel exhaló un suspiro, volvió hacia ella y la abrazó muy fuerte. “Luego que conozca a tu familia”, le respondió con cierta melancolía.

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Y es que hay un ángel (capítulo tres)

[Visto: 816 veces]

(viene del capítulo anterior)

Y así fue. No pasó mucho rato más y lo hicieron pasar. Aunque hubiera sido lo mismo no ir: veinte minutos después salía por la recepción con el rostro algo desencajado. “Bueno, al menos valió el intento”, dijo Jorge acomodándose la corbata.

“De todas formas, lo tendremos en consideración”, respondió la recepcionista con tono de esperanza. “Gracias señorita…”, se despedía como esperando respuesta, a lo que ella contestó presta, “Áurea”. “ Gracias Áurea”, dijo Jorge con una leve sonrisa y salió de la habitación.

Áurea se quedó mirando el currículo unos segundos más, antes de depositarlo dentro de un sobre. En una de las esquinas del mismo escribió un código y, debajo del código, la palabra “urgente”. “Creo que ya tengo mi misión”, susurró y cerró el sobre.

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Preparándome pal lunes (capítulo cuatro)

[Visto: 821 veces]

(viene del capítulo anterior)

“¡Examen, examen!”, repitió angustiado mientras terminaba de ponerse el polo. ¿A quién rayos le iba a pedir apuntes? Sus amigos eran unos vagos, leer no era su fuerte, así que odiaría ir a buscarlos como encerrarse en la biblioteca.

“¿A quién, a quién?”, siguió preguntándose insistentemente, hasta que tuvo un instante de lucidez, como si se le hubiera prendido un foco. “Fabi”, se respondió, y la llamó de inmediato; la llamó otra vez, y otra. Nada. Llamó luego al chato Edson para preguntar por ella.

“No sé nada bro, también le voy a preguntar hoy en la facu”, fue lo único que le dijo su pata antes de cortar. Otra vez a modificar su sábado. Tomó su desayuno y se fue otra vez a su cuarto. Sabiendo que la clase de Fabi no acabaría sino en dos horas, se echó en sobre la cama y no tardó en quedarse dormido.

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Y es que hay un ángel (capítulo dos)

[Visto: 749 veces]

(viene del capítulo anterior)

Estaba por completar el manuscrito, cuando su mirada se desvió hacia la sala y allí estaba el periódico que compró antes de salir a trabajar. Con diligencia, pasó las hojas hasta la sección de anuncios, señaló algunos avisos, preparó unos currículos y salió disparado.

Jorge recorrió varios sitios sin mucho éxito: ver largas filas de jóvenes aspirantes lo desanimaba. Finalmente, llegó a un edificio y subió por el ascensor hasta el cuarto piso. “405” se leía en el anuncio y se dirigió hacia esa puerta.

Tocó un par de veces. La puerta se abrió sin demora. Una señorita con mirada sonriente lo recibió en la estancia. “Pase adelante”, le dijo la recepcionista con mucha amabilidad. Le pidió su currículo y le pidió que tome asiento mientras espera.

Jorge se sentó, contagiado de la actitud de la joven, con mucha tranquilidad; pero a los cinco minutos ya estaba muy ansioso. “¿Creen que demorarán mucho?”, preguntó ante la situación. “No se preocupe, estoy segura que ya lo llaman”, respondió la recepcionista.

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Los tiempos de Joel (capítulo doce)

[Visto: 797 veces]

(viene del capítulo anterior)

El semestre avanzó. Alexia y Joel se encontraban con buena frecuencia por el trabajo grupal, aunque eso no siempre significara tener un momento a solas. Ya sea porque se reunían en sitios abiertos o porque él se iba un tanto más temprano, el hecho era que a ella le decepcionaba no poder hablarle sobre ellos.

Esa vez, en que todos ya se iban al mismo tiempo, Alexia lo detuvo un momento y le preguntó por qué no iban a su casa. “¿A estudiar?”, preguntó él con cierto entusiasmo. “Claro”, contestó ella, cambiando rápidamente de respuesta.

Joel le dijo que limpiaría su depa y que la semana próxima estaría encantado de recibir al grupo en su hogar. “Gracias guapo”, se alegró ella e, inclinándose hacia su barbilla, le besó apasionadamente. El le respondió con una ligera sonrisa y subió al auto azul.

Una vez en su depa, Joel empezó a rebuscar cosas en su cuarto. Con ahínco, desordenó parte del armario y redescubrió un álbum grande y viejo. Al abrirlo, sus ojos se llenaron de lágrimas, mientras pasaba una a una las fotos que tenía con Sofía. “Menos mal que te encontré yo”, dijo él secándose la cara.

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Y es que hay un ángel

[Visto: 847 veces]

Jorge entra en el depa y cierra la puerta. Su cara demacrada, mirando al vacío, muestra la honda desesperanza que tuvo que pasar ese día. Su ánimo se derrumbó, y se acuclilló contra la puerta, tapando la cara entre sus manos para que nadie ni nada, ni siquiera el silencio, lo viera llorar.

Tardó varios minutos en poder recuperar la normalidad, aunque no completa. “Despedido”, se dijo a sí mismo, intentando encontrar una explicación a una decisión que no era suya. Pensando que, a su edad, competir con gente joven por un empleo sería una misión complicada.

Sin familia a la cual cuidar, sin grandes amigos a los cuales visitar, así es su vida, sencilla, rutinaria. De la casa al trabajo. Del trabajo a la casa. “¿Y ahora, qué me queda?”, se pregunta desolado, incorporándose lentamente. Busca en su portafolio un papel y empieza a redactar unas cuantas líneas.

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Los tiempos de Joel (capítulo once)

[Visto: 776 veces]

(viene del capítulo anterior)

Sofía la siguió dentro y encontró a su hija echada boca abajo sobre la cama. “Mi niña, ¿qué te pasa?”, se sentó a su costado y empezó a acariciarle el cabello. Alexia, en su debilidad anímica, se levantó de la almohada y se recogió hacia el respaldar.

“Yo vengo para saber cómo estás y Fernando me empieza a fastidiar”, dijo ella, y se lanza a llorar sobre el hombro de su madre, a la que abraza con mucha aprehensión. “Calma Ale”, la consuela su madre para luego explicar, “tu hermano es un poco loco pero no es malo”. Alexia le preguntó cómo se sentía. “Sólo fue un susto, nada de qué preocuparse”, le dijo Sofía esbozando una gran sonrisa.

Eso la hizo sentir mejor a su hija, lo que aprovechó Sofía para preguntar si le interesaba ese joven. “Sí, creo que estoy enamorada”, respondió Alexia algo ruborizada. “Pues bien, si quieres lo invitas a cenar la próxima vez”, le señaló su madre antes de salir del cuarto.

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