Archivo de la categoría: Reflexiones

Artículo que filosofa sobre un tema profundo

Adiós Benedetti, adiós poeta

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Tenía 88 años y un par de libros por delate, pero un problema intestinal nos lo alejó físicamente. El poeta uruguayo Mario Benedetti hallábase retirado de la vida pública en su casa de Montevideo, pero no por eso se jubiló de su eximia labor de escritor. Tuvo una vida llena de sobresaltos, como periodista, activista político (lo que le valió un exilio de diez años), pero es como escritor que logró inmensa fama. Junto con Idea Vilariño y Juan Carlos Onetti formó parte de la Generación del 45, un grupo de intelectuales que le dió brillo a las letras de la república oriental.

Escritor, periodista, intelectual, político. Todas estas definiciones pueden aplicarse a Benedetti, pero sobre todas, poeta, ya que ensalzó para Latinoamérica y el mundo la belleza de los versos de nuestro generos idioma, rico en figuras y colres que describía con serena reflexión. En sus novelas, como La Tregua, deslizó esa misma serenidad para cuestionarnos por las cosas que hacemos y motivarnos, más bien, a “hacer que las cosas pasen”.

En tiempos como estos en que Dan Brown y J. K. Rowling son la norma, Benedetti nos recuerda, como en tantos otros escritores de esta parte del continente, que las obras literarias son el reflejo de las sociedades en que vivimos y que, por tanto, es compromiso del literato mostrar y, a la vez, ser motor de cambio en el camino de nuestros pueblos. Lo propuesto por el poeta, no pierde actualidad: la literatura siempre puede ser un gran espectáculo y siempre está basado en algún aspecto de lo vivido como grupo humano, literatura como entretenimiento sano y también como el espejo en el que nos reconocemos. Por sus ideas, por sus escritos, por sus poemas, Mario Benedetti estará vivo en el recuerdo imperecedero.

Adiós Benedetti, adiós poeta. Sigue leyendo

Goles fortuitos

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Minuto 83. Joris Mathijsen intenta dar un pase a su arquero, pero un vaso en pleno césped le levanta el esférico y su tiro sale por la línea del campo. A la salida del córner, Baumann anota para Werder Bremen el gol que, a la postre, se convertiría en fundamental para clasificarlos a la final de la Copa UEFA. Philip Butters se comienza a preguntar si acaso aquel vaso fue determinante para decretar una circunstancia a favor de uno y desfavorable al otro, y recordaba casos de árbitros que pararon partidos debido a causas diversas, como la pica-pica, el calor, la neblina y muchos otros factores en el mismo sentido.

Vale la apreciación porque, si bien una circunstancia como la descrita puede o puede influir en el desarrollo, en este caso, de un partido de fútbol, cuando influye, cambia el normal ritmo de las situaciones, permitiendo que uno se vea beneficiado sobre otro con absoluta ventaja en lo que a posteriori ocurra. Y vaya si muchas veces esto que ocurre en un campo de fútbol ocurre en la vida diaria: el dato escuchado entre susurros, la puerta entreabierta o la discusión en los baños públicos hacen que información, que mucha gente no debía ni enterarse, sea utilizada para sacar algún provecho posterior, muchas veces cómplice de una conducta antiética.

Es cierto que en muchos pasajes de nuestras vidas estamos expuestos a “ganarnos” con este tipo de escenarios fortuitos donde la suerte de uno se convierte en la suerte de otro por obra y gracia del descuido o la impericia de los demás. Vale entonces preguntarnos si estamos llanos a actuar bajo el filtro ético que debemos poner para evitar que estos goles fortuitos, encontrados de la nada, nos desvien de un camino de rectitud y justicia. Sigue leyendo

De la sobradez al hecho…

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(Debo reconocer que mal no te va, pero cuestiono que no seas lo suficientemente aplicado para las lecturas. En principio pueden parecer fáciles pero, a medida que avancen las semanas, el material ni será muy “easy” ni será muy poco.)

El hecho de que no lea con tanto ahínco no significa que no haga el esfuerzo. Además, hasta el momento, un poco de relax no hace daño: entre hora y hora una llamada a los amigos, una conversa informal, un rato de tele o un juego de compu. Me verás lúdico pero lo cierto es que respondo.

(Claro que respondes y respondes bien, mas una cosa son las calificadas y otra los exámenes. Tantas consultas, difícil que te otorguen. Es mejor tener a conciencia los conocimientos aprendidos; no vaya a ser que el coco se te blanquea y la tembladera no sea del frío sino de la angustia.)

Que ni por un segundo dudes que no soy un descuidado, un malandro, un vago que los lugares de su jato recorre como si el estudio no importara. Tres horas antes de la prueba estoy más concentrado, más fresco, más atento. No creas en todo lo que percibes, mira que te engañas si sales del contexto.

(Del contexto no me salgo, sólo opino lo que veo, y sugiero que no seas tan sobrado con los hechos. La confianza en lo leído no se construye de memoria: se discute, se analiza, se aprende y se cuestiona. No pienses que con media hora se repasa un semestre. Ay de aquellos que, confiados como tú, muy mal terminaron. Bicas y tricas no es mi deseo, así que ahí tienes mi consejo.)

Bueno, está bien. Gracias por el exhorto. ¿Qué horas son?

(Son las cinco en punto.)

¡Qué chévere! Tres horas más de descanso.

(¿Comenzamos con la “despuesitis”?) Sigue leyendo

Magaly versus Angie: Llover sobre mojado

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Tras mucho denostar, Magaly Medina, la noche del lunes, tuvo que admitir que se había equivocado, que había sido “inducida al error” por un grupo de muchachos rimenses que quisieron jugarle una broma, que los miembros de su “unidad de investigación” habían sido sorprendidos, etcétera, etcétera, etcétera. A pesar de ello Angie Jibaja, polémica modelo injuriada, decidió presentar la demanada civil contra la conductora en un juzgado de la capital.

¿Hubo real intención por parte de la presentadora de canal 9 de ofender a la Jibaja? Cierto es que la denostada señorita no es santo de mi devoción, su conducta confrontacional antes de terminar en prisión así lo muestra, pero esa no es razón para considerar que la señora Medina hizo bien. Su “unidad de investigación” grabó un video donde, efectivamente, se ve a una mujer muy parecida físicamente a Angie Jibaja, pero nunca se le ve el rostro, primero. Segundo, el rótulo de abajo decía “Semana Tranca” cuando la grabación ocurrió el 3 de abril. Tercero, al día siguiente del supuesto ampay, y a pesar que esta “primicia” estaba desinflada por las evidencias, la señora Medina insistió en atacar a la modelo.

Como bien recordaba Beto Ortiz en Enemigos Íntimos, el verdadero periodista de investigación no se limita a difundir “versiones sin confirmar”, sino que, en base a los datos que recibe, verifica si la información es verdadera o falsa. Si es verdadera, la denuncia es transmitida, sino se la descarta. Magaly dice confiar en su equipo de “chacales”; sin embargo, uno de ellos ya la mandó a prisión hace seis meses. Urge que, si se precia de ser una periodista, la señora Medina tenga gente que le indique “esto es cierto, esto no”. De no ser así, es posible que vaya a patinar de nuevo y le llueva sobre mojado, como ante la rectificación que le pidió el ex alcalde Martín del Pomar.

Es lamentable que, valiéndose de la recurrente mala fama de una persona, la señora Medina haya querido inflar sus ínfulas y redituar en rating. Ojalá recuerde que, tropezar con la misma piedra, puede llevarla a la cárcel un tiempo considerable. Sigue leyendo

Como si creyera en tus excusas, ¡flojo!

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Vaya si fue una semana complicada, tres calificadas en menos de seis días. Uno se vuelve loco tratando de leer hojas de hojas y más hojas de extenuantes lecturas, para luego plasmar al papel frases inexactas. Creo que así como va todo, me voy a aburrir más rápido que volando, y esta flojera se me hará más persistente.

(De hecho, ya es persistente. Fíjate nomás lo que demoraste en decidir hacer las benditas diapos el otro miércoles. Sin fundamentos racionales que alargaran tu errónea elección, te dedicaste tarde y noche, e incluso madrugada, a matar el tiempo viendo tele, chateando en la compu o durmiendo sobre el colchón. Te sentías tan ligero y despreocupado que la reacción final fue obvia.)

Y sí que lo fue. Rearmar el objetivo del trabajo al caballazo resultó sencillo, pero el enfoque y la presentación dejaron mucho que desear. es como cuando entregaba los pedidos y la bolsa no resistía el peso de la carga o la demora era evidente y el reclamo arreciaba. Esos momentos la verdad que fastidiaban…

(Ahora que mencionas esto último, me haces recordar la ves que fuiste por el Nero a dejar el encargo porque él no quiso, y tú pensaste que se debería al trámite tan engorroso que suponía chequear y rechequear; y al final, aunque quisieras darle tu apoyo, pues era que no cumplía su labor como debía, y eso se reflejó en la frase que le dijiste aquel último viernes que lo viste.)

Me hubiera gustado ser un poco menos duro, sabiendo que su suerte estaba echada pero ya está: la flojera no ayuda a hacer que las cosas vayan bien; por el contrario, es una fuente constante de excusas sin sentido. Mírame a mí: “estuve viendo el Chelsea-Liverpool, por eso no leí”. Ja, sabe a poco la razón.

(Me alegro que seas consciente de la realidad; aceptar tus culpas no hará que desaparezcan tus errores pasados; pero es posible que tu condena personal sea más llevadera: piensa que “la flojera estorba”; destruye los ánimos y, lo peor de todo, complica la existencia y la convivencia. Dicho esto, cuéntame, ¿cómo le harás para el sábado?)

¿Hablas de la pichanga?

(¿Otra vez cayendo en la flojeritis?) Sigue leyendo

Fujimori: la perspectiva moral y el juicio de la historia

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[Advertencia: Esta reflexión fue escrita antes de la lectura de sentencia de ayer martes. Más allá de que el tema es tan complicado por la dificultad a la hora de ponderar las acciones del gobierno fujimorista, el autor de la nota quiere rescatar el aspecto de la valoración moral de éstas, complementadas con la consideración final que cierra el artículo.]

Cerrando el díptico que inicié el pasado lunes, paso a elaborar una lista con el activo y el pasivo del gobierno de ex presidente Alberto Fujimori. En mi modesta opinión, considero que estos son algunos de los acontecimientos que la historia recogerá cuando se tenga que recordar esos años.

Lo bueno:

* La guerra contra el terrorismo. A pesar de algunos execrables acontecimientos, no se puede negar que durante su gobierno se implementó una estrategia de lucha frontal contra los grupos terroristas, los cuales amenazaban la existencia y viabilidad del propio Estado y que fueron derrotados en el campo militar: algunos de los principales cabecillas rebeldes están presos y purgan condenas perpetuas, otro murieron víctimas de su violento accionar. Esta victoria del gobierno fujimorista ha tenido como consecuencia el desánimo y desideologización de los remanentes de estos grupos, ahora reducidos a zonas como el Huallaga y el VRAE y centrados en el “negocio” del narcotráfico.

* Política económica y monetaria. A la par de este esfuerzo, otra batalla fue contra la hiperinflación heredada del primer gobierno aprista. Luego de un shock económico que nadie imaginó que Fujimori aplicaría, y complementado con las primeras acciones para garantizar la viabilidad del país, la economía se empezó a recuperar, el Inti fue devaluado y reemplazado por el más estable nuevo sol. Además, se firmaron convenios de estabilidad tributaria para atraer a los inversores (convenios actualmente fustigados por su permanencia en el tiempo). Quedan como dos manchas: los poco transparentes procesos de privatización de empresas públicas que, si bien redujeron el tamaño del Estado, parecen haberse negociado a precios irrisorios; y la falta de una adecuada política anticíclica luego de la crisis asiática de 1997, lo cual redundó en una persistente recesión hasta el final del gobierno fujimorista.

* Acuerdo de paz con el Ecuador. Luego de una serie de enfrentamientos armados, el último de los cuales sucedió en 1995 durante la llamada Guerra del Cenepa en la zona de la Cordillera del Cóndor, se iniciaron conversaciones de paz con el país del norte luego del Tratado de Paz de Itamaraty, el 17 de febrero de 1995, las cuales culminaron en la firma del Acta Presidencial de Brasilia el 26 de octubre de 1998. Si bien es debatible la cuestión del kilómetro cuadrado reservado para homenajes en la zona de Tiwinza, queda claro que se puso fin a un inútil derramamiento de sangre que llevaba más de un siglo y medio.

* Construcción de obras de infraestructura. Una vez que se dieron las condiciones mínimas de seguridad, se comenzó con la construcción de carreteras y colegios y se retomaron los proyectos de gran envergadura. Un ejemplo de ello es Chavimochic, uno de los proyectos de irrigación más grandes en la costa peruana.

* Viajes presidenciales al interior del país. Como nunca antes un jefe de Estado realizó tantos recorridos por los pueblos alejados del Perú para la inauguración de un colegio o una posta médica, haciendo patente la presencia del Estado en estos rincones desconectados de la realidad nacional.

Lo malo:

* La debacle de la institucionalidad democrática. Con el fin de instaurar el Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional, el 5 de abril de 1992, desde el poder se cometieron una serie de actos deleznables: la disolución del Parlamento, la eliminación del Senado, detención y encarcelamiento de políticos opositores, el control sobre la prensa y la derogación de la constitución de 1979.

* Alineamiento del poder y la corrupción. El brazo derecho de Fujimori, Vladimiro Montesinos, conformó una bien montada maquinaria dentro del Poder Judicial con jueces adictos a sus demandas y a los deseos del gobierno fujimorista; además de negociar sentencias, a cambio de grandes “comisiones” a importantes empresarios. Asimismo, este oscuro personaje, estableció mecanismos de compra de conciencias para lograr una mayoría en el Congreso, favorable al Chino, el año 2000. Igualmente, se boicoteó al Tribunal Constitucional y se lo “reestructuró” para colaborar con la causa del entonces oficialismo.

* La re-reelección. La bancada fujimorista presentó un proyecto de ley denominado “De Interpretación auténtica”, el cual tenía como fin que el entonces mandatario pudiera reelegirse y extender su periodo presidencial hasta el 2005. Aun sabiendo la propia regla de la Constitución de 1993 que ninguna ley es superior en jerarquía a la Carta Magna, Fujimori no aplicó el veto y la aprobó, adquiriendo él la capacidad de postulable. Las elecciones del año 2000 estuvieron cargadas de visos de nulidad y, tres meses después de la toma de mando, Fujimori renunció vía fax, a causa del escándalo del video Kouri-Montesinos.

*Las esterilizaciones forzadas. La denominada Anticoncepción Quirúrgica Voluntaria fue promocionada indiscriminadamente en poblaciones indígenas o de extrema pobreza. Los centros de salud obligaban a su personal a que lograran cierta meta de operaciones de ligaduras de trompa, so pena de despidos arbitrarios, lo cual presionaba al personal médico para engañar a las pacientes. En el expediente de la fiscalía sobre el tema, queda consignados los testimonios de dos directores regionales de salud de la época en donde exponen a Fujimori los resultados de dicha campaña.

* Compra de líneas editoriales y la “prensa chicha”. Hasta la fecha, varios directivos de canales de televisión han sido enjuiciados por el dinero que recibieron de manos del ex asesor, para poner sus funciones informativas al servicio del régimen fujimorista: como se recuerda, las “cortinas de humo” -una noticia de gran impacto que desvía la atención de las investigaciones contra altos funcionarios del gobierno de entonces- fueron recurrentes en aquella década. Del mismo modo, el fenómeno “prensa chicha” aglutinó voluntades para desinformar y envilecer a la opinión pública, no sólo en desmedro de su capacidad de análisis sino también en una deformación -sostienen muchos, perniciosa- del idioma.

Esta es mi apreciación sobre algunos hechos importantes, buenos y malos, del gobierno 1990-2000 y una segunda lectura de estos sucesos me lleva a la siguiente consideración: el Perú es un país con un hambre desmedido de autoridad. Es un lastre que se arrastra desde la dominación española, donde se incuba la figura del hombre fuerte, que es el único que puede llevar a una real transformación de la sociedad. No importa si este hombre es andino o criollo, si tiene o no cultura, si es de derecha o de izquierda: el caudillo representa para el pueblo la garantía de solución para un grave problema, problema que amenaza su necesidad básica de sobrevivencia.

Como contraprestación, muchas veces el caudillo cobra un alto precio: la conculcación u opresión de las libertades, la cual el pueblo aprueba sin chistar, desesperado como está que le resuelvan tal cuestión. Una vez que la gente considera resuelta la situación o que, por el contrario, ha empeorado, descubre que sus libertades están secuestradas; empieza entonces una confrontación que acaba con la muerte, política o real, del caudillo. Maquiavelo señala que “el fin justifica los medios”: es cierto que Alberto Fujimori y su gobierno vencieron al terrorismo y la hiperinflación, lograron la paz con Ecuador y crearon condiciones de inversión, hechos por los cuales se debe estar agradecidos; sin embargo, a cambio nos dejó la pobreza moral y ética en el alma, pobreza que no nos deja avanzar como sociedad.
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Cero trabajo y mucha improvisación

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[Advertencia: Esta reflexión fue escrita antes del día miércoles por lo cual no recoge los sentimientos encontrados del articulista sobre el partido de anoche. Sin embargo, su preocupación sigue válida sea cual fuere el resultado de ayer.]

“La improvisación, uno; el trabajo, tres”. Con esta demoledora frase, el periodista deportivo Eddie Fleischmann extendió el tácito certificado de defunción de nuestra chance al mundial de fútbol Sudáfrica 2010, y reflejó el comprensible malestar de todo un país que tuvo que admitir que se creyó el cuento de los vendedores de humo profesionales que se hacen llamar “dirigentes deportivos”; personajes impresentables que, para variar, otra vez hicieron y deshicieron este mal llamado “proceso”.

La rabia de la hinchada fue clamorosamente interpretada por las dos irreproducibles groserías del comentarista futbolero Gonzalo Núñez, y no es para menos. Era el partido ante el clásico rival, el que de ningún modo se podía perder, pero ocurrió lo previsible: el equipo dirigido por Bielsa, que tendrá tres o cuatro talentosos pero tiene a todos sus jugadores aplicados a una idea de juego, derrotó al seleccionado patrio y con baile incluido, mirando siempre al arco y sin caer en la provocación ni el juego brusco.

Ahora viene el partido con Brasil y todos, incluido el siempre crítico Philip Butters, sostienen que los once de Chemo del Solar van a ser humillados y se traerán una goleada de proporciones impensables. Lo cierto es que en los últimos enfrentamientos sólo se han dado dos resultados posibles: empate a uno y derrota por la mínima. Sucedió en los torneos clasificatorios a Corea Japón 2002 y Alemania 2006. El empate en el Monumental del 2007 me hace por lógica deducir que en Porto Alegre -vaya ironía- los nuestros sumarán su cuarta derrota consecutiva.

Dejando de lado el match del miércoles, lo que viene para el futuro es, simplemente, trabajo duro: contar con dirigentes que verdaderamente sepan de la cuestión fútbol, formar jóvenes deportistas tanto en los fundamentos técnicos como en los aspectos nutricional y del comportamiento, reformar los clubes profesionales y dotarlos de reales divisiones de menores. Recién a partir de allí, contratar a un entrenador capaz, seguro de que los resultados caerán por su propio peso porque cuenta con material humano y organización e infraestructura deportiva de primer nivel.

Hace cerca de 400 años, Calderón de la Barca, a través de su personaje Segismundo, decía “que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”: sí, claro que tenemos derecho a ilusionarnos pero no lo hay a que nos engañen con descaro. 27 años soñando una fantasía que no se vuelve realidad: hoy nos toca despertar, y comenzar a trabajar. Sigue leyendo

Hasta siempre Álvaro Ugaz

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El lunes, cerca de de las 7 pm, falleció Álvaro Ugaz. El reconocido periodista, luego de haber sido sometido a dos operaciones para salvarle la vida, no pudo sobrevivir a un fulminante paro cardiorrespiratorio. Ugaz, quien se desempeñaba como director periodístico de CPN Radio, murió como consecuencia de las múltiples lesiones que sufrió al chocar su automóvil contra un tráiler la madrugada del domingo en la Panamericana Sur, en ruta hacia Lima.

Durante su velorio este martes, quedó patente lo que cosechó el destacado hombre de prensa durante su corta existencia: gente del ambiente político se confundía con familiares y amigos del extinto profesional, apreciado por su carisma y don de gente, el cual demostró, principalmente, durante su trayectoria de 18 años al frente de los micrófonos de RPP, emisora que se convirtió en su segundo hogar. Ugaz deja un enorme vacío por la eficiente labor al frente de los programas radiales que condució en dicha emisora.

Como bien puede observarse, todo el potencial profesional y las virtudes que exhibía Álvaro Ugaz han hecho que nos sintamos conmovidos por su tragedia. Su temprana desaparición enluta a una de las profesiones más incomprendidas y maltratadas en la última década. Como señalé en una anterior oportunidad, la muerte adquiere significado porque trunca la vida, es decir, trunca la posibilidad de desarrollar las acciones y la creatividad de un ser humano excepcional, quien se convierte en luminaria para todos sus colegas, en tiempos donde la noticia pasa tan de prisa que muchas veces olvidamos la debida importancia que debemos conferirle.

De otro lado, ha tenido que ocurrir este triste suceso para que en nuestro país se alcen las voces pidiendo cárcel efectiva para los choferes que cometan homicidio al frente del volante. Y esto lleva al tema tan recurrente y tan peruano de la indiferencia: tuvo que ocurrir el atentado de la calle Tarata para descubrir que el terrorismo no sólo era un problema en los Andes o la selva; tuvo que deshielarse Pastoruri para empezar a tomar conciencia sobre el cambio climático y sus consecuencias; tuvo que morir un ilustre periodista para llamar la atención sobre el peligro que representan conductores ebrios e imprudentes.

Hoy la vida continúa, un poco más gris que el día de tu partida. Lamento no haberte conocido en persona, pero bastan las muestras de cariño recibidas en estos días para dejar en claro tus dotes de brillante comunicador y líder de opinión y, lo más importante, tus innegables dotes de ser humano.

Hasta siempre Álvaro Ugaz. Sigue leyendo

Herido de boca

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Prudencia. Una de las palabras más manoseadas y, por el contrario, menos comprendidas de este idioma. ¿Por qué será que cuando necesitamos decir las cosas de modo tal que no lleve a malentendidos, expresamos las frases sin ningún tino consiguiendo que los demás nos miren con mala cara? A mí, que me ocurre a menudo, no es algo que me mantenga indiferente, por eso es que constantemente pienso en el tema que me ocupa.

Y es que no siempre las personas quieren enterarse de todos los detalles o de toda la sinceridad que recoge una información. Ni tampoco están dispuestas a aceptar ser el hazmerreír de los otros por bromas o subidas de tono o repetitivas, que mellan el espíritu de uno y lo conminan a mantenerse a la defensiva. Es entonces que tiene que aparecer la capacidad de cada individuo para mandar información sin llegar a incomodar al interlocutor.

Como se puede ver, la prudencia aparece, no como promotora del secretismo, sino que funciona como el tamiz necesario para una concreta y correcta comunicación entre hablante y oyente, comunicación que sin menoscabar su importante contenido, sirve para realzar su calidad y conectar a las personas. Si alguien puede entender eso, pues significa que se acabaron los nefastos “irse de boca”: recordar que las palabras pueden herir peor que los golpes. Sigue leyendo

Pista de baile

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Ya son las cuatro de la mañana, y todos tus conocidos se han ido. Es cierto, hubieras querido bailar un poco más porque se nota lo empilado que estás pero la gente no opinó lo mismo: ya estaban durmiéndose o cansados por haber bailado durante horas, y ya la música empieza a volverse repetitiva. El último par de parejas de tu mesa se ha retirado, despidiéndose presurosos para alcanzar algún taxi que pase por la zona.

Te has quedado solo, a excepción de David, quien apura su pucho Lucky Strike para matar el extraño frío del nuevo amanecer. Tú sólo tienes que ocuparte del último vaso de cerveza que te has servido de la última jarra que la última mesera en el piso te retira sin chistar. Mientras, tomas un nuevo aliento para pensar en aquella pista de baile que a cada momento se te muestra más vacía y más ajena.

Entonces, ves que la discoteca es todo un microcosmos de personas y sensaciones: hay de aquellos que toman para olvidar las penas, de los que celebran, de los que bailan cada paso y cada movimiento aunque no sepan cómo, de los que lo hacen para presumir, y de los que se quedan sentados porque están aburridos o sólo porque quieren admirar la belleza de cada coro. En fin, te das cuenta en tu bohemia que las vibras están armoniosas y dispuestas a danzar o ser vistas de modo entusiasta.

Qué va si no te pudiste vacilar hasta las seis de la mañana, pues la gente se fue temprano: ya es hora de ir a casa. De pronto, sientes que una cálida mano toca tu cuerpo, una mujer que no quiere irse sin antes disfrutar de una última pieza a tu lado, chico solitario. Tomados de la mano se dirigen a la pista de baile, sabiendo que la salida puede esperar. Sigue leyendo