Archivo de la categoría: Relatos por Entregas (serie uno)

Relatos literarios escritos por entregas

Disputa en Los Robles (capítulo veintidós)

[Visto: 472 veces]

(viene del capítulo anterior)

La camioneta avanzó durante un buen trecho por la carretera. Rodolfo, que iba en el asiento de atrás, le pidió al conductor que acelere. “Este es el momento”, pensó Luis quien, desde el asiento del copiloto, esperaba hacer su movida.

A cien por hora, el joven apuntó con su arma al conductor. “Disminuye la velocidad o disparo”, lo amenazó. “¿Qué estás haciendo?”, preguntó Rodolfo intrigado por su maniobra. El conductor dudó unos segundos pero, al notarlo tan decidido, redujo la velocidad.

Una vez que el conductor se situó a un costado de la carretera, Luis le ordenó que bajara del auto. Inmediatamente, cerró la puerta y arrancó otra vez. Mientras conducía, aprovechó para hacer una llamada de su celular. “Listo, ya voy en camino”, dijo y miró por el retrovisor a su tío, que seguía sin entender nada.

(continúa)

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Disputa en Los Robles (capítulo veintiuno)

[Visto: 493 veces]

(viene del capítulo anterior)

Rodolfo ingresó con Lucho y su otro guardaespaldas en el taller. Aunque era de día, se notaba un tanto oscuro. “Sería bueno que prendieras uno de los focos”, dijo el patrón a su sobrino. Lucho así lo hizo y encontró una escena escalofriante.

Un hombre estaba tendido en medio del taller, en medio de un charco de sangre y con un agujero de bala en la cabeza. El patrón le explicó que el fallecido le debía mucho dinero y que, a pesar de todas las oportunidades que le dio para pagarle, no lo hizo.

“Es una pena que así termine la gente que te falla, incluso si la quieres mucho”, sentenció Rodolfo mirándolo fijamente. Lucho ya no se sintió tan confiado y el patrón le preguntó a su sobrino si le fallaría. “No tío, no te fallaré”, respondió el joven y volvieron a la camioneta.

(continúa)

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Disputa en Los Robles (capítulo veinte)

[Visto: 525 veces]

(viene del capítulo anterior)

En la tarde del día siguiente, González y Lucho pusieron a disposición del patrón las dos camionetas y las estacionaron a la entrada de la casa grande. Constanza apareció primero por la puerta. El capataz preguntó por el patrón. “Está revisando unos papeles en la oficina. Ya viene”, dijo la joven con normalidad.

Lucho lo llamó aparte al capataz: “pensé que le habías dicho sobre el plan”. González respondió que era mejor que ella no lo supiera por el momento. Luego de media hora esperando, Rodolfo apareció por la puerta junto con un par de guardaespaldas. Aunque Constanza quiso ir con el patrón, él le ordenó que fuera en la segunda camioneta. Lucho subió con ella, mientras González iba en el otro vehículo.

Llegaron a la ciudad y se dirigieron hasta un taller de mecánica. González bajó de la camioneta y se dirigió hasta Lucho. “El patrón quiere que lo acompañes”, dijo el capataz con cierto nerviosismo. González acompañó a Constanza y le dijo al chofer “vamos”. Lucho quedó sorprendido al ver cómo el vehículo se alejaba del lugar.

(continúa)

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Disputa en Los Robles (capítulo diecinueve)

[Visto: 474 veces]

(viene del capítulo anterior)

Cada vez que tenían práctica de tiro, Lucho y el capataz se quedaban conversando cerca de media hora mientras hacían un lento caminar hasta la casa grande. Unas semanas más tarde, Rodolfo le avisó a González que iría a la ciudad.

“¿Y llevarás a Lucho? Ya lo veo listo”, le preguntó el capataz tanteando su respuesta. “Bien, él nos acompañará”, respondió el patrón y le pidió que se retire a sus labores. Lucho y González no se vieron sino hasta aquella noche en las caballerizas.

“Mañana es el día”, dijo el capataz muy convencido. “¿Y si no resulta?”, preguntó el joven con ciertas dudas. “Resultará, sino no podré recuperar a mi hija”, respondió González con tristeza, mientras se acomodaba el sombrero y se iba de allí.

(continúa)

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Disputa en Los Robles (capítulo dieciocho)

[Visto: 455 veces]

(viene del capítulo anterior)

González se quedó esperando en la camioneta, mientras los jóvenes ingresaban a las tiendas del centro comercial. Constanza y Lucho intimaron y se besaron entre pantalones y vestidos. A pesar de no haberlos visto, González se imaginó lo sucedido por la amplia sonrisa de la muchacha.

Para cuando regresaron a la hacienda, Constanza bajó sola en la puerta de la casa. González se llevó la camioneta hasta las caballerizas, donde recién bajó el muchacho. “No sé cómo agradecer lo que has hecho”, señaló Lucho todo sonriente.

“No tienes por qué”, respondió el capataz. “Cómo quisiera que se repitiera esta vez”, anheló el joven mostrando alguna desilusión. “Si quieres estar con ella para siempre, yo te puedo ayudar”, dijo González, dejando a Lucho profundamente desconcertado.

(continúa)

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Disputa en Los Robles (capítulo diecisiete)

[Visto: 479 veces]

(viene del capítulo anterior)

Pasaron seis meses. Cada día, González obligó a Lucho a mejorar su puntería. Luego de terminadas sus labores en el campo, durante dos horas el joven afinaba su puntería con el capataz. A tal punto llegó que, en un mano a mano contra su mentor, Lucho logró derribar sus blancos más rápido.

A González no le quedaba dudas que Lucho ya estaba listo para acompañar al patrón. Sin embargo, Rodolfo desconfiaba aún de la forma cómo actuaría en una situación bajo presión. Prefería ningunearlo cuando se presentaba alguna oportunidad cuando él iba a la ciudad.Constanza se dio cuenta de ello y habló con González.

Esa misma tarde, ella le pidió permiso a Rodolfo para ir a la ciudad a comprar unos vestidos. “Llévate a González para que te pasee”, aceptó el patrón de buen grado. La muchacha fue a buscar al capataz que la esperaba en la camioneta. Abrió la puerta y encontró a Lucho sentado allí. “Sube”, dijo el joven y ella sonrió.

(continúa)

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Disputa en Los Robles (capítulo dieciséis)

[Visto: 539 veces]

(viene del capítulo anterior)

“Parece que saliste muy rápido, sobrino”, fueron las primeras palabras de Rodolfo al encontrarlos comiendo. “Sólo quería salir apenas oí los disparos”, lo excusó Constanza con esa breve respuesta. El patrón sopesó las palabras de la muchacha, y finalmente puso una mano sobre el hombro de Lucho.

“Bien hecho sobrino”, continuó palmeándolo Rodolfo y les pidió que ya todos regresaran a la hacienda. Constanza regresó en una camioneta con el patrón, mientras que Lucho y González fueron en la otra. Aunque el muchacho le preguntó por su “demora”, el capataz no dijo nada.

A la mañana siguiente, González encontró a Lucho muy temprano en uno de los sembríos. “El patrón está agradecido con haber recogido a su señora…”, cortó su anuncio con una cara de extremo desaliento.

Lucho preguntó si había un pero. “Pero cree que fue muy arriesgado: ordenó que sigas practicando tus disparos hasta una próxima oportunidad”, dijo por fin el capataz y le entregó otra vez un revólver.

(continúa)

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Disputa en Los Robles (capítulo quince)

[Visto: 518 veces]

(viene del capítulo anterior)

Lucho y Constanza volvieron hacia el pueblo. El celular de la muchacha sonaba constantemente dentro de su pequeña cartera. El joven le preguntó si acaso iba a contestar. “Lo haré cuando lleguemos”, respondió ella con cierta incomodidad.

Luego de unos minutos, Lucho estacionnó la camioneta en una cafetería. Ambos ingresaron en el local y pidieron unos cafés y hamburguesas. A pesar de que el celular siguió sonando, los jóvenes disfrutaron el lonche como si nada. “¡Qué bueno es tener este momento de libertad!”, señaló Constanza esbozando una amplia sonrisa.

Habían pasado ya más de media hora en ese lugar, y eso inquietó a Lucho; así que le pidió a ella su celular. Constanza se lo dió y él contestó brevemente: “sí, estamos en la ciudad… en la cafetería, al final del pueblo”.

“¿Por qué hiciste eso?”, preguntó la joven muy enojada. “Si quieres que sigamos vivos, es mejor mantener el perfil bajo”, respondió Lucho con una mezcla de prudencia y temor. A los cinco minutos, Rodolfo y González aparecieron en la otra camioneta.

(continúa)

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Disputa en Los Robles (capítulo catorce)

[Visto: 508 veces]

(viene del capítulo anterior)

“¿Qué fue lo que pasó?”, le preguntó Lucho a Constanza una vez que estuvieron en plena carretera. “Avanza un poco más”, contestó la muchacha. Un rato después, le indicó que saliera de la carretera y se adentraran en el prado. “Para aquí”, le señaló, pidiéndole que apagara las luces y el motor.

Constanza le confesó que la conversación de Rodolfo con el dueño del bar se había vuelto un tanto agresiva, y que habían decidido resolverlo “de otra forma”. “Yo nunca creí que pudiera hacerlo… hasta hoy”, señaló la muchacha y comenzó a llorar. Lucho la abrazó y dejó que sus lágrimas cayeran sobre su hombro.

Unos segundos después, él sentía como los besos de Constanza subían por su cuello hasta empezar a robárselos de su boca. Lucho se dejó llevar pero, cuando ella empezó a desabotonarle la camisa, le tomó de la mano.

“Si Rodolfo fue capaz de matarlo al del bar, ¿qué no hará conmigo?”, le preguntó él muy preocupado. “Volvamos a la ciudad a comer algo”, dijo ella con una sonrisa.  Lucho prendió el motor de la camioneta y la dirigió otra vez hacia la carretera.

(continúa)

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Disputa en Los Robles (capítulo trece)

[Visto: 511 veces]

(viene del capítulo anterior)

Durante el largo recorrido de dos horas, Constanza no dejó de mirar a Lucho. Algunas veces en el trayecto, la miraba y ella sonreía, solo para demostrarle que se encontraba más cerca aún de lo que parecía. Esto incomodó por momentos al joven, quien prefería mantener la vista fija hacia la camioneta que iba adelante.

Finalmente, llegaron a la capital de provincia y se estacionaron en la esquina de un bar. Bajaron todos de las camionetas. Constanza entró al bar junto con Rodolfo y detrás de ellos iban González y el otro guardaespaldas.

El que hacía de chofer le dejó las llaves de la camioneta a Lucho “por si fuera necesario” y entró también en el bar. Algo contrariado por la decisión, Lucho se quedó fuera del coche, caminando cerca mientras fumaba un cigarrillo.

Media hora después, salió la chica con cara de pocos amigos. “¿Y el patrón?”, preguntó él confundido con la situación. “Se fue a conversar de negocios a la oficina del dueño de bar”, Constanza respondió con marcado aburrimiento y después le pidió un cigarrillo.

Lucho estaba por prender lumbre cuando unos disparos se escucharon desde el interior. Encendió la camioneta y le gritó a la chica: “entra rápido, vámonos”. Constanza no lo pensó dos veces y subió, dejando atrás a Rodolfo y González mientras escapaban raudos por la avenida principal.

(continúa)

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