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[Advertencia: Los presentados en este relato son personajes ficticios y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.]
La Pelvia: Bien, hoy tengo de invitado en esta sección de mi programa “A la Sazón” a uno de los recientes bloggers que han aparecido en el portal Blog PUCP. Héctor Sánchez, bienvenido, ¿cómo estás?
HS: Bien. Agradezco mucho la oportunidad que me das por tu sintonizado programa para poder dirigirme a tu gran público.
LP: Cuéntame, ¿cómo así nace la idea de tu blog?
HS: Supongo que fue un impulso a no quedarme callado, y pensé que ya habiendo escrito tanto en varios años, pues consideré el blog como una forma interesante de publicar mis creaciones, así que no lo dudé… y aquí estoy casi dos meses después, con un proyecto que cada día que pasa se va consolidando.
LP: Básicamente lo tuyo es poesía y cuentos, ¿cierto?
HS: En principio, sí, más cuentos que poesía… y bueno, últimamente también me he metido a hacer pequeños resúmenes de noticias que me parecen relevantes en la semana, porque, tú sabes, es bueno estar informado aunque sea un poco de lo que sucede en el mundo.
LP: Cierto, capto tu punto, entonces. Pero bueno, como el estilo de este programa es “a la sazón”, pues me toca preguntarte sobre tu momento más dulce en tu vida.
HS: ¿El más dulce? Umm… Si mal no recuerdo, creo que uno de los mejores y más dulces fue cuando ingresé a la universidad en la primera opción… ah, y también cuando ganamos un torneo interno de fulbito en quinto de secundaria… eso sí que fue emocionante porque, como éramos el equipo B y el A era un fuera de serie, pues nadie daba un mango por nosotros.
LP: ¿Y el que consideras el más amargo, el más agrio?
HS: Sin duda, cuando fallecieron mis abuelos, por parte de mi padre, con un año de diferencia entre sus decesos, y también cuando murió una tía mía, muy querida, antes de mi fiesta de graduación. Simplemente, los quería mucho a ellos, y los admiro porque, siendo provincianos, lograron asentarse acá en la capital, y darle a sus hijos lo mejor de sí mismos.
LP: Oh… que pena. Pero así nos toca, mi estimado y hay que seguir con nuestros caminos.
HS: Cierto. Y ahora, ¿qué sabor viene?
LP: ¿Qué tal el más picante?
HS: Pelvia…
LP: Dime.
HS: ¡¡¿Por qué me tocas la pierna?!! Sigue leyendo →