Archivo por meses: mayo 2013

Ecos desde Rasunia (capítulo doce)

[Visto: 624 veces]

(viene del capítulo anterior)

A pesar de los esfuerzos de Alejandro y Baker, no lograron separar aquel día el ADN de los cristales. Cerca de la medianoche, ambos estaban totalmente fatigados. “No ganamos nada con este cansancio, vamos a dormir”, dijo Baker retirándose a su habitación.

El investigador se quedó dormido luego de unos minutos, pero sólo para tener inesperados sueño. “He vuelto aquí, he vuelto aquí”, volvió a escuchar… y de pronto se sintió transportado hacia una tierra extraña. Un suelo yermo con una atmósfera gris era todo su horizonte.

Observó una especie de casas junto a unas montañas. Volvió a escuchar esa letanía detrás de él y miró en esa dirección. Un hombre vistiendo algo parecido a un traje espacial se agachó hasta el suelo y luego se alzó con las manos al cielo. Baker se le acercó y le preguntó qué era este lugar. “Rasunia, mi hogar”, dijo el extraño mirándolo con una serena paz.

(continuará)

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Disputa en Los Robles (capítulo once)

[Visto: 647 veces]

(viene del capítulo anterior)

González lo llevó hasta las caballerizas. Allí había una cerca donde colocó algunas botellas como blancos. “Intenta derribar esas botellas”, dijo el capataz y alejó a Lucho como unos veinte metros de la cerca. Dominado por los nervios iniciales, los disparos del joven se fueron totalmente desviados.

“Muchacho, veo que tendré harto trabajo contigo”, dijo González, acercándose al joven con cara de preocupación. El capataz le hizo el ademán y Lucho le entregó el arma. Se paró con una pierna delante de la otra y miró hacia una de las botellas. Luego, extendió el brazo y apuntó: fue el primer disparo e impactó destrozando el centro de la botella.

“Es así como se hace un buen disparo”, señaló el capataz y le entregó otra vez el arma. Lucho respiró hondo y se colocó justo como había hecho González. Falló la primera bala, falló también la segunda. La tercera destruyó el pico de la segunda botella.

Lucho se alegró de haber acertado, pero miró a González y vio el fastidio en su cara. Le recordó que otros acertaban al primer disparo: “para entonces, ya estarás muerto”, aseveró el capataz y le ordenó que siguiera practicando.

(continuará)

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Tu próximo regreso

[Visto: 453 veces]

Aun cuando camino

por el largo malecón,

no encuentro sosiego

para esta agobiante tristeza.

Pasos que van y vienen

de pies disciplinados,

en un recorrido que me pierde

cuando me quiero encontrar.

Son tan sólo obra y gracia

de una mente confundida

y de un corazón quebrado

en profunda desolación.

Mente y corazón que esperan

tu próximo regreso,

del que no sé cuándo

ni sé si durará.

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Comitiva en Jarumarca (capítulo diez)

[Visto: 591 veces]

(viene del capítulo anterior)

Una vez fuera de la casa, Camilo vio reunida a la gente del pueblo que vino a despedirlo. Saludo a algunos de ellos y, luego, avanzó con su primo hacia la estación del tren. La comitiva de jarumarquinos los seguía detrás mientras lo arengaban y pedían su pronto retorno.

Al llegar a la esquina de la estación, Eleuterio vio algo por el costado y se abalanzó sobre su primo. Un disparo sonó de lejos, y Eleuterio cayó malherido. Camilo desenfundó el viejo revólver: el hijo de Sifuentes también lo tenía en la mira. Sin embargo, no pudo disparar: el pueblo entero también lo tenía apuntado con sus armas.

El pistolero se cercioró que la herida de Eleuterio le había caído en el hombro y no era mortal. “Basta, esta es mi lucha”, gritó Camilo al ver que el pueblo había capturado a Sifuentes y estaban a punto de lincharlo. Le devolvieron su arma al joven y la comitiva se alejó de la estación, llevándose a Eleuterio y dejando a los dos hombres arreglar sus diferencias en un duelo.

(continúa)

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Ecos desde Rasunia (capítulo once)

[Visto: 772 veces]

(viene del capítulo anterior)

“Imagino que viene a ver las pruebas de vida extraterrestre”, dijo Baker con singular ingenuidad. Colotto casi que ignoró el comentario: “querrás decir, la huella radioactiva de los cristales”. Incrédulo, el investigador vio cómo Alejandro le entregaba al capitán otro informe sobre los cristales hallados.

“Una fuente nueva de energía… ¡Excelente!”, señaló Colotto con cara de codicia. Por primera vez en mucho tiempo, Baker sintió que debía decir algo. “Capitán, con todo respeto, hay que hacer más estudios al elemento”, se opuso con sinceridad y fuerza.

“Por supuesto: estudios financieros y de mercado… pero la ganancia está asegurada, ¿no es cierto?”, retrucó Colotto y salió de la sala con una gran sonrisa. Decaído, el investigador apoyó las dos manos sobre una de las mesas. La explotación del cronofobio y la sustancia siete lo preocupaba sobremanera.

“Traté de ocultarle al capitán la radioactividad pero él huele mi miedo”, se disculpó Alejandro mirando de reojo a Baker. El investigador no se amilanó por las intenciones de Colotto: “aún quedan dos días, sigamos estudiando los cristales”.

(continuará)

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Disputa en Los Robles (capítulo diez)

[Visto: 620 veces]

(viene del capítulo anterior)

Ambos pasaron un par de horas haciendo el hueco lo más grande posible. “Ya está”, afirmó González sentir que era del tamaño adecuado. Le pidió a Lucho que tomara un extremo de la bolsa y la depositaran dentro. Con mucho esfuerzo, el joven levantó el extremo señalado y dejó caer la bolsa en el hueco.

“Pésimo, ¿qué es esto?”, preguntó de forma retórica el muchacho. González, que de sarcasmo no entendía mucho, lanzó de frente: “es uno de los guardaespaldas del patrón, murió ayer”. Lucho se quedó pálido, pero el capataz le confirmó que si lo mandaban a la ciudad, era para resguardar a Rodolfo.

“Ayer fue este pobre hombre, mañana puedes ser tú”, respondió González con una sonrisa chueca que le dejó a Lucho una mala impresión. Terminaron de lampear la tierra y el capataz le dio al muchacho una pistola: “es hora de practicar”.

(continuará)

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Día de las Madres, día muy especial

[Visto: 590 veces]

Me tomo este día de descanso de las historias: nada más especial que este Día de las Madres. Un día donde, lo admito, me desperté más tarde que de costumbre, casi como las diez. Y sin embargo, allí mi mamá, mi abuela y mi tía esperaban mi saludo y aún no comenzaban el desayuno. Imaginé que era por mi culpa pero no: mi hermana había ido a buscar bocaditos un poco lejos de casa.Llegó media hora más tarde pero valió la pena: disfrutamos de un sencillo pero riquísimo desayuno.

Luego, fui con mi padre a buscar el almuerzo hasta la casa de mis tías. Nos recibieron con la misma cordialidad y alegría de siempre. A pesar de verlas tan sólo unos minutos, me sentí emocionado de su capacidad de compartir lo poquito o mucho que tuvieran. De vuelta en casa, disfrutar con la familia de los cuyes picantes con sus papas y el mote.

Finalmente, mi hermana se lució partiendo la torta de chocolate que trajo más temprano, además del repartir  los regalos para todas las mamás de la casa, cada uno más bonito que el anterior. Me siento muy bien que todo el día hayamos podido compartir todo el día en familia… y espero que se repita así con todos juntos.

Sólo me queda desear Feliz Día de las Madres a todas y cada una de ellas, pues su amor nos inspira a ser cada día personas mejores.

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Perdido en otoño

[Visto: 511 veces]

Como el calor de la mañana

sometido al viento de otoño,

así muere ya mi impulso,

que no hizo raíz ni fue retoño.

¿Qué me queda por reclamar

si se acabaron mis fuerzas?

¿Qué puedo desear ya

si no me quedan ilusiones?

No soy aquel chico simple

que te iluminó con su luz propia,

se quedó en el pasado dilapidando

su innato potencial.

Hoy sólo queda una sombra,

un espectro gris,

un recuerdo que se desvaneció

sin poderse despedir.

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Comitiva en Jarumarca (capítulo nueve)

[Visto: 643 veces]

(viene del capítulo anterior)

Camilo se agachó para guarecerse, pero ninguna de las balas iba en dirección hacia él. Más bien, observó conmovido cómo el pueblo se había rebelado ante los hermanos Sifuentes: dos de ellos yacían muertos en una esquina de la plaza mientras que el mayor, aún herido, era rodeado por toda la comitiva.

El pistolero se acercó al joven, quien trataba de incorporarse a pesar del sangrado en su pierna derecha. “Se terminó muchacho, entrega tu arma”, dijo Camilo extendiendo la zurda pero manteniendo la diestra cerca del revólver.

El joven entregó el revólver al pistolero, quien pidió a los presentes atenderlo para curarle la pierna. Camilo y Eleuterio se dirigieron hasta la casa Estrada. Fue hacia la habitación a arreglar su maleta. Eleuterio le pidió quedarse esa noche. “No hace falta primo”, respondió el pistolero y se dirigió hacia la salida.

(continuará)

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Ecos desde Rasunia (capítulo diez)

[Visto: 600 veces]

(viene del capítulo anterior)

Baker terminó en shock: el hallazgo de ADN en la estructura de los cristales daba credibilidad al relato grabado sobre el enfrentamiento extraterrestre. Sin embargo, una duda aún seguía en el aire: ¿cuándo ocurrió ese evento catastrófico?

“Eso es lo más sorprendente de todo”, señaló Alejandro acercándole un papel. En él, se indicaba concentraciones de potasio y argón consistentes con un periodo cercano a los ¡cinco mil millones de años!

“Y ese es el máximo registro de datación, quizá sea aún más antiguo”, afirmó en asistente en estado de perplejidad, la misma que animó a Baker a felicitarlo con un abrazo. “¿Me puedo unir a la fiesta?”, gritó Colotto mientras los veía desde la puerta y, por su sonrisa torcida, era claro que venía por sus propios resultados.

(continuará)

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