Archivo de la categoría: Reflexiones

Artículo que filosofa sobre un tema profundo

La indiferencia y el Ser presente

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(¿Cuando se “es” más lejano? Obviamente hay personas que, de uno u otro modo, están alejadas de nosotros, en provincias lejanas o países remotos. Pero siempre existe algún tipo de comunicación, por más dificultosa que esta resulte. En contraposición, hay muchas otras personas a las que vemos a diario y con las que, incluso, establecemos más que sólo un lazo de conversación. Sin embargo, en la mayoría de los casos, por obligaciones de cualquier tipo -laborales, educativas, etc.-, el discurso se vuevle irrelevante y sin sentido.)

(Es aquí donde quiero dejar anotado el sentido de “presencia”: no se refiere a un “estar presente” -puesto que uno puede formar parte de un grupo de amigos que conversan de forma amena sobre un tema que no nos causa mayor interés, de modo que nos volvemos “invisibles”- sino, principalmente, a un “ser presente”, definición que permite que el recuerdo de alguien sea imperecedero por más que ya no exista. Así es que existen las personas vivas “que parecen muertos” como los muertos “que parecen vivos”, como mucha gente opina.)

(Cabe entonces cuestionarse si es positivo que otros te mantengan en la indiferencia. En relación con nuestros conocidos, eso tiene que ver con la influencia que proyectemos en su vida. Si esta resulta positiva, lo lógico es pensar que las implicancias son en el mismo sentido y, por tanto, es probable que la indiferencia dé paso a relaciones de “ser presente” positivas; si esta resulta negativa, es más concreto pensar que las implicancias también son en el mismo sentido y, por tanto, es probable que se mantenga la indiferencia o se establezcan relaciones débiles de “ser presente”.)

(En contraposición, la vida y la experiencia se encargan de demostrarnos muchas veces que las implicancias no siempre van en el mismo sentido que muestra la influencia, por lo que nos encontremos ante situaciones que obliguen a mantener una postura de indiferencia antes que tomar partido por algún sentido de influencia. Dado que la indiferencia tiene como consecuencia el “no ser presente” y que los individuos tienden a ejercer sentidos de influencia, la tendencia nos señala que es negativo mantenerse en la indiferencia.)

(Sostengo, pues, que la indiferencia -como acto del reino humano de lo posible- puede ser realizada con influencia positiva o negativa, es decir, el “no ser presente” obliga a pensar si de verdad somos, como individuos, lo único que importa, cosa muy alejada de la realidad -vista la tendencia a influir-. Por tanto, como conclusión, la indiferencia obliga a los individuos a pensar qué significa el otro para uno mismo y motiva a ejercer influencia, ya sea positiva o negativa, sobre ellos.) (19-03-2007) Sigue leyendo

La victoria de la vida

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(Aunque la vida es corta, resulta un acontecimiento muy importante. Antes de ella, una persona no existe, tiene la cualidad, por decirlo así, de “no existencia”. Durante ella, se establece una situación espacio-temporal que permite desarrollar a los humanos toda una serie de posibilidades que antes de ellos no habrían podido imaginarse. Sin embargo, el hecho que la vida llegue a un fin, en muchos casos llena a los humanos de temor ante la muerte, evento definido como el momento en que la vida se extingue.)

(La premisa de que luego de la muerte estas posibilidades ya no pueden realizarse y, especialmente, el no hacerlas fácticas, puede producir una serie de nefastas implicancias, conlleva a que los humanos teman sobremanera a esta situación.Lo que hay que comprender es que la muerte como tal es sólo ese momento traumático, trágico y doloroso para todos aquellos íntimamente relacionados con el individuo que atraviesa este suceso, luego del cual se vuelve a un estado de “no existencia”.)

(Es decir, que antes y después de la vida de un humano, se impone la situación de “no existencia”, definida como aquella en la que el desarrollo de las posibilidades no es posible. Por lo tanto, la “no existencia” se concibe como algo que, quiérase o no, los humanos “experimentamos”. Sucede que, como tal “experiencia” no ha sido directamente realizada, el humano es incapaz de comprenderlo en la dimensión apropiada, puesto que se piensa en un ser humano en función de los eventos que delimitan la duración de su vida, el nacimiento y la muerte.)

(Sin embargo, ¿qué son estos eventos sino situaciones que interrumpen o dan paso a la existencia o a la “no existencia”? Visto de esta forma, los humanos no deberían sentirse afligidos por la ocurrencia de estos pasajes. Entonces, la aflicción que sienten ante la desaparición de uno de los suyos sólo puede ser producto de la íntima influencia, preferentemente positiva, que estos individuos desarrollaron en su vida. Justamente por esta razón es que la existencia se muestra más importante que la “no existencia”: la vida humana, o el reino humano de lo posible, suspende y quiebra al infinito reino de la nada.) (15-03-2007)

(Como conclusión diré que antes de la vida sólo había energía y materia inerte, y después que se acabe sólo habrán esas dos cosas; por tanto, resumo que la vida es el acto más especial y la rebeldía más grande que puede existir: es el momento que rompe la rutina del universo.) (19-12-2008) Sigue leyendo

La violencia contenida

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(Cuando uno cree haberlo visto todo y experimentado todo, el género humano nos sorprende con su nefasta capacidad de expresar una violencia infinita. Esta violencia sorprende en demasía cuando se muestra manifiesta pero, ¿qué sucede cuando no lo es? Su “no manifestación” no indica que no suceda sino que es oculta -chantaje, extorsión, tortura psicológica y paro de contar-.)

(Sin embargo, ¿qué sucede si una persona, que no le hace mal a nadie, acumula violencia en su ser? Es probable que tarde o temprano estallará contra los demás, una violencia que es capaz de no dejar nada en pie. ¿Es una solución proponer que desfogue de a pocos esta violencia en sus acciones? Alguna vez un escritor señalo que “el escribir es como exorcizar demonios”. Claro, supongo que se refería al hecho de contar, en base a su experiencia, eventos en los que, cara a cara, es muy difícil ser sincero. Muchas de estas cosas incluyen situaciones traumáticas que, si no se tiene la entereza necesaria, pueden llevar a la muerte a esta persona.)

(Este “exorcismo” enfrenta a la persona, puesto que lo obliga a relatar o contar experiencias de la forma más fidedigna posible, para que aquellos con quienes las compartan también participen del dolor que causan estos hechos. Una vez que se siente conforme con esta “curación de heridas”, la violencia inmersa en el alma, se disuelve ante la sensación de alivio. Una sensación que significa la superación de la desgracia.)

(Sin embargo, dirán algunos, las acciones futuras que tengan impacto negativo llenarán de violencia otra vez a la persona, ya que sólo se ha “curado heridas”. No considero que esta catársis sea sólo curar heridas: una vez visto que este expresar es genuino, la persona lo comenzará a practicar con mayor frecuencia. El impacto positivo de todas estas repeticiones llenará de paz al individuo antes atormentado y consolidará en su vida la influencia positiva, influencia que compartirá con otros.) (14-03-2007) Sigue leyendo

La supervivencia de los hipócritas

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(¿Es preciso enfrentarse al fin? Para quien lo conoce, suena a deber seguir viviendo, pero para quien lo supone sin tener alguna prueba en concreto, ¿es válida su preocupación? Me asalta la duda puesto que, si bien es cierto que un día ya no estaré, mi preocupación se muestra como malsana. ¿Y qué sobre la frase “vive intensamente cada día como si fuera el último”? El dicho se revela coherente hasta cierto punto, ya que no dice cómo quiere que vivamos el día. Alguien habló de “hacer las cosas buenas extraordinariamente bien”, y concuerdo en que tiene razón. Sin embargo, hasta qué punto esto sugiere que no habrá conflicto, es un azar: siempre hay personas dispuestas a actuar bajo el influjo de un hado malo, e incluso algunos se aprovecharían de circunstancias adversas para justificar sus terribles fechorías. Ciertamente, los practicantes perversos del mal buscarían su sobreviviencia a costa de destruir las condiciones de los demás.)

(Estando ya en este punto, ¿cómo crees que se podría llamar a una persona cuya alma está dominada por pulsiones malignas, un individuo que, a pesar de todo, no hace mayor mal sino el que se inflige a si mismo? Esto significa que no altera las condiciones de desarrollo de los demás, e incluso puede mostrarse activo en cambiarlas positivamente. Por otro lado, al autoinfligirse un mal, sin decirlo ni demostrarlo a los que lo rodean, deja que los practicantes verdaderos del bien influyan positivamente en su vida, pero es probable que sus acciones de poco ayuden ya que sus pulsiones malignas son tan fuertes como para operar un cambio significativo.)

(¿Estamos acaso ante la formación de un hipócrita perfecto? Según la premisa de su influencia en otros, si tiene un interés oculto en ellos para que luego lo apoyen en alguna de sus acciones, dominadas bajo sus pulsiones, hablamos del “perfecto hipócrita interesado”. Si no tiene este interés, por el contrario y cosa difícil además, hablamos del “hipócrita solícito”: este no es perfecto puesto que su mal ya no lo incide. Sobre la premisa del ser influido positivamente, si tiene ese interés oculto, hablamos del “perfecto hipócrita decadente”, aquel que hará que todo esfuerzo de los demás sea reflejado como inútil, haciendo que decaiga su influjo positivo. Si, por el contrario, no tiene este interés, estaremos ante el “hipócrita incapaz”, dado que no es perfecto ya que aborrece sus pulsiones malignas, aunque ellas lo tengan severamente dominado.)

(Como se ve, las circunstancias que los definen no son contradictorias sino que crean “individuos matizados”; en este caso, hipócritas matizados. Las categorías de perfectos hipócritas no tendrán temor de enfrentarse al fin porque su inminencia les será indiferente, porque han obtenido en base a sus pulsiones malignas todo lo que han querido: para ellos, perderlo a causa de la muerte será algo sencillo de aceptarlo puesto que les ha representado un enorme disfrute. Para las categorías de hipócritas no perfectos, en cambio, la inminencia de tal fin les causará un enorme dolor, y pugnarán por cubrir sus carencias. Es probable que para conseguirlas adquieran el rasgo del “interés oculto” y temporalmente sean unos hipócritas perfectos, pero, cercanos a sus últimos días, su dolor será tal que renieguen de este interés y pongan su esfuerzo en satisfacerse con la influencia positiva de los practicantes verdaderos del bien.) (13-03-2007) Sigue leyendo