Los días de un hombre invisible (capítulo seis)

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(viene del capítulo anterior)

Luego de quedar herido, Ezio faltó a clases. Angie intentó comunicarse con él, pero su celular estaba apagado. Tras varios días en que no supo nada, Ezio apareció de la nada otra vez frente a ella. De hecho, Angie notó la ligera cojera en su pierna derecha.

Ella le preguntó el porqué de su caminar, pero él se excusó diciendo que sólo había sido una resbalada en un piso mojado. Angie decidió creerle y, sobretodo, ayudarlo a que se pusiera al día en sus cuadernos. Ezio sonrió y siguió sonriéndole durante todo el rato que estuvieron juntos ese día.

Se siente contento de saber que no le queda ninguna duda sobre ella, que podrá confiarle siempre todos sus secretos y miedos porque estaría siempre para apoyarlo. Con ese pensamiento se llenó su tiempo y su espacio, tanto así que no se dio cuenta que ya habían salido de la universidad y caminan por una calle a oscuras.

Ezio la detiene un momento. Angie voltea y se le queda mirando. Ezio toca suavemente su pelo con una de sus manos, mientras ella se sonroja y parece esquivarle la mirada. Al final, le devuelve la mirada, toma su cara entre sus manos y lo besa con demasiadas ansias.

Ambos están demasiado contentos, hasta que los faros de un auto vienen a interrumpir el momento. Para ingrata suerte de ellos, el hombre pelirrojo baja rápidamente del patrullero y detiene a Angie por el brazo.

(continúa)

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