(viene del capítulo anterior)
Anderson y el otro salvavidas se comunican con la policía. Después de un rato, el cadáver es levantado y los oficiales toman muestras de las evidencias y los testimonios de ambos. Unos minutos más tarde, Anderson entra a la oficina del jefe esperando saber sobre el futuro de la investigación.
“Que bueno que volviste, no hubiera podido admitir que tuvieras un fracaso”, le dijo el viejo hombre con cierta indiferencia. “Yo tampoco. Ojalá los resultados sean concluyentes”, respondió Anderson muy optimista. “No lo sé, hace un momento llamaron de seguridad del Estado. Ya no tenemos autoridad sobre el ahogamiento de la joven”, señaló el jefe tomando por sorpresa al salvavidas.
Anderson intentó replicar, pero el viejo lo detuvo. “Ya no hay nada más que podamos hacer. Vete a casa”, respondió el jefe mientras lo acompaña hasta la puerta de su despacho para que se pueda ir lo más pronto.
(continuará)