Me odio demasiado
de saberte cada día
variable y lejana
a cercana distancia.
Me odio demasiado
de pensar a cada instante
que no lucho con ahínco
en brindarte más la dicha.
Mas te vas sin esperarme
y arrancado quedo hoy
de tu tiempo y tu espacio,
la dimensión infinita de tu estar.
Me odio demasiado
de amarte cada día
y lo difícil que es decirte
adiós, vida mía. Sigue leyendo
Sérvulo, Sérvulo,
he reservado para ti
el premio ansiado,
la dádiva perfecta.
La he adornado
con ocasión del triunfo
tuyo, imperecedero,
constante y memorable.
Ay Sérvulo,
lo has rechazado
como el mar a las olas,
como el sol a la noche.
Has dejado que se imponga
tu sinrazón y malicia,
que oscura refleja
la rebelde escoria.
Sérvulo, al exilio
hoy te tienes que marchar,
fuera de mi dicha y mi lumbre,
de mi vida y mi hogar. Sigue leyendo
En realidad
triste estoy
y aun el caluroso día
es nublado para mí:
cuando sé que tú
no estás a mi lado.
¿Por qué esa perdida mirada
y aquella gacha cabeza?
De los pájaros los cantos
absurdos son, y el verde del campo
contrasta con el páramo irremediable
en que me conviertes.
No sé cuándo mi oportunidad
ni dónde mi creíble final
sólo sé que la próxima vez
en que por error mis manos frías
tu faz acaricien de nuevo
sé que tú me reconocerás.
(Junio 2002) Sigue leyendo