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Me odio demasiado
de saberte cada día
variable y lejana
a cercana distancia.
Me odio demasiado
de pensar a cada instante
que no lucho con ahínco
en brindarte más la dicha.
Mas te vas sin esperarme
y arrancado quedo hoy
de tu tiempo y tu espacio,
la dimensión infinita de tu estar.
Me odio demasiado
de amarte cada día
y lo difícil que es decirte
adiós, vida mía.