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Madera y cartas,
juntas en el ardiente fuego
se consumen mansamente
con el paso del tiempo.
No quise que fuera así,
que ellas se mantuvieran,
incóulumes, eternas,
descuidadas y vibrantes.
No pudo ser,
te había perdido,
te había desconocido
y te había malquerido.
Esta noche solo veré
la flama inmensa
brotar exiguas cenizas
que volarán al mar.