El bono extraordinario para los policías y militares, que había sido autorizado por el Congreso para su aprobación por el Ejecutivo, fue observado por el presidente Alan García. Dicho pago, que buscaba utilizar los recursos no empleados del presupuesto 2009, fue desaconsejado por la ministra Mercedes Aráoz, al considerar que la recaudación se había reducido y por tanto, no queda ningún saldo por repartir.
En cambio, decidió otorgar, en dos armadas de 50 soles, una bonificación para este año, lo que terminó de matar las pequeñas expectativas de los integrantes de los cuerpos policiales y militares. Al justo reclamo de diversos congresistas, se sumó una movilización de oficiales retirados y familiares de efectivos en actividad. Igualmente, se anunció que el próximo 5 de abril se acataría una huelga en las FFAA y Policía Nacional si es que sus reclamos no son atendidos antes de la fecha.
Por tanto, si bien los economistas sostienen que dar un bono en estos momentos a este grupo de servidores, tal como la propuesta del parlamento plantea, impactaría negativamente en la inflación, no es menos cierto que hay que buscar estructuras de pago coherentes que permitan, que cuando la economía mejore de a pocos, los salarios de policías y militares estén acordes con el nivel real de sus necesidades.