Archivo por meses: diciembre 2008

La violencia contenida

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(Cuando uno cree haberlo visto todo y experimentado todo, el género humano nos sorprende con su nefasta capacidad de expresar una violencia infinita. Esta violencia sorprende en demasía cuando se muestra manifiesta pero, ¿qué sucede cuando no lo es? Su “no manifestación” no indica que no suceda sino que es oculta -chantaje, extorsión, tortura psicológica y paro de contar-.)

(Sin embargo, ¿qué sucede si una persona, que no le hace mal a nadie, acumula violencia en su ser? Es probable que tarde o temprano estallará contra los demás, una violencia que es capaz de no dejar nada en pie. ¿Es una solución proponer que desfogue de a pocos esta violencia en sus acciones? Alguna vez un escritor señalo que “el escribir es como exorcizar demonios”. Claro, supongo que se refería al hecho de contar, en base a su experiencia, eventos en los que, cara a cara, es muy difícil ser sincero. Muchas de estas cosas incluyen situaciones traumáticas que, si no se tiene la entereza necesaria, pueden llevar a la muerte a esta persona.)

(Este “exorcismo” enfrenta a la persona, puesto que lo obliga a relatar o contar experiencias de la forma más fidedigna posible, para que aquellos con quienes las compartan también participen del dolor que causan estos hechos. Una vez que se siente conforme con esta “curación de heridas”, la violencia inmersa en el alma, se disuelve ante la sensación de alivio. Una sensación que significa la superación de la desgracia.)

(Sin embargo, dirán algunos, las acciones futuras que tengan impacto negativo llenarán de violencia otra vez a la persona, ya que sólo se ha “curado heridas”. No considero que esta catársis sea sólo curar heridas: una vez visto que este expresar es genuino, la persona lo comenzará a practicar con mayor frecuencia. El impacto positivo de todas estas repeticiones llenará de paz al individuo antes atormentado y consolidará en su vida la influencia positiva, influencia que compartirá con otros.) (14-03-2007) Sigue leyendo

Papel arrugado

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“Por lo antes expuesto, no tengo la menor duda en admitir que mi mudanza era necesaria para proteger la integridad física de mi familia…”

El gesto adusto hizo palidecer al joven mensajero quien, sin embargo, continuó leyendo de la forma más tranquila que podía: “… y es así que me marcho de la ciudad en el último tren de la tarde, no sin antes expresar mi gratitud por las muestras de cordialidad durante mi corta estancia”, y, pues, luego viene un saludo de despedida y el nombre del señor P***.

– Continúe, por favor.

El joven, desconcertado, dudó en hacerle caso; retirando el papel de su mirada, apreciaba ese mismo gesto adusto, ese gesto que ahora le infundía temor.

– Continúe – dijo el señor.

Su imagen sombría y el sentirse obligado a no revelar el misterio detrás de las palabras lo mantuvieron en silencio. A una señal, dos hombres fornidos lo sacaron arrastrado de la sala. Sonaron dos disparos.

En la calle, a pocos metros, alguien encontraba una pistola y un papel arrugado. (22-06-2004) Sigue leyendo

Cerca de 25

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Ahora que ya se acerca la Navidad, es probable que muchos, a pesar de la crisis económica, ya estén pensando en los regalos que se entregarán este 25 a medianoche. Algunos los preferirán muy costosos y estilizados. Otros, los preferirán significativos, aunque no sean tan llamativos, también habrá los que, por uno u otro motivo no celebrarán esta noche buena. Sin embargo, tendrán también para pensar, ¿qué regalo me gustaría dar en esta fecha?

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La supervivencia de los hipócritas

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(¿Es preciso enfrentarse al fin? Para quien lo conoce, suena a deber seguir viviendo, pero para quien lo supone sin tener alguna prueba en concreto, ¿es válida su preocupación? Me asalta la duda puesto que, si bien es cierto que un día ya no estaré, mi preocupación se muestra como malsana. ¿Y qué sobre la frase “vive intensamente cada día como si fuera el último”? El dicho se revela coherente hasta cierto punto, ya que no dice cómo quiere que vivamos el día. Alguien habló de “hacer las cosas buenas extraordinariamente bien”, y concuerdo en que tiene razón. Sin embargo, hasta qué punto esto sugiere que no habrá conflicto, es un azar: siempre hay personas dispuestas a actuar bajo el influjo de un hado malo, e incluso algunos se aprovecharían de circunstancias adversas para justificar sus terribles fechorías. Ciertamente, los practicantes perversos del mal buscarían su sobreviviencia a costa de destruir las condiciones de los demás.)

(Estando ya en este punto, ¿cómo crees que se podría llamar a una persona cuya alma está dominada por pulsiones malignas, un individuo que, a pesar de todo, no hace mayor mal sino el que se inflige a si mismo? Esto significa que no altera las condiciones de desarrollo de los demás, e incluso puede mostrarse activo en cambiarlas positivamente. Por otro lado, al autoinfligirse un mal, sin decirlo ni demostrarlo a los que lo rodean, deja que los practicantes verdaderos del bien influyan positivamente en su vida, pero es probable que sus acciones de poco ayuden ya que sus pulsiones malignas son tan fuertes como para operar un cambio significativo.)

(¿Estamos acaso ante la formación de un hipócrita perfecto? Según la premisa de su influencia en otros, si tiene un interés oculto en ellos para que luego lo apoyen en alguna de sus acciones, dominadas bajo sus pulsiones, hablamos del “perfecto hipócrita interesado”. Si no tiene este interés, por el contrario y cosa difícil además, hablamos del “hipócrita solícito”: este no es perfecto puesto que su mal ya no lo incide. Sobre la premisa del ser influido positivamente, si tiene ese interés oculto, hablamos del “perfecto hipócrita decadente”, aquel que hará que todo esfuerzo de los demás sea reflejado como inútil, haciendo que decaiga su influjo positivo. Si, por el contrario, no tiene este interés, estaremos ante el “hipócrita incapaz”, dado que no es perfecto ya que aborrece sus pulsiones malignas, aunque ellas lo tengan severamente dominado.)

(Como se ve, las circunstancias que los definen no son contradictorias sino que crean “individuos matizados”; en este caso, hipócritas matizados. Las categorías de perfectos hipócritas no tendrán temor de enfrentarse al fin porque su inminencia les será indiferente, porque han obtenido en base a sus pulsiones malignas todo lo que han querido: para ellos, perderlo a causa de la muerte será algo sencillo de aceptarlo puesto que les ha representado un enorme disfrute. Para las categorías de hipócritas no perfectos, en cambio, la inminencia de tal fin les causará un enorme dolor, y pugnarán por cubrir sus carencias. Es probable que para conseguirlas adquieran el rasgo del “interés oculto” y temporalmente sean unos hipócritas perfectos, pero, cercanos a sus últimos días, su dolor será tal que renieguen de este interés y pongan su esfuerzo en satisfacerse con la influencia positiva de los practicantes verdaderos del bien.) (13-03-2007) Sigue leyendo

Bajo la lluvia, bajo mi pena

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Había pensado pasar el día en el parque, tranquilo, sin molestias, sin recuerdos. Quería olvidar ya aquellas lágrimas gratuitas que me dejó tu incomprensible adiós. Pero no. Sigues allí, en mi mente, pendiente siempre de alguna imagen espontánea que te devuelva a mí. Y lloro en mi interior, lloro porque no te olvido. Gotas de lluvia que acompañan mi dolor… Sigue leyendo